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Cuando Jungkook abrió los ojos, no sabía dónde estaba. Todo lo que pudo abarcar fue el insoportable dolor en su cabeza y en sus costillas. Se sentían magulladas. También su rostro dolía y se sentía hinchado. Mierda, ¿Le habían dado una paliza mientras estaba inconsciente? Jodidos cobardes. Tenía que haber sido eso porque no recordaba sentirse la cara como si se la hubieran partido a hostias.

Poco a poco, Jungkook fue encontrando la forma de orientarse. Estaba de nuevo en el callejón donde habló con aquellos matones, solo que ahora era temprano en la mañana y no de noche. Podía oír pajaritos piar. ¿Cuánto tiempo habría pasado desde entonces?

Apretó los ojos y frotó sus sienes tratando de volver en sí. Estaba vivo. Estaba... sorprendentemente vivo. Su especie de plan improvisado había funcionado. Por supuesto no sabía una mierda del paradero de Park Hyungwoon, pero ya tendría momento de ocuparse de eso. Jungkook ya estaba pensando a cien por hora en su cabeza, pero su cuerpo le dio el necesitado freno cuando trató de levantarse y todo lo que sintió fue el dolor estallando en su sistema.

Joder.

Jungkook fijó sus ojos en el contenedor de basura que tenía en frente y se concentró en respirar. No podía quedarse todo el día en aquel maldito callejón, tenía cosas que hacer y un mocoso que visitar.

Un sentimiento de inquietud atravesó sus pensamientos y las ganas de ver a Jimin fueron mayores que cualquier cosa.

Para cuando el dolor se tornó más o menos soportable, Jungkook ya estaba de pie saliendo de aquel callejón de mala muerte.

Las había tenido peores.

...

Esquivar a los médicos y enfermeros del hospital fue una tarea prácticamente imposible. Jungkook se sintió de vuelta en una de esas misiones que les programaban cuando apenas eran militares de bajo rango buscando convertirse en soldados. Tuvo suerte de que siempre había sido el mejor.

Sabía que necesitaba atención médica. Por un infierno, el dolor en sus costillas no dejaba de recordárselo, y por lo menos necesitaba dormir por doce horas seguidas, pero no podría descansar si no veía a Jimin antes. Se había formado en lo más hondo de su pecho la sensación angustiosa de necesidad. Había cuidado a ese mocoso por decenas de días y había gastado cada minuto de su tiempo velando porque estuviera a salvo. Ahora era una necesidad constatarlo, estar a su lado y cuidarlo.

¿Habría despertado?

La doctora dijo que tardaría en hacerlo. Que necesitaba descansar. Lo habían disparado.

¿Si Taehyung hubiera recibido atención médica al instante, podría haber sido salvado?

Jungkook alejó aquel pensamiento rápidamente. No podía entretenerse con eso ahora. Taehyung le lanzó una mirada comprensiva y Jungkook siguió hasta dar con la habitación de Jimin.

Después de escuchar a través de la puerta y confirmar que no había ningún médico, Jungkook abrió la puerta y entró. Seokjin se levantó automáticamente de un sillón con la mano en la pistola de su cinturón. Se detuvo al instante y miró a Jungkook como si de una aparición se tratase.

-Te ves como la mierda- Seokjin dijo lentamente mientras alejaba la mano de su pistola.

Jungkook cerró la puerta tras él y desvió sus ojos a Jimin.

El rubio permanecía de la misma manera en que lo había dejado pero a diferencia de aquella vez, ahora había una sonda que se introducía por su nariz. Jungkook anduvo fatigado hasta él y un montón de sentimientos indescifrables retorcieron sus entrañas.

-Sé que nunca has sido muy expresivo pero no me jodas, Jungkook. Estás vivo- Seokjin jadeó sonando incrédulo.

Jungkook soltó una risita y miró de soslayo al militar.

GUARDIÁN - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora