capitulo dos

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Había neblina en mis ojos cansados. Me rehusaba a despertar por completo, sin embargo la voz en mi cabeza aporreaba una campana que me exigía moverme fuera de la cama

Con los músculos de los ojos aprisionados y los de las manos apretados. Escuché por segunda vez algo romperse fuera, un segundo después un sonido similar vino de la cocina

Me removí en la cama, sintiendo un hormigueo frío recorrerme la piel y el estómago

Volví a escuchar otro estruendo y me levanté de la cama con la velocidad de un rayo. No podría ignorarlo más, estaba por vomitar. El nerviosismo aumento cuando mis pies descalzos tocaron el frío suelo

Miré la hora, el tic tac de las manecillas van al ritmo  de mis palpitaciones, mi respiración al de los ruiditos en la planta baja y mis pensamientos al de los gritos afuera

Mierda, esto debe ser una pesadilla. Debía seguir dormida y el efecto de las historias e histeria colectiva del pueblo me estaban surtiendo efecto

Mis ojos seguían en el reloj, sin embargo mis piernas tiemblan mientras avanzan  hacia la ventana. Empuñé la cortina, con la respiración cortada y las súplicas mentales

Es un sueño

Uno muy feo

Una pesadilla

Al tirar de la cortina, la luz naranja me cegó. Perdí el control de todas mis extremidades, incluso de mi rostro

Un gruñido, un grito, un aullido

Retrocedí llevando mis manos a mi boca. Queriendo callar el grito. Las bestias de pelaje grueso y colmillos ensangrentados son todo lo que queda entre las llamas, la madera rota y la carne deshilada.

—Esto no es real, esto no es real ¡Dios esto no es real! —me repetí callendo al suelo con un nudo en la garganta y el pánico sacudiéndome el cuerpo

Una lágrima cayó por mi mejilla, el frío liquido llegó hasta mis labios, un sollozo atacó con agresividad mi garganta. Con las palmas temblando acaricié mis mejillas frías, dí un golpe, luego otro más fuerte que terminó en una bofetada

— Despierta maldita sea

Me removí, aguantando las arcadas y la bilis

Levanté mi mano, lista para otra bofetada. Entonces la puerta se rompió y las astillas volaron en todas direcciones. No pude, solté un grito cuando sus ojos amarillentos se empañaron mezclados con el vapor que escapa de sus fauces

El pelaje espeso de color rojizo se arqueo junto a su espalda. Solo podía escuchar mi respiración y ver mi pecho agitado. Quería correr, no podía 

Entonces sus patas se movieron a mi cercanía,  golpeando contra la madera sus garras. Me contraje lo que pude, intentado alejarme de esa cosa y un sollozo mezclado con un grito salió de mi boca acompañado de un río de lágrimas

Estaba a un metro de mi, abrió sus fauces mostrando su dentadura sucia de sangre. Apreté los ojos sintiendo su aliento caliente contra mi mejilla

Un chillido agudo agrietó mi garganta cuando sus colmillos rozaron mi piel aferrándose a la tela de la camisa. Empezó a tirar de mi, arrastrándome por la madera, rasgando mi carne con los trozos y astillas de madera exparsidos por el suelo

Grité con cada golpe en las gradas, mientras esa cosa me arrastra fuera de la casa. El frío me golpeó, el miedo, la desesperación

No tuve la fuerza ni el valor para forcejear contra esa cosa, me arrastró hasta un puñado de chicas y me dejó entre ellas

Alcé el rostro, encontrándome con el cielo rojo y las llamas que se convierten en humo. Mis lloriqueos se mezclaron con los de las chicas a mi alrededor, no reconocí a ninguna, tampoco me tomé el tiempo de intentarlo, estaba demasiado ocupada intentando recuperar el aliento y perseguir mi cordura

Congelé mis movimientos, el suelo crujió tras nosotras, algunas hojas secas me indicaron el camino que, lo que sea eso , seguía. Bajé la cabeza como acto reflejo. Un par de patas aparecieron frente a mí, del doble del tamaño de mis palmas, del color más negro que pudiera imaginar nunca, con garras sobresalientes, manchadas con un líquido espeso y carmesí

Sin verlo, pude sentir su magnitud frente a mí. El calor hizo hervir mi piel, desde arriba, un vapor removió mi cabello. Apreté los ojos, dejando las lágrimas correr

Pelaje suave rozó mi hombro y luego empujó mi barbilla hacia arriba, obligándome a ver lo que tenía enfrente

Su tamaño es descomunal, no hay cosa con la pueda compararlo, solo se que un grizzly de pronto parece pequeño e inofensivo. El negro de la oscuridad absoluta, esa oscuridad en la que no puedes ver tus propias manos ahora parece pálida, y el rojo de la luna sobre nosotros parece estar encerrada en esos círculos que me penetran el alma

Su aliento rozó mi mejilla, una brisa acarició mi cabello y mis lágrimas se detuvieron por un instante. Se habían terminado quizá

—Por fin te encuentro, promesa mía

Esa oración resonó en mi cabeza, en una voz profunda convertida en eco, casi terminante en abismo

Una vez que el silencio vuelve, no estoy segura si la escuché o la imaginé. Solo se que esos ojos siguen en los míos. Por un momento me siento ser tragada por ellos, ser engullida por ese color puro que hiela el infierno mismo

De pronto parecían estar a milímetros de mi, un segundo más tarde parecía estar dentro de ello, luego no podía ver nada más. Mi cabeza empezó a dar vueltas, la visión se volvió borrosa, no escuchaba más que mi propia respiración, luego no escuchaba nada, ni siquiera mis latidos

La sangre se volvió oscuridad.

Nuestra Luna De Sangre Where stories live. Discover now