Capitulo Veintitrés.

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•••

Dan las seis, los mellizos están medio vestidos para el instituto, mí padre aún luce adormecido, mí cerebro aún no despierta completamente, y mientras nosotros apenas empezamos el día, Chase no deja la bocina en paz.

Es un grosero y mal educado. Eso lo sabía. Sin embargo, por su actitud de ayer pensé que guardaría las apariencias con mi familia.

Mas, esta mañana antes de dar las cinco ha vuelto a mi habitación, casi me ha tirado de la cama y ha ordenado volver a la manada de una vez.

Está insoportable desde la madrugada.

— Cuídate papá, por favor no te esfuerces de más. — Lo abracé cómo despedida.

Besó mi mejilla antes de soltarse de mi abrazo.

— Tu también, hija. Ten cuidado y vuelve alguna vez.

Al pasar a despedirme de los mellizos, abracé a Isaac por un segundo, antes de que la bocina sonara nuevamente.

Joder.

Irina tiene las mejillas rojas y un puchero en los labios.

— No quiero que te vayas.

Tampoco quiero hacerlo, pero no tengo opción, al final, todos sabemos que no puedo quedarme en este lugar. Él no lo aceptaría y los habitantes tampoco me ven con agrado ahora.

— Volveré pronto. — Prometí.

— ¿Cuándo? ¿Un mes?.

Asentí, la abracé una ultima vez y salí de mí antigua casa.
Chase está en la parte tercera de la camioneta, con la mayor expresión de fastidio que alguna vez haya visto en alguien y una de sus manos entre los asientos delanteros desde donde puede hacer sonar la bocina.

— Te dije que podías volver solo. — Bufé.

— No.

Subí a su lado y  las primeras camionetas empezaron el viaje. En el frente, un tipo grande y moreno, con cabello corto y oscuro conduce lento, dando miradas esporádicas en nuestra dirección. Hay un sentimiento en esos ojos rasgados, y aunque no pude identificar totalmente cuál, sé que no es agradable.

Apreté los labios con una sensación de incomodidad.

Díos... ¿Desde cuando tengo tantos "no simpatizantes"? Hasta hace un mes, mi único enemigo era el despertador.

Nuestra Luna De Sangre Where stories live. Discover now