Capitulo veintiuno.

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•••

Por la mañana Irina se había ido, papá dijo que Sofía la obligó a asistir al instituto. Algo raro considerando que Isaac continúa dormido en el saco de dormir, al lado de mi cama.

Lo patee al pasar a su lado, él se removió, balbuceando alguna maldición antes de volver a su sueño.

Jesus.

Luego de una ducha larga y prolongada, tuve que vestirme en el baño, pues Issac no quiso levantarse del suelo aún cuando intenté asfixiarlo con una almohada.

Luego de vestirme volví a mi habitación solo para arrojarle la toalla húmeda sobre la cara e ir a la cocina para preparar el desayuno.

Mientras lo hacía, eché un vistazo al exterior encontrando al menos cuatro tipos fuera de lo común rondado la casa.

Rodé los ojos.

No estoy segura de cual era su orden, pero si "discreción " estaba incluído, habían fallado.
Aunque pensándolo detenidamente, no hay nada que ellos puedan hacer sobre el tema. La mayoría de ellos tienen una altura y musculatura poco común en un pueblerino común.

La situación es totalmente ridícula. Él debe tener un serio problema de paranoia.

Casi daban las nueve cuando Issac apareció en la cocina, con el cabello en todas direcciones y la textura del saco tatuada en las mejillas.

— ¿Que haces despierta han temprano?.

— Vivir. ¿Cómo logras llegar al instituto?.

— Irina no se calla desde que despierta, es como una gallina. — se quejó.

— ¿Cómo lograste que Sofía te dejara quedar?.— pregunté curiosa.

— Simplemente no desperté, si hacía un alboroto te despertaría así que solamente me amenazó y se conformó con Irina. — Dijo sin interés.

Algunas veces comparezco a Sofía. Debió ser difícil lidiar con ambos todos estos años.

— ¿Podemos ir a almorzar afuera? — propuso.

— No. — decidí no explicar la razón. Tengo la leve sospecha sobre que ellos seguirán cada un de mis pasos.

— Marlene, por favor. Quiero algo diferente.

Rodé los ojos.

•••

Torcí los labios observando las diferentes casas a nuestro alrededor. La mayoría tiene alguna de las paredes  ahumadas o agrietadas. No importa dónde mire, hay siempre un recuerdo de esa noche.

Es la apariencia de las construcciones, o las miradas de las personas con la que habité toda mi vida. Conozco a la mayoría aunque sea superficialmente.

Nuestra Luna De Sangre Where stories live. Discover now