día 2: ghibli au

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"Mamá, ¿podemos llevar este gatito a casa?" Preguntó la pequeña Marinette al mismo tiempo que alzaba a un pequeño gato entre sus brazos, acomodándolo en su pecho. Sabine miró con ojos dudosos al felino quien la observaba con grandes ojos esmeralda, casi como si le estuviese preguntando lo mismo que su hija. Bajo la atenta mirada de ambos, Sabine asintió, recibiendo una feliz sonrisa de su hija.

El gato era negro como la noche pero con unas cuencas esmeraldas muy expresivas, como si se intentara comunicar. Marinette solía darle mucha comida, bastante considerando que era un gato no más grande que una zapatilla, pero que con el pasar de los días comenzaba a ganar tamaño, mucho tamaño.

Marinette lo había apodado como Chat Noir y jugaba constantemente con él a espaldas de su madre. Solían compartir comidas, veces en las que Marinette le acercaba pequeños bocados de su plato para que el gato se saboreara los bigotes, que con los días fueron desapareciendo para horror de Sabine, y que solo fue en aumento al notar que el crecimiento del gato no tenía límite, ya llegando al punto de asemejarse al tamaño de su hija de 5 años. En pánico, un día decidió ir a dejarlo a un hogar de animales.

Marinette lloró aferrándose al cuerpo del gato mientras este se sacudía en descontento por la decisión de la matriarca. Él no quería irse, él no quería ser un gato, él quería estar con Marinette, quería ser como Marinette, él amaba a Marinette.

Con sus esmeraldas intentó transmitirle a Marinette que volvería, esta vez en forma de humano. Gracias a un pequeño corte en el dedo anular que Marinette había experimentado hace días, había tenido la oportunidad de probar sangre humana y convertirse lentamente en un niño como Marinette. A solas, y en las oscuridad de ese horrible lugar donde solían dejar encerrados a animales comunes y corrientes, con mucha concentración y esfuerzo, lentamente desarrolló características humanas, convirtiéndose en un pequeño niño con melena rubia, los mismos ojos esmeralda, una jardinera negra que se acoplaba a su pequeño cuerpo y dos pequeñas orejas puntiagudas sobresaliendo entre sus mechones dorados.

En la oscuridad de esa noche corrió por el pequeño pueblo en el que vivía Marinette; demoró toda la noche intentando encontrar el hogar de la pequeña, que se encontraba en la colina más alta del lugar. Cuando llegó, nadie salió a recibirlo. Marinette no parecía estar en casa, de otra forma estaba seguro que ella lo recibiría con un abrazo apretado, de la misma forma como se conocieron. Entró por la puerta trasera del hogar, que siempre se encontraba entreabierta, y se acurrucó entre las sábanas de la pequeña, esperando su llegada.

Marinette estaba muy triste por lo ocurrido y se notaba en su actitud. No prestó atención en todo el día, se mostraba distraída, y cuando Sabine llegó a recogerla a la escuela, sus profesoras le dirigieron palabras de preocupación a su madre, preguntando el porqué de la actitud tan apagada de su querubín. Sabine se sintió culpable de haberle arrebatado algo que le hacía feliz a su hija, pero no podía exponerla a algo que ni ella misma entendía. Llevó a Marinette a casa en silencio oyendo las gotas de lluvia chocar contra el capó del auto; un día nublado y lluvioso, tal como se sentía Marinette sin su Chat Noir.

Finalmente llegaron a casa y Marinette entró cabizbaja a su hogar, que ya no se sentía hogar sin Chat Noir comiéndose sus sándwiches de jamón o ronroneando en su oreja. Los días eran tristes sin él en casa, aunque fuese un gato extraño, gigante y con expresiones casi humanas, ambos se divertían en casa a oscuras, con solo velas iluminando la sala y mirando el mar desde lo alto de la ventana. Deseó que él estuviese ahí ese día que sabía que su madre haría chop suey, ese que tanto le gustaba.

No alcanzó a llegar a su habitación cuando un cuerpo pesado y caliente se acopló al de ella en un abrazo apretado. Pudo distinguir unos mechones rubios y el cosquilleo de una cola negra rodeando su cintura. En su extrañeza, intentó separarse del extraño que la apretujaba, y se encontró con un niño de su edad, rubio y con orejas negras.

"¡Marinette! ¡Soy yo! Ahora somos iguales." Chat Noir, contento con su reencuentro, se pavoneó ante ella, luciendo sus nuevas características. Marinette solo lo observaba con la boca abierta en impresión, examinándolo lentamente. ¿Ese era su gatito? ¡Pero si estaba gigante!

"¿Realmente eres tú? ¿Cómo es que ahora eres igual a mí?" Marinette no podía ocultar la curiosidad que la envolvía, pero sus ojitos zafiro también reflejaban felicidad, felicidad de volver a encontrarse con su gatito.

"¡Magia, es magia!" Exclamó Chat Noir mostrando sus pequeños pero blancos dientes que había desarrollado en las últimas horas; se sentía orgulloso de su esfuerzo. ¡Él haría cualquier cosa por Marinette! "Todo esto, es gracias a ti."

Confundida, Marinette ladeó la cabeza. Si ella no había hecho nada, ¿entonces? "¿Y por qué? No hice nada, te fuiste y no pude buscarte." Ella agachó la mirada apenada de no haber podido buscar a su gatito. Él se había ido y ella ni siquiera pudo buscarlo para volver a estar a su lado; se lo habían arrebatado y ella era culpable.

Al contrario de lo que ella pudiese haber esperado, Chat Noir sonrió de forma brillante, y se fundió en ella nuevamente, apretándole torpemente entre sus diminutos brazos y enrollando su cintura con su cola. "Claro que hiciste algo, Marinette. Me quisiste tal y como era, incluso siendo un gato. Me aceptaste, así como soy, y eso vale mucho más que cualquier otra cosa."


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¡Hola! Este es el día 2 del reto y está inspirado en la película Ponyo, por si no la han visto, es muy linda y estoy segura de que si la vieron entenderán un poco la referencia. No quise hacerlo de otra película porque pensé que habrían muchos, así que Ponyo cayó perfecto para este día. 

¡Gracias por leer! Nos vemos mañana.



noches de ensueño⎥reto marichat 2021Where stories live. Discover now