noches de ensueño⎥reto marichat 2021

día 23: videojuegos

"Eres bastante malo en esto." Mencionó Marinette en un tono burlesco. Chat Noir bufó enojado y se estiró tal como un gato hacia atrás para apoyar su espalda en el sillón intentando ignorarla. Llevaban un buen par de horas jugando Ultimate Mecha Strike III y él era bastante bueno, no por nada había ido al campeonato hace unos años atrás, pero había olvidado lo buena que era Marinette en los videojuegos. Lo había destruido más veces de lo que planeaba recordar y no sabía si él era malo o Marinette tenía alguna cualidad extravagante con el joystick.

Marinette lo observaba con una sonrisa inocente. Ella sabía que era buena, es obvio que lo era, si había ganado el campeonato y había continuado jugando y prácticamente casi diariamente. Era su juego favorito y su padre siempre la retaba a unas cuantas partidas cuando tenía su descanso de la panadería. Tenía más juegos de consola por ahí guardados, pero siempre jugaban Ultimate Mecha Strike III, como si a Chat Noir le gustara perder contra ella.

Marinette soltó una risa ante su pensamiento, ignorando al chico derrotado a su lado, a lo que este se ofendió enormemente.

"¿Te ríes de mí?"

Marinette sacudió la cabeza aún un poco risueña. "No, no. Bueno, quizás un poco." Chat Noir se hundió en el sillón con los brazos cruzados y un pequeño rubor en sus mejillas que resaltaba por debajo de la máscara. Marinette rió de buena gana ante su expresión derrotada.

No se sentía derrotado realmente, al final él sabía que no era tan bueno como ella, pero disfrutaba su compañía durante las tardes. Escucharla reír cuando veía que él perdía constantemente, verla elegir diferentes personajes para probar sus habilidades, la forma en que la punta de su lengua se asomaba por encima de sus labios cuando estaba concentrada. Como lo observaba con cierto ápice de superioridad cuando la ronda terminaba y como siempre ella se llevaba la victoria, alzando sus delgadas cejas hacia él en modo de burla, con sus zafiros brillantes de emoción y sus mejillas arreboladas. Valía la pena cada segundo con ella y no lo cambiaría por nada.