día 4: neko café

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"¿Qué hacemos aquí, Chat Noir?" Preguntó Marinette entornando los ojos hacia el superhéroe, quien observaba fascinado el lugar. Tan ensimismado estaba en su fascinación, que ignoró completamente la pregunta de su acompañante y se adentró al lugar sintiendo el picor en su nariz debido a la cantidad de pelos de gato que estaban flotando en el ambiente.

"Ser felices." Le respondió él con ojos brillantes, emocionado de estar ahí por primera vez en su vida.

Había escuchado hablar múltiples veces acerca de los "neko-cafés" pero no había tenido la oportunidad de poder ir, o a alguien con quién ir, específicamente. Su padre nunca lo hubiese dejado ir a ese lugar, definitivamente no era algo que desde su perspectiva beneficiara a los Agreste, pero para Chat Noir esa ideología era completamente dispar porque, ¿qué mejor que tener la magia del gato negro, y tomarse un café con un gato negro real?

Marinette no dijo nada; ella ya había estado allí con Alya varias veces, de hecho a lo lejos podía observar al mismo gato negro que se le encaramaba en el regazo cada vez que iba allí. Muchas veces pensó que era el espíritu de Chat Noir rondándole, y al final quizás no estaba del todo equivocada porque cuando los ojos de esos dos felinos se cruzaron podía jurar que corazones salían de los ojos de ambos.

Se sentaron en una mesa alejada y pidieron un café cortado cada uno. A Chat Noir realmente no le interesaba el bebestible que estuviese ingiriendo siempre y cuando estuviese un felino ronroneando a su lado. Marinette se mantenía desinteresada con respecto a los gatos que rondaban el lugar, porque el gato que le robaba la atención se encontraba frente a ella, con un par de esmeraldas brillantes enmarcando su rostro y una felicidad palpable en ellos.

Apoyó su mentón en la palma de su mano, dándose cuenta de la alegría que gobernaba a su compañero; se notaba que nunca había estado allí antes, su mirada reflejaba primera vez por todos lados, pero era adorable observar. Se dio cuenta que Chat Noir era feliz con cosas muy pequeñas, como granjear un poco del cariño de un gato callejero o saludar a los parisinos que le sonreían en la calle. Se preguntó si en su vida detrás de la máscara tendría oportunidades así, en las que pudiese sonreír tan abiertamente y disfrutar de las pequeñas cosas que la vida podría traerte.

A ella también le hacían felices las cosas pequeñas y con frecuencia atesoraba los momentos con su familia y amigos fervientemente en su corazón, viviendo cada día como si fuese el último.

Pero lo que más le hacía feliz era ver a Chat Noir feliz, por lo no rechistó cuando este le extendió a un pequeño gato por sobre la mesa, indicando con una seña apurada que lo sostuviera mientras otros tres felinos le trepaban por las piernas.

A pesar de que su camiseta negra, esa que tanto le costó confeccionar, se estaba llenando de pelos del animal que estaba sosteniendo entre sus brazos, lo hizo con cariño, con amor, porque poder presenciar esa sonrisa reluciente valía cada pelo pegado en su torso.





noches de ensueño⎥reto marichat 2021Where stories live. Discover now