día 17: encerrados

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"Oh-oh." Masculló Chat Noir en voz baja, llamando la atención de la chica que se encontraba a sus espaldas. Esta intentó asomarse a observar la situación pero el chico frente a ella volteó antes de que pudiera hacerlo, y alzó a la altura de sus ojos la perilla de la puerta, claramente rota. Marinette soltó un suspiro en un pobre intento de recuperar la paciencia que poco a poco se le escapaba de las manos.

Estaban ahí, en la bodega de insumos de la panadería, en un diminuto espacio, encerrados. No es que fuera lo peor que le podría haber pasado, pero al estar en presencia de Chat Noir, Tikki no podía cooperar y abrir la puerta que se había trabado anteriormente, ahora sin perilla. No tenía su teléfono celular a mano, hacía muchísimo calor ahí abajo y podía sentir como cada vez que inhalaba, unas miles de partículas de harina blanca se le metían por la nariz. Chat Noir estaba un poco incómodo, ya que tampoco podía ser mucho de ayuda ya que si usaba su cataclismo desintegraría la puerta por completo y no quería causar molestias a los padres de la chica después de que fueran tan amables con él, lo que los había llevado ahí en primer lugar.

Era un sábado por la tarde y como siempre, quiso pasearse por la panadería de los Dupain-Cheng. Su fin de semana como rara vez estaba desocupado porque su padre tenía asuntos que resolver fuera de la ciudad, por lo que escabullirse por la ventana era su mejor opción si no quería morir de aburrimiento solo en su habitación, ¿y qué mejor que ir a visitar a Marinette un ratito?

Las cosas habían salido mal desde el principio cuando se encontró a Marinette en la caja registradora batallando con el pedido de un cliente que había pagado con efectivo y la máquina no quería poner de su parte. Finalmente, y por el bien de la máquina, su padre la mandó atrás a buscar más insumos ya que había llegado un pedido y debía hacerse de inmediato. Él, como siempre tan caballeroso, ofreció su ayuda y entre bromas que no parecían hacerle gracia a la chica terminaron en la bodega cada uno llevando una bolsa de harina de 5 kilos, que no pudieron ser entregadas ya que la puerta había decidido que tampoco quería cooperar el día de hoy.

"Como que no es tu día, ¿cierto?" Interrogó el chico de buena fe, pretendiendo meter un poco de conversación. Marinette lo observó con cansancio y él le brindó una sonrisa resplandeciente para animarla. "¡Vamos! Quizás podemos esperar un rato que tu padre se de cuenta que nos demoramos demasiado, estoy seguro que vendrá en unos minutos. Quita esa carita, quizás después podamos echarnos unas partidas para subirte el ánimo, ¿qué te parece?" Ofreció él alegremente, apoyando una mano en el hombro de la chica en señal de apoyo y zarandeándola suavemente para hacerla despertar de ese trance de molestia al que estaba sometida.

Marinette suspiró, intentando verle el lado positivo a las cosas, al final, eso era lo que ella hacía, solo que ese no había sido su día. Apreció enormemente tener a Chat Noir a su lado para arreglarle un poco el semblante y asintió con la cabeza como niña pequeña ante su ofrenda. Chat Noir le regaló una sonrisa brillante que la contagió a tal punto que ella también sonrió. Ambos se quedaron observándose por unos segundos, olvidando momentáneamente la situación en la que estaban, hasta que un sonido en la puerta y unos gritos los hizo desviar su mirada hacia otro lado, sonrojados.

"¡Oh no! Chicos, ¿están ahí? ¡Tom, la puerta del almacén nuevamente está atorada!" Gritó Sabine del otro lado de la puerta, empujándola con su cuerpo, intentando sacar a los adolescentes de ahí y comunicándose a gritos con su marido.

"¡Solo tienes que mover fuerte la perilla!" Sabine siguió en su intento de abrir la puerta por unos segundos hasta que Chat Noir, ya saliendo de su trance, notó que él tenía la perilla de ese lado, probablemente sería bueno mencionarlo.

"Eh, ¿señora Dupain-Cheng?" El movimiento de la puerta cesó del otro lado. Sabine se apegó a la puerta para poder escuchar al superhéroe. "Yo tengo la perilla de este lado, se ha caído." Un suspiro de derrota se escuchó del otro lado.

"¡Tom, llama al cerrajero!"

noches de ensueño⎥reto marichat 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora