69

9.1K 959 545
                                    

Narrador omnisciente:
Un pelirrojo corría como nunca lo había hecho antes. Pensaba en todas las cosas que le podría decir a la chica una vez estuvieran bien.

Cuando llegó a San Mungo rápidamente empezó a correr hacia recepción.
-Becca!- gritó algo alterado a lo que la señora frunció el ceño.- Vengo a ver a Becca Thomsen.

La mujer de recepción, algo molesta y frustrada por la actitud del pelirrojo miró los papeles para luego mirar al pelirrojo.
-Lo siento, solo gente cercana puede visitar a la señorita Thomsen.- dijo mientras masticaba su chicle.

-Soy su novio, déjeme pasar.- implicó Ron a lo que la señora de recepción soltó una carcajada.

-Ja! Acaso la señorita Thomsen tiene dos novios? Eso es imposible, su novio ha sido el que la ha traído. Esta ahora mismo con ella.- dijo con una sonrisa arrogante.

-Qué!? No, no, es mentira! Yo soy su novio! Usted no lo entiende!- gritó furioso a lo que la mujer avisó a unos guardias de seguridad.

-Llévense a este chico de aquí.- dijo a lo que el pelirrojo intentaba zafarse del agarre.
-No! No! Soltarme! Debo ver a Becca! Por favor!- empezó a decir pero nadie le hacía caso.

-Que está pasando aquí?- preguntó Harry entrando junto con Hermione.- Ron, para!- el dijo el azabache algo nervioso.

Detrás de estos, entraban los gemelos quienes se sorprendieron al ver a su hermano pequeño en esa situación.
-Por favor, deben dejarlo pasar.- dijo Ginny quién también se encontraba ahí.

Arthur quién intentaba calmar la situación miró a la señora de recepción.
-Va a decirle a mi hijo donde se encuentra Becca ahora mismo. Somos su familia más cercana.- dijo muy serio.

-Pero...- empezó la mujer a lo que Molly la miró con tal frialdad que no tuvo más remedio que mirar a otro lado.- Planta 4, puerta 428.

Los guardias soltaron al pelirrojo que inmediatamente empezó a correr escaleras hacia arriba. No había tiempo para ascensores.

Mientras subía los pisos, mantenía los puños apretados, solo pensaba en las palabras de esa pesada recepcionista "su novio ha sido el que la ha traído".

Tomó aire al llegar a la planta cuatro y se detuvo a mirar los números de las puertas.

402, 404... y así hasta dar con la puerta donde se debía encontrar ella.

Iba a abrir el pomo cuando notó que alguien caminaba hacia él.

Se giró para encontrarse con su problema, su peor problema del que ahora estaba aguantándose las ganas de pegarle.

Estas en un hospital...se decía a sí mismo.

Andrew llevaba un café en su mano, y se notaba que estaba nervioso, algo asustado a decir verdad.

-Te acuerdas cuando yo estaba en mi cuarto año, y estábamos en la biblioteca.- empezó a decir mientras caminaba hacia él.- Si, estoy seguro de que te acuerdas.

-Que quieres ahora?- preguntó intentando parecer fuerte ante el pelirrojo.- Que haces aquí? Acaso no te ha quedado claro que no pintas nada?

Pero lo que no sabía era que aún no había conocido al Ron furioso y celoso, se había metido donde no debía.

-Me dijiste algo que recordé durante mucho tiempo... al principio me asustaba.- dijo mostrándole una sonrisa sarcástica.- Creo que ahora el que debe tener miedo eres tú.

-Espera...no, no hace falta ponerse así.- empezó a decir nervioso y fue cuando Ron lo tomó por el suéter que llevaba y lo pegó a la pared.- Solo éramos niños...

-Acaso creías que ella te preferiría a ti por traerla? Acaso pensabas decirle que eres su novio sin más?- le dijo a lo que Andrew tiró el café al suelo.- Bueno, déjame decirte que estás muy equivocado.

Al soltarlo, Ron solo pronunció un "véte".

El pelirrojo suspiró para volver a tomar el pomo y abrir la puerta de una vez por todas.

Cuando entró se quedó observando a la chica que seguía con los ojos cerrados.

Cerró la puerta y se acercó rápidamente donde se encontraba ella para mirar a otro sitio y empezar a llorar.

Tenía a Becca, a la chica que amaba delante de él, viva, respirando, sana y a salvo. Le tomó la mano y la empezó a acariciar mientras intentaba controlar su respiración.

De repente, la chica empezó a toser provocando que las pulsaciones y la tensión empezaran a ir más rápido. La bolsa de suero que tenía la chica para poder transferirle energía y hidratarla empezó a tener un color rojizo.

La chica estaba sangrando.

-Pero qué?- empezó a decir el pelirrojo preocupado.- Alguien? Ayuda!- dijo avisando a los enfermeros y doctores.

-Debe salir ahora mismo.- le pidió una enfermera sacándolo fuera de golpe.
-No, no déjeme entrar!- le pidió el pelirrojo desde fuera.

Se asomó a la puerta para ver que le hacían a la chica que parecía empeorar.
-La perdemos! Rápido!- se escuchaba como gritaban los doctores.

-No...- dijo el pelirrojo deslizándose por la pared ahora quedando sentado en el suelo con las manos en la cabeza.

Esto no podía estarle pasando. No ahora.

Se escuchaban murmullos y los médicos como hablaban entre sí mientras se escuchaban los pitidos de la máquina.

-Ron!?- dijo Harry llegando con él.- Nos han dejado pasar...- dijo mirando a su familia que venía con cara preocupada.

Molly quién ya lloraba abrazó a Ron quien no dudó en volverle el abrazo mientras sollozaba.
-Mamá, no quiero perderla...- dijo entre llantos.

-Nadie quiere perderla hijo.- le respondió su madre abrazándolo aún más.

De un momento a otro, dentro de la habitación, no se escuchaba ningún sonido de máquina, no se escuchaba a nadie hablando, sino que era un silencio absoluto y total cortado por los llantos silenciosos de todos.

Ron quién se fijó en ese detalle, frunció el ceño para separarse de su made y mirar la puerta donde habían puesto una cortina en la ventana.
-Que está pasando?- preguntó aún más preocupado.

La puerta se abrió de repente dejando ver a un doctor, algo nervioso.
-Y bien? Podemos verla?- preguntó Ginny con impaciencia.

El doctor miró al pelirrojo.

Nadie sabía que lo que este iba a decir.

my problem (Ron Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora