Capítulo 7: ¡Y que lleve condones!

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Los cafés iban bajando en sus vasos y se agregaban un par de cigarrillos a los ceniceros en la sección de fumadores, donde un hombre entrado en años estaba leyendo a Stephen King, mientras discutía con Dale Barbara y una mujer hablaba por teléfono a un volumen absurdamente alto, mientras las chicas estaban contestando una ronda de estúpidas preguntas que los tipos con lo que estaban sentadas les hacían. Mintiendo, como siempre, los hicieron creer que eran fanáticas y que asistirían a su concierto que sería en dos días más en una plataforma que montarían en la arena O2 de la ciudad.

Lograron zafarse de las garras de aquellos insistentes chicos un par de horas después, cuando el sol empezaba a bajar por el horizonte de la ciudad, ocultándose entre los edificios. Rachel y Vett detuvieron los autos frente al apartamento de William. Habían pasado a compara los tickets y algo de mercancía estúpida para la noche del concierto luego de que Jackelinne les pidiera que la dejaran en su casa.

- ¿Cuánto nos costó todo esto? -preguntó Vett abriendo la puerta del departamento para que las chicas pasaran con las compras. Un par de bolsas de Walmart y algo de comida rápida para la noche.

-Siete mil dólares -dijo Viollet con un gruñido al dejar una de las bolsas en la mesa, se apoyó en ella con la cadera y soltó un suspiro, había sido un largo día -. Me parece absurdo, de una u otra forma -dijo rodando los ojos, no creía que esos estúpidos papales con pases VIP costaran tanto, vaya, esos tipos ganaban dinero con solo respirar.

-Al menos tú no derramaste batido de fresa y helado en el asiento de un auto de varios miles de dólares -dijo Atenea viendo a Rachel con las cejas enarcadas, ella le mostró el dedo medio y empezó a desempacar las cosas que habían comprado para cenar, un par de hamburguesas, papas fritas y pasteles de manzana.

- ¿Qué hiciste Rachel? -preguntó William apareciendo por la puerta de su habitación, estaba cruzado de brazos y apoyado en el marco. Había hablado con un tono en el que se sentía una pequeña gota de burla

-Yo, lo siento William -dijo Rachel soltando un suspiro al verlo aparecer -. Te juro que te lo pagaré -dijo rápidamente y se dirigió a cerrar la puerta, dándole la espalda luego de mirarlo a los ojos al hablarle.

-Para la próxima, no bebas fresa en mi auto, Rach -dijo antes de que ella cerrara la puerta y el silencio volviera a extenderse en el lugar, la miró otro par de segundos hasta que ella se dio la vuelta-. ¿Vamos a dar una vuelta? -preguntó William sacando las llaves de un Ferrari de su bolsillo al voltearse hacia las chicas, levantó las llaves y las movió a la altura de su cara.

- ¡Maldición William! -Exclamó Viollet cruzándose de brazos con aire molesto -. ¿Cuántos autos tienes? -levantó las manos al aire y se las puso a él en los hombros, tenía la frente arrugada y lo miraba a los ojos fijamente. Le costaba asimilar la idea de que su primo era un puto millonario a los veinticuatro años que tenía.

-Bueno, en el bufete hay cinco y aquí tengo dos -se encogió de hombros con una ligera sonrisa surcando sus labios. Era un engreído en todo el sentido de la palabra

-Y no tienes casa, señor millonario? -le preguntó Vett arrugando un poco la frente mientras hablaba con un marcado tono de burla, no lograba entenderlo aún después de tanto tiempo.

- ¡Claro que tengo casa! -respondió William riendo y la miró -. De hecho, iba para allá en este momento, señoritas no millonarias -les dijo y metió las manos en sus bolsillos, él solía pagar con la misma moneda muchas ocasiones, le gustaba vengarse. Su prima, Vett y Rose lo fulminaron con la mirada.

- ¿Tienes casa? ¿Propia? -le preguntó Atenea con las cejas enarcadas mientras se cruzaba de brazos -. Siempre pensé que secretamente vivías con tus padres y nos dabas esta dirección cuando nosotras veníamos -le sonrió un poco cuando él la fulminó con sus ojos negros, casi se veía en su próxima tumba. Sonrió internamente, "Ay, William, sabes que me quieres" parecía decirle ella. Rachel rió un poco y caminó hacia la habitación, demasiadas faldas por el día, empezaba a extrañar su jeans.

Cold Blood Secrets (Actualizaciones Lentas)Where stories live. Discover now