Capítulo 21: El Obsequio

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Los dedos de Vett se movían frenéticos sobre el teclado de la pantalla de su móvil, pero la verdad era que no tenía ni la menor idea de qué diablos enviar, y mucho menos a quién enviárselo. Rachel estaba fuera de contacto, Viollet no haría nada con la información y William estaba fuera de la ecuación ya que él no tenía nada que ver con sus misiones.

De repente se sintió muy sola, estaban ellas tres rodeadas de tipos con armas y Edward Black estaba con ellas, era obvio que Rachel no tenía idea, ella ocultaba muchas cosas pero que su hermano las visitaría no era una de ellas. ¿Qué se supone que debía hacer? Aparte de vestirse en los próximos segundos antes de que su jefe sospechara de ella y fuera a buscarla personalmente, esos ojos como el hielo la aterrorizaban.

Puso su móvil al lado y tomó su ropa, que consistía en un pantalón de mezclilla negro y una sudadera del mismo color. Entre más neutral se viera mejor sería para ella.

-¿Soul? -dijo una voz masculina desde fuera de la habitación, luego se escucharon dos golpes en la puerta.

En un salto, metió su móvil bajo la montaña de toallas que estaba en el mueble del baño y se apresuró a la puerta. Giró el pomo y se topó con uno de los hombres encapuchados de frente.

-Estoy lista -murmuró y caminó despacito hacia la cama para sentarse en dónde había estado. En momentos como ese aquella parte de su cabeza que estaba dispersa por todas partes parecía quedarse en un sólo lugar para que ella se calmara.

Notó que Edward la miró fijamente por un par de segundos antes de voltear su mirada a Atenea y a Rose, que seguían de pie frente a él.

-Espero que podamos trabajar bien juntos -sonrió el tipo.

-¿Acaso no lo hemos estado haciendo? -soltó Rose, parecía escupir las palabras. Atenea quizo volarle la cabeza de un disparo.

Edward Black sólo sonrió. Su expresión era inquebrantable.

-Eso es un sí -dijo simplemente-. Nos iremos cuando estén listas, señoritas.

Antes de que alguien pudiera moverse, Atenea abrió la boca.

-Ya estoy lista.

El hombre esbozó otra de aquellas sonrisas que te ponían en alerta e hizo una seña con la mano para que Atenea se dirigiera hacia la puerta.

-Un segundo, falta algo -dijo Vett y se arrodilló al lado de la cama, escuchó como los seguros de las armas de los otros 10 tipos se abrían y con una honda respiración sacó otro bolso de debajo de la cama-. No es nada malo, es sólo un regalo para Gastón -dijo, más para ella que para los demás.

Rose se giró para ver a Edward.

-¿No sería un movimiento poco profesional si hiciéramos volar al jefe en pedazos? -enarcó una ceja-. No tienes que amenazar con dispararnos a cada movimiento.

-Te sorprendería la cantidad de veces que mis subordinados han amenazado con volarme en pedazos, Strakk. Nunca está de más ser precavido -respondió él y cruzó los brazos sobre su pecho, Rose vio los armeses de armas que llevaba bajo el saco negro que vestía.

-Me sorprende que hayan fallado tantas veces -dijo Rose y dio la conversación por terminada, girándose otra vez para ver a Vett.

Vett terminó de abrir la cremallera de la bolsa de tela y apartó los lados de la tela, adentro había una caja de estereofón blanco que servía de hielera.

-Oh... -se escuchó la voz de Edward desde el fondo de la habitación-. Olvidaba ese detalle.

Atenea lo miró y levantó una ceja ligeramente, sentía como si estuviera en una pesadilla.

Cold Blood Secrets (Actualizaciones Lentas)Where stories live. Discover now