Capítulo 9: Sorpresa

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Rachel dejó la taza en el fregadero con un sordo sonido de la porcelana contra el acero gris, dejó escapar un profundo suspiro, su manera favorita de iniciar el día era una buena taza de café caliente y unos bollos de vainilla. Pero esa mañana no habían bollos, y su café se había ido enfriando de a pocos mientras William narraba (con una vena hinchada en su cuello), las hazañas que ellas habían hecho la noche anterior. Y vaya hazañas.

Bien, quizá se habían pasado un poco de la raya, pero por supuesto que ella no admitiría eso frente a nadie, y mucho menos frente a William, y mucho menos en ese momento, ¡menos aún si no quitaba esa asesina mirada de sus ojos! Salió de la cocina tan silenciosamente como entró, necesitaba una ducha bastante larga ahora y dormir el resto del día. Tenía ganas de ser un vampiro, y beber algo de sangre.

-¿Rachel? -la voz dulce y mortal de Vett la detuvo antes de que tomara la barandilla de las escaleras. Se volteó mientras tomaba una profunda inhalación, miró a su amiga.
-¿Sucede algo? -preguntó Rachel apoyando su peso en su pierna derecha, evitando con todas sus fuerzas rodar los ojos. ¿Por qué siempre alguien la interrumpía cuando decidía relajarse?
-Creo que las chicas y yo saldremos por algo de ropa nueva -dijo la rubia ahora pelinegra, retorcía sus dedos -, digo, luego de lo de Espa.... -Rachel la interrumpió.
-¿Creen o irán? -terció la ahora rubia cruzando sus brazos sobre el pecho, exigente, cruel, como solo ella lo sabía hacer.
-Iremos, iremos -se corrigió Vett apenas dando tiempo a Rachel de terminar la pregunta.
-Sí, irán -asintió Rachel -. ¿Quiénes? -le preguntó antes de seguir su camino hacia su habitación, donde la esperaba sus laptops y sus cámaras de vídeo llamada; Vett, anda, mueva esa maldita lengua tuya.
-William irá con nosotras -respondió Vett señalando hacia la puerta de la cocina con su pulgar, justo sobre su hombro.
-Llévense a Jackelinne, hoy no tengo tiempo para sentarme a parlotear con la chica -le ordenó Rachel y se dio la vuelta para seguir subiendo las escaleras.

Antes de que la voz de Vett le diera la señal de entendido, la chillona voz de Jackelinne con su timbre de altanería, le taladró en los tímpanos a Rachel.

-¿Llevarme a dónde, Rachel? -exigió saber la muy... bien, la chica nueva, la que no tenía ningún derecho acerca de cuestionar las palabras de Rachel. Vett volteó a verla con incredulidad cuando cruzó los delgados brazos sobre su pecho, en actitud estúpida, y desafiante.
-Número uno -respondió Rachel enarcando una de sus cejas perfectamente delineadas mientras la miraba directo al alma, sus ojos negros brillaron. Los tatuajes que cubrían sus musculados brazos se tensaron cuando ella los cruzó sobre su pecho -, nunca te atrevas a volver a hablarme como acabas de hacerlo, en tu vida -recalcó cada palabra con su acento ruso latino; notó como el ceño en la chica perdía fuerza -. Número dos, tú vas donde yo quiera, haces lo que yo quiera, duermes cuando yo quiera, y no debes cuestionarme jamás -gruñó y bajó los escalones con tres largos y estilizados pasos, alcanzando el ahora tembloroso cuerpo de Jackelinne en otros cuatro -. Y número tres, si aprecias tu vida, lárgate de aquí antes de que la pierdas -susurró cerca de su oído. Jackelinne se había quedado quieta todo el tiempo, como un borreguito herido viendo al lobo acercarse, Rachel la sintió temblar y sonrió.

Rachel se separó lo suficiente de ella como para ver la gran gota de sudor que bajaba por su sien y se perdía entre su cuello y su blusa. Esbozó una sonrisa y se posicionó para verla a los ojos, los cueles estaban en medio de una cara pálida, como un pastel de vainilla, Jackelinne le devolvió la mirada, asustada de lo que pudiera pasar.

-¿Te quedó claro, amore mio? -le preguntó con una sonrisa tan cínica que si su cabeza empezaba a flotar y se esfumaba, se vería como algo completamente normal, finalizando en italiano, hizo que un escalofrío recorriera de pies a cabeza aquel escuálido cuerpo de modelo con anemia. Jackelinne solo pudo asentir antes de que el aroma a Channel y sexo de Rachel se alejara de ella para volver a la escalera.
-Ya la escuchaste, chica -le dijo Vett y le puso la mano en el codo, Jackelinne dio un salto y la fulminó con la mirada, Vett enarcó las cejas y levantó la barbilla -. Eh, muévete, yo no tengo tanta paciencia como ella -dijo señalando las escaleras con la barbilla, por donde subía Rachel contoneándose.

Cold Blood Secrets (Actualizaciones Lentas)Where stories live. Discover now