04 (Te necesito)

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Una peli rosa bastante sonrojada esperaba a su novia en la orilla de su cama, nunca se había sentado tan recta en toda su vida, la espalda le ardía y sus uñas se arrastraban por sus muslos con insistencia.

Las marcas rojas permanecían en su piel, Tzuyu al llegar y verlas elevó ambas cejas preocupada, Sana se asustó cuando un cuerpo impactó contra su cuerpo— Soy yo unnie —Besó sus labios, la menor sonrió en medio de éste y Sana apretó su cintura impresionando a la menor— Unnie —Un susurro las separo.

La mayor parpadeo varias veces, se sintió mal por haberle provocado eso a su pequeña, sus manos se apartaron con miedo y Tzuyu sonrió negando rápidamente, quería darle entender a su novia que no le había molestado aquello, que fue lindo y a la vez distinto.

Ella quería experimentar, esas ganas de saber que había más allá de besos y abrazos con la chica que ama.

Antes no sentía la curiosidad pero después de que Sana hablara, que las chicas le comentaran algunas cosas y que buscara por internet se dio cuenta que si sentía, que tenía que explotar esa necesidad de una u otra forma.

— ¿Te lastime? —Levantó un poco la camisa de la menor para ver si no le hizo daño, ésta se sonrojo por ese pequeño acto, esto era lo que temía, Sana lo hacía con dulzura y Tzuyu pensaba más allá.

— No, solo que me gusto que lo hicieras —Murmuró con una pequeña sonrisa— Sana se que es muy pronto para hablar de esto o bueno creo que es muy pronto —Jugó con sus manos y empezó a mover los pies con nerviosismo.

— ¿Que quieres decir? —Apretó los labios y miró a los ojos a Tzuyu— No te entiendo ¿podrías explicarme? —Pidió y acuno el rostro de la taiwanesa.

Dejó de mover los pies cuando los pulgares de la mayor acariciaron sus mejillas, cerró los ojos y su cuerpo se fue relajando poco a poco— Quiero hacer todo contigo —Sana sintió sus mejillas arder y mordió solo un poco su labio inferior.

No era porque lo mal pensaba, lo hacía porque le parecía muy tierna la expresión que esta haciendo la mejor, sus ojos cerrados y una pequeña sonrisa adornando su angelical rostro, pensó que era la choca más hermosa del mundo, siempre lo a pensando, pero esta vez estaba más segura de ello.

El amor entre ellas nunca fue fácil y cuando lo destaparon las chicas no podían creerlo— Eres la chica más hermosa del mundo —Los ojos de la menor brillaron al abrirlos y encontrarse los de Sana muy abiertos.

— Una chica hermosa diciéndome que soy hermosa, no tengo nada que decir, solo que estás ciega que tu eres la chica más hermosa de este mundo Sana —Por si fuera poco ambas hicieron un pequeño mohín que aceleró sus corazones, enamoradas, es palabra era poco para describir los sentimientos de ambas.

Se miraron por dos largos minutos y se abrazaron, el contacto físico era algo fundamental para ambas o por lo menos un roce, las hacia sentir tranquilas y unidas.

— Tu siempre tendras todo conmigo —Señaló su pecho— Porque este corazón es tuyo y nadie más —Dijo con una enorme sonrisa, tan grande que cerraba sus ojos y sus mejillas abultadas le parecían de lo más adorables a la menor.

— Se que tengo todo contigo pero me falta algo Sana y sabes que es —La mayor inclinó la cabeza y la apoyó en su mano derecha, no entendía que era a lo que se refería, puede que se refería a más amor, ella le daba de sobra, más besos, también le daba de sobra.

Entonces que, infló sus mejillas y soltó el aire completamente confundida— ¿Que es lo que me quieres decir Tzuyu~ssi? —Unio sus manos.

— Te necesito Sana, estuve investigando algunas cosas y de verdad que te necesito —Bajó la cabeza y la apoyo entre sus manos, Sana no podía creer lo que escuchaba de su pequeña bebé, era algo que la hacía estremecer de pies a cabeza.

— ¿De qué forma me necesitas? —Quería escucharlo de los labios de Tzuyu, que esta le dijera lo que necesitaba.

— De esta forma —Sana no entiendo hasta que la mano de Tzuyu condujo la suya al vientre de la contraría— Dentro de mi.

Los ojos de la peli rosa se agrandaron tanto que creyó que se le saldrían, un grito ahogado salió de sus labios el cual alertó a las chicas que estaban en la sala.

— Tzu-Tzuyu que cosas dices —Apartó la mano con rapidez y la dejó en su muslo— Esas cosas no se dicen.

— ¿Por que no? —La castaña no entendía, no creía que fuera nada malo hablar sobre eso, además fue la japonesa la que comenzó con toda esa conversación y sabía cuales eran las consecuencias, la menor era muy curiosa.

— Porque no puedes llegar y decirme que me quieres dentro de ti, es al-algo que no de-deb-deberias —Tartamudeo y su corazón bombeaba sangre con rapidez— Yo no s-se que de-decir.

Tzuyu apretó los labios y los soltó a los pocos segundos— Se que es difícil para ambas hablar sobre esto —Se acomodó en la cama— Tu quisiste hablar y yo solo estoy aportando a la conversación que tenemos todos los días.

Sana asintió con cuidado y luego negó, no sería capaz, era algo que no podía hacer, sus manos se enfriaron y sus dedos dolían de tango apretarlos, los nervios la consumían.

No sabía si lo iba a hacer bien o si la menor disfrutaría, capaz y lo hacía todo mal como siempre, tenía la creencia de que todo lo que decía o hacía estaba mal.

— Si-siento que no es el momento, hay que esperar —Tzuyu se cubrió con las sábanas y cerró los ojos, ya no quería hablar del tema.

— Nunca es el momento, lo entiendo porque a mi también me cuesta Sana, solo que hay una diferencia —Habló sin quitar la mirada de los ojos de su novia.

— ¿Que diferencia?.

— Que yo te sigo en todo y tu a mi en nada —Sana se sintió algo ofendida pero al fin y al  cabo era cierto, todo el tiempo fue— Buenas noches Minatozaki.

𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐓𝐀𝐋𝐊 𝐀𝐁𝐎𝐔𝐓 𝐒𝐄𝐗Where stories live. Discover now