01 (Primer mes)

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Sana miraba a Tzuyu y viceversa, llevaban quince minutos haciendo exactamente lo mismo porque no tenía nada más que hacer, no es que tenían una vida aburrida es que era un día de esos en los que preferían estar dentro de su casa hablando pero da la casualidad de que no encontraban nada de que hablar, parecía que todos los temas de los que siempre hablan se volvían aburridos y poco prácticos para un día como ese en el que la lluvia parecía haber arruinado cualquier plan que pudiera aparecer de la nada en sus cabezas.

Desde que se casaron han vivido juntas, separadas de todas las chicas ya que querían su propia espacio, luego de la disolución del grupo sus vidas cambiaron por completo ahora no eran nada más que nueve chicas que, aunque sigan teniendo fama, abandonaron lo que más amaban, por diversas cosas de las que no les gusta pensar y mucho menos hablar, claro eso no quita que se vez en cuando se vean ya sea para cenar o para dar una gran noticia, como la de ellas que todavía siguen esperando.

Un bebé.

Al principio era imposible que llegarán a tener un bebé ya que a penas y podían cuidarse de sí mismas, la vida de esposas no era para nada sencilla y tenía demasiadas diferencias con la de novias, así que no estaban muy seguras de apresurarse a tener un hijo hasta que esa necesidad se hizo cada vez más presente y decidieron intentarlo, la que tenía más posibilidades era Sana, pero ésta no quería, a la final ella terminó cediendo luego de meses en los que Tzuyu le estuvo diciendo que deberían tener un hijo, porque era lo que más querían y lamentablemente ella no era una muy buena opción para tenerlo.

Desde ese día lo intentaron hasta que una noche, cuando Minatozaki estaba buscando la comida se mareó y a los pocos segundos cayó en el suelo completamente inconsciente, Chou casi se muere de un paro cardíaco al ver al amor de su vida tirada en el suelo, no reaccionaba con nada del mundo así que con todas sus fuerzas la llevo al hospital más cercanos, luego de algunos estudios y horas en las que no pudo pegar un ojo, le dieron la maravillosa noticia de que la mayor esperaba un bebé, después de llorar por unos treinta minutos seguidos, se dieron cuenta de lo que les estaba pasando.

Porque ya no era una simple imaginación o aquel deseo que se hacía cada vez más presente en el transcurso de los días, ahora era la realidad y debían comenzar a ordenar las cosas, mucho más, como la habitación del bebé y el nombre que todavía sigue siendo una disputa, lo que realmente era un problema era Sana, no porque haya cambiado o se enojara por todo, no habían llegado a esa parte, era porque no podía dormir, se la pasaba comiendo y/o vomitando, no dejaba de quejarse y todo le parecía "incómodo".

Ni siquiera la podía abrazar porque cuando lo hacía la alejaba y le decía que debía estar lo más lejos posible porque si se acercaba la golpearía, creyó que era una broma pero no fue así, era la verdad, cada que se le acerca la golpea o se queja, ya no es la chica de la que se enamoró, esa que la abrazaba y le decía lo mucho que la ama, ahora se han convertido en alguien que sale de la habitación para comer o vomitar, de resto está acostada viendo la ventana, parece demasiado triste y le preocupa.

Así que como hoy se cumplía un mes de embarazo, decidió comprarle el chocolate que tanto le gustaba y algunas velas aromáticas que sabía muy bien que eran sus favoritas, porque quería hacerla feliz, el problema es que no estaba tan segura si estaría feliz por todo lo que está haciendo por ella, lo más probable es que ruede los ojos y le diga que está haciendo las cosas mal, lo entendería y le diría que sí que eso está haciendo, aunque no sea verdad y ella no sienta que esté haciendo algo mal, pero era lo que tenía que aguantar.

Porque fue la que más insisto para que tuvieran un hijo.

— Mi amor —Abrió con cuidado la puerta encontrándose a Minatozaki con una mascarilla acostada sin moverse, parecía un muerto pero no dijo nada para que no se enojara.

— ¿Qué quieres? —El mismo tono de siempre, le molestaba que le hablara así pero no diría nada porque no quiere volver a sentir la ira de Sana.

— Mira lo que te compre —Suspiró y se sentó, había comenzado mal, eso no iba a terminar bien, la mataría si llegaba a tener otro error— Chocolate, helado de fresa y velas —Sana se quedó en silencio mirando todo, sus ojos se paseaban por los productos una y otra vez, Tzuyu ni estaba muy segura del por qué estaba actuando así pero no dijo nada, esperaría una explicación si es que quiere dársela.

La castaña subió lentamente la mirada e hizo un mohín antes de comenzar a llorar— Gracias —Dijo mientras sollozaba, no entendía por qué lo hacía pero se acercó para abrazarla, hace demasiado tiempo que no la sentía así de cerca algo que hizo que su corazón latiera con fuerza, la amaba y aunque no le gustará que llorará estaba cerca así que se daba por pagada, de seguro le había encantado tanto que estaba llorando por eso.

— No debes agradecerme —Se separó un poco y le limpió las lágrimas— Te amo —Sonrió.

— Oh...Tzuyu —Ésta vez lloraba con más fuerza— Yo también te amo —No entendió muy bien lo que dijo gracias a los sollozos pero sonrió, lo más probable es que me estaba contestando lo que dijo— Bebé —Hizo un sonido para que siguiera hablando— Tengo hambre —Chou asintió, sabía que lo estaba.

— Ya te preparo algo —Hizo a levantarse pero Minatozaki la agarró de los muslos y la sentó en su regazo— ¿Que haces? —.

— Te quiero comer a ti —Apretó sus mejillas, en ese momento Tzuyu sintió el verdadero terror.

𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐓𝐀𝐋𝐊 𝐀𝐁𝐎𝐔𝐓 𝐒𝐄𝐗Where stories live. Discover now