009 (El día)

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El amor es algo que reside en nuestro interior, Sana lo sabia desde que conoció a Tzuyu se dio cuenta que el amor era lo único que importaba en ese momento que rozaron sus manos, solo para pasarse un bolígrafo.

Muy cliché, casi todas las historias de amor comenzaban de esa formas, la única diferencia es que para ellas ésta era única, con sus altos y bajo, con sus tristezas y alegrías, sus besos y sus gritos.

Pero permanecían ahí, de lleno con su relación porque era lo único que las mantenía con cordura, Tzuyu nunca creyó que la chica chillona de la que ella hablaba a escondidas con sus amigas se convertiría en su novia y en la chica con la que quiere pasar el resto de su vida.

Sus  similitudes, sus diferencias, sus emociones, todo lo que paso las trajo a éste momento en donde sus labios se unen y sus manos exploran lugares que nunca pensaron que tocarían.

Todo por una boba sugerencia que interrumpió el sueño de la japonesa en una noche común y corriente.

Hablemos de sexo.

Con la poca seriedad que la caracterizaba, con sus manos temblorosas y su rostro colorido, hermosos recuerdos que construyeron esta pequeña aventura que ocurre en su amor.

Tzuyu con temor y nervios le quita la camiseta a Sana, quería ver su cuerpo de la misma forma en como ella le enseñaba el suyo a la más baja.

Hermosa, de tez blanca y suave piel, tanto como un algodón de azúcar y dulce como uno, sus labios bajaron al abdomen de la contraria para besar cada centimetro de la piel expuesta.

Sana cerró los ojos dejándose mimar un poco por la menor, cuando supo que ya era suficiente cambio de posiciones, ver a Tzuyu de esa forma, como sus almas parecían unirse y acoplarse a la perfección, sus manos entre alzadas y sus labios jugando entre sí.

No podían pedir nada más, la peli rosa le quitó el short a Tzuyu lentamete no quería apresurar nada, todo paso a paso para no espantar a la visual.

Le hacía honor a su puesto, hasta con poca ropa, vuelta nada en la cama se veía de lo más hermosa y adorable— Sana unnie —Otra vez el sonido que tanto había buscado, un pequeño gemido que escuchó con una gran sonrisa en sus labios, los nervios creciendo en su interior.

Su mano derecha bajó a uno de los pechos cubiertos por el brasier negro que llevaba la menor, tragó y lo apretó un poco, no tenía muy claro como debía complacerla, si tenía que hacerlo más rudo o más suaves, apurar las cosas o intercalar, entra rápido y lento.

Ella hacía lo que su corazón dictara por más  que no supiera muy bien, lo que escucho fue  una aprobación, además de que el cuerpo de Tzuyu reaccionó voló ella creía que debía, un jadeo luego un gemido y sus caderas impulsando hacia arriba.

Buscando algo con que saciar lo que sentía en su interior— Eres preciosa —Murmuró muy cerca de los labios ajenos y comenzó a bajar sin quitar la mirada de los ojos oscuros de la pelinegra, le intentaba demostrar cuanto la amaba, en cada faceta, en cada momento, Sana vivía para Tzuyu, era su razón de existir y de seguir adelante.

Le quitó el brasier y la dejó sin nada, cerró un poco los ojos y pasó su nariz por el cuello, bajo un poco más a los clavículas y llegó a si destino uno de los pechos, con el corazón desbocado metió el pezon en su boca, hacia círculos con su lengua en este.

Tzuyu solo podía gemir, no encontraba palabras para describir lo placentero que era sentir a su novia besando lamiendo y chupando uno de sus pezones, la mirada que le regalaba la estaba llevando al abimos más dulce y hermoso de todos.

— Más —Dijo y Sana apretó el otro pezon con sus dedos, tiró un poco de el y lo volvió a masajear, los ojos de Tzuyu no podían abrirse y tampoco cerrarse por completo, la verdad es que no tenía muy claro pero creía que lo estaba haciendo bien.

Y si que lo hacía bien, pudo comprobarlo cuando su mano libre bajó al núcleo de la más alta, se impresiona por la forma en como estaba empapado, se apartó un poco pero las manos de Tzuyu se lo impidieron, pues ésta la volvió a sumergir en aquella zona erógena.

Acarició la zona baja con su dedo medio, estimulando por arriba de la fina y húmeda tela, Tzuyu jadeo y apretó los ojos, demasiado abrumador para ella, sus odios dejaron de escuchar al momento que Sana le bajó la ropa interior y frotó su centro con rapidez.

Abrió la boca para gemir, sus manos apretaron las sábanas y nada, esa sensación seguía ahí, más fuerte que nunca tanto que sus ojos se cerraron por completo y sus caderas empujaron hacía a bajo.

Eso se había sentido bien sobre todo para Sana, un indicio de que quería llegar más allá por lo que jugó con los fluidos por unos segundos más e introdujo la punta de su dedo— Dios —Al escuchar eso metió todo el dedo de golpe, la menor arqueo la espalda y movió la cadera en círculos, acoplandose al único dedo de Sana.

— ¿Estas bien? —Su rostro subió hasta el de la contdaria y empezó a besarla, lo que menos quería era hacerle daño, Tzuyu sentía como el calor aumentaba en todo su cuerpo, como si estuviera apunto de prenderse en fuego.

Asintió y eso fue suficiente para que Sana empezará a moverse, dentro, fuera y así sucesivamente, sus labios fueron al cuello de la menor, sabía que no podía marcarla porque todo el mundo se daría cuenta por lo que bajo y clavo sus dientes en la costilla, Tzuyu gimio en alto y se retrocedió por esa simple acción.

Su cuerpo estaba en llamas y su mente igual, solo podía pensar en un acosa, que amaba a Sana con todo su ser, con sus defectos, con absolutamente todo su corazón.

— Te a-amo —Tartamudeo y subió un poco las caderas— Otra Sana.

Otro dedo entró y sus ojos se rodaron hacía atrás, y pensar que esto nunca lo había pensado hacer, sus mentes llenas de brillitos les impedían seguir ver más allá de un beso, un abrazo.

Porque sus corazón estaban llenos de mariposas que revoloteaban por todas partes, cegandolas, impidendoles amarse de esta forma, aunque hay muchas formas de amarse, no solamente esta.

Pero esta era la que quería experimentar, sanar lo que se sentía, amarse de esta forma tan antigua y llena de deseo.

Respondiendo a la pregunta de Sana y Tzuyu, el deseo si que estaba en ellas solo que el amor fue más fuerte y esto que hacen las esta llenado de una forma tan grande que no pueden creerlo.

— Sana me haces tan fe-feliz —Apretó los dientes para no gemir, cosa que lle fue inútil de todas formas gritó y clavo sus uñas en la espalda de la mayor, estaba cerca, se podía ver en sus ojos dilatados, en su cuerpo agitado y tembloroso, Sana bajó la mirada a los pezones de Tzuyu, dándose cuenta que estaban muy erectos—¡Voy a...! —No le dio tiempo a seguir con la oración, una fuerte onda traspaso su cuerpo, un enorme grito salió de su garganta siendo apaciguado por pos labios de la peli rosa.

— Te amo tanto Tzuyu.

— Y yo a ti Sana.

Un tema de conversación.

Meses de desastres.

Y ahora aquí, en esa cama lograron hacer lo que en un principio pensaron que era imposible.

Solo tuvieron que hablar de sexo para darse cuenta que su amor es más grande que todo en este mundo.

Fin...

𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐓𝐀𝐋𝐊 𝐀𝐁𝐎𝐔𝐓 𝐒𝐄𝐗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora