07 (Séptimo mes)

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Tzuyu miraba a Sana y viceversa, salieron a comprar algunas cosas para la bebé porque estaban bastante cerca de conocerla, solo dos meses y ya podrían tenerla entre sus brazos el problema era que no tenían ni la menor idea de lo que era fundamental y lo que no, así que compraron todo lo que vieron, biberones de todo tipo, todos los jabones que tenían en la carátula un bebé y otras cosas más que la verdad no recuerdan, el carrito de compras estaba a reventar pero era porque creían que cada cosa era necesaria.

Así a medida que fuera creciendo la pequeña ya tendría lo que necesitaba, ahora mismo se encontraban cerca de los zapatos, era obvio que no le pondrían algo así cuando acabará de nacer pero más adelante si así que tendrían que elegir cuál les gustaba más, porque ya estaban gastando el suficiente dinero, Sana tomó unos de color rosa porque dijo que era su color favorito y que debían comprarle algo así en cambio Tzuyu agarró uno de color azul cielo porque siente que le quedaría bien el color a la pequeña, y eso que no sabe si es así o no.

— Estos —Dijo Sana y los dejó en la cima de la montaña que tenían, Tzuyu apretó los labios y con cuidado metió los que ella le gustaba en un pequeño hueco que quedaba, tendría dos pares de zapatitos que le gustaban a ambas, eso sería bueno porque así podría cambiarselos cuando ella quisiera, siente que el rosado es algo demasiado tradicional para una bebé, por eso no estaba tan de acuerdo que fueran de ese color— También esto —Lanzó un gorrito del mismo color, Chou rodó los ojos no le estaba gustando para nada el rumbo que tomaba las compras.

Y mucho menos la gran deuda que tendría por todo lo que está comprando, si seguían así la bebé no tendría ni siquiera un coche con el que la llevarían al parque para que vea a los niños jugar o para que si tía Nayeon la pasee cuando no tenga nada que hacer, aunque la verdad es que Tzuyu no está muy segura de ello porque conociendo a la mayor se ve en el reflejo de un charco de agua y se quedará admirando la belleza, que todavía no le encuentra, y le secuestraran a su pequeña hija, claro que eso la ayudaría a tener la excusa perfecta para asesinarla.

— Deja de pensar que asesinas a Nayeon —A Sana no le gustaba mucho la idea de que tuviera ese tiempo de pensamientos pero lo que realmente le impresionó es que supiera lo que pasaba por su cabeza, no tenía ni la menor idea de cómo hacia eso para ya había pasado varias veces en la semana, eso de mirarla y ya saber que era lo que le sucedía, sentía que estaba desarrollando un sexto sentido extraño que le daba bastante miedo pero que tampoco sería tan malo, podría usarlo a su favor.

— ¿Cómo lo sabes? —Preguntó mientras veía los precios de los pañales— ¡¿Que?! —Gritó, Minatozaki se acercó y le cubrió los labios haciéndole una seña de que debería hacer silencio porque es una tienda exclusiva para cosas de bebés y lo más probable es que haya una mamá enojada por el grito, de seguro vendrían a reclamarle, tendría que hacer esos gestos de chica adorable que enamoraban a todos para que así la dejarán en paz, esperaba que la dejarán en paz por el simple hecho de ser una celebridad y estar embarazada al lado de su muy atractiva esposa, si, también estaba usando eso a su favor.

— Porque cada que sonríes así es porque estás asesinando a Nayeon en tu cabeza —Murmuró y negó con la cabeza mientras se cubría los labios para reír, era algo que pasaba con frecuencia, Nayeon y Tzuyu eran muy buenas amigas de esas que parecen como hermanas pero había veces en las que parecía que se odiaban, siempre se estaban molestando o pegando por cualquier cosa con la excusa de que las hermanas son así, y es la verdad, solo que había veces en las que Jeongyeon y ella se cansaban de separarlas.

Todavía recuerda la vez que estaban discutiendo por quién se tomaba el último jugo que quedaba, Momo y ella hablaban en la sala como si nada hasta que algo salió volando e impactó directo en la cabeza de ésta, es que no puede evitar reírse cada que recuerda a Hirai gritándoles a ambas super enojada mientras el jugo chorreaba por toda su cara, como dos niñas pequeñas que se molestan mutuamente para ver quién ganaba, una competencia que no tenía límites y que a veces llegaba a lastimar a las personas a su alrededor, como Momo y una vez ella que cayó en la trampa de Nayeon.

No puede dejar de pensar en lo feliz que estaba al ver a Im pidiéndole disculpas por "accidentalmente" echarle talco al secador de Tzuyu— Si seguimos aquí siento que nos vamos a quedar sin dinero, recuerda, la universidad es la meta —Rodó los ojos y se encogió de hombros, no es como que no tuvieran el dinero suficiente como para pagar todo eso— Además de que siento que es como mucho para una bebé que crecerá tan rápido que todo ésto lo dejara de utilizar en menos tiempo del que crees —Eso fue lo que leyó de un foro que acaba de encontrar.

Tenía que buscar ayuda de alguna manera y dejar que Sana hiciera lo que quisiera no estaba resultando lo mejor que podía hacer— Compraremos algunas cosas más y ya, más nada —Aseguró, pero no estaba tan segura de que eso se iba a cumplir porque al ver como los ojos de la mayor brillaron al ver los juguetes supo en ese instante de que tenía una esposa compradora compulsiva de cosas para su pequeña hija, sonrió al ver como movía los pies feliz.

— Está bien...puedes comprar lo que quieras —No podría contra Sana, ya había perdido y lo sabía.

𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐓𝐀𝐋𝐊 𝐀𝐁𝐎𝐔𝐓 𝐒𝐄𝐗Where stories live. Discover now