Capítulo 1 | Pride

2.3K 111 314
                                    

Pride.

Collet.

—Uno dos, ¿me escuchan? Collet Zane reportandose con el sospechoso a las doce, carga puesto un blazer azul, pantalón blanco y lleva lentes de sol.

—Recibido. Proceda a capturar.

Absorbo la orden y sentada en la silla, detrás de una mesa fingiendo comer una tostada francesa, hago acopio de mis conocimientos girando un poco mi rostro para ver y hacer contacto visual con mi compañero a cuatro mesas de distancia.

—Objetivo a la mira, permiso para disparar en caso de que escape. —Lany, mi compañera habla siendo ella el francotirador a cargo.

—Permiso denegado. Necesitamos al hombre vivo y consciente. —Gawen está al mando del operativo desde la central, tirando órdenes y estructurando las cosas a través de una pantalla.

Lany bufa y yo asiento, dando el paso adelante a mis compañeros que me rodean y se han mezclado así como yo entre las personas.

Bebo un sorbo de mi jugo, mantengo el líquido dentro de mi boca y luego la escupo, tosiendo e hiperventilando «Me estoy ahogando» Pongo mis manos en mi pecho tratando de regularizar y veo como mi compañero a mi derecha se levanta aprovechando que todos en el restaurante han puesto su atención en mí. Un mesero se me acerca y levanto la mano para que no se me acerque, obedece mientras que el terrorista se queda en su asiento, viéndome fijamente mientras tomo una bocanada de aire al tiempo en que cuatro de mis compañeros alzan sus armas rodeando al hombre que, al percatarse, se levanta sin temerle a nada y corre a donde estoy, entendiendo así, que papel juego. Yo dejo de toser enderezando mi espalda y saco mi arma apuntándole directamente.

—Está rodeado, evite cualquier movimiento y póngase de rodillas con las manos en la cabeza —le exijo con voz firme, quitando el seguro de la pistola y no hago expresión alguna cuando él me dedica una sonrisa torcida, viendo a los lados y levantando las manos.

—¿Una niña dándome órdenes? —se indigna y comienza a bajar nuevamente sus manos, visualizo, entonces, el chaleco dentro de su blazer y...

—¡Manos sobre la cabeza! —no puedo dejar que toque eso, está lleno de municiones y comienzo a sudar.— ¡De rodillas!

No hace caso y sigue bajando las manos, la gente se ha alborotado y el resto de mis compañeros comienzan a evacuarlos en segundos.

—Negocien con él. Collet no puedes dejar que detone el chaleco.

Trago saliva escuchando a Gawen a través del audífono. Miro al hombre y pienso rápido, me lamo los labios y hablo:

—Si coopera podrá tener beneficios, no se arriesgue, no tiene salida así que, ¿Por qué mejor no pensamos en su familia?

Su rostro se contrae al momento en que la palabra "familia" sale de mi boca.

—¿Qué dirá su pequeña hija cuando lo vea en los noticieros como un terrorista que acabó con la vida de muchas personas?

Trato de tocar su punto débil, con comentarios y sugerencias tentativas, mis ojos se cruzan con los de los agentes detrás de él y les indico con la mirada todo lo planeado.

—¿Está siendo obligado? Si lo está siendo nosotros podemos protegerle, a usted y a su familia.

Su mirada se oscurece, tensa su mandíbula y los brazos a sus lados son todo para que yo, con un movimiento leve de cabeza, les indique que lo hagan yá.

Mis compañeros se le van encima y lo toman de las manos inmovilizando sus pies y todo su cuerpo, las suben a su cabeza y hacen que las entrelace mientras que otro le coloca un casco abrochándolo a su cabeza, sacan unos grilletes enganchando un extremo a una muñeca y el otro al casco, así ocurre con la otra mano y el otro grillete. Así, se le imposibilita la acción de llevar sus manos al chaleco que tiene el detonador justo a lado de sus costillas.

Hacia la ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora