Capítulo 4| Instinto

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Instinto. 

Collet.

—Solo será al parque Collet, no tienes por qué preocuparte.

Doy un largo suspiro escuchando a Clara pedir permiso para llevar a mis gemelos al parque.

—¿Los vas cuidar bien?

—¿Qué tipo de pregunta es esa? —se ofende.

—La que cualquier madre te haría.

No estoy jugando. Realmente me preocupa a donde llevan a mis hijos. No porque no confíe en Clara, sino porque sé que afuera hay personas sueltas que están muy enfermas y que me...

—Sí, los voy a cuidar, como todo este tiempo lo he estado haciendo. Además, irá Antonio y mis hijas, Zadkiel también andará cuidándolos.

Lo pienso, bastante, de verdad que sí. Tal vez parezca muy miedosa, sintiendo que en cualquier momento él va a saber de la existencia de ellos y no quiero, en realidad, no quisiera que los saquen a lugares lejos mientras yo estoy internada. Pero sé, que mis bebés han estado por mucho tiempo encerrados y ya están grandes como para pedir salir más allá del jardín de la casa en donde viven. Por lo que, sin más alternativa, doy el permiso imaginando el rostro molesto de Daynner y las lágrimas de Azriel si no lo doy.

—No les des muchos dulces —ordeno de anticipado—, les hace mal, ni tampoco mucha comida chatarra.

—Bien, nada de dulces ni de comida que TÚ comías y nadie te prohibía —su tono es reproche disfrazado de broma.

Cierro los ojos, respirando para relajarme y comentar:

—Tienen tres años, Clara, o bueno... Están por cumplirlos. No es bueno darles mucha comida basura.

—No es basura...

—Para nosotros los grandes no, para unos bebés sí.

—Está bien, nada de eso. Debo irme.

Me despido de ella pidiendo nuevamente que cuide bien a mis hijos. Las indiferencias con Clara son un poco evidentes, más cuando me comporto de tal manera cuando de Azriel y Daynner se trata, pero es que tampoco puedo evitar ordenar lo que con ellos se debe hacer. No me gusta que los traen como si fueran unos niños ya grandes, pero tampoco me gusta que los traten como unos bebés que no entienden las cosas cuando que son muy listos. Tampoco me gusta que Clara o Zadkiel vayan en contra de lo que yo digo, porque fuero de todo, de que los cuiden y me ayuden, los gemelos no dejan de ser mis hijos, los mismos que pienso proteger con mi vida.

Ella no ha dejado de insistir en que acepte la convivencia de reencuentro con Lionel. No sé si lo hace por el fastidio que ella vive cada que Lionel le habla y le pide que me convenza, o porque de verdad se ha hecho de su parte justificando todo lo que en un pasado él me hizo a mí y a Dafne, pensando que será muy fácil que yo lo vea de frente sin recordar todo lo que me ocurrió, o que sea grato ver a Amelia al lado de él con la bebé en brazos, que si bien es solo eso, no puedo dejar de sentirme mal porque la tengan como la hija que será o ya es los dos ojos de él. No odio a su hija, claro que no, pero siento cierto reproche cada que me pongo a pensar, ya que siempre se proyecta la imagen de Lionel con una expresión de asco cuando me vio embarazada y luego el rechazo que tuvo con mis hijos cuando por primera vez, y por accidente, los vio en el psiquiátrico.

No lo culpo, pues de una u otra manera él también sufrió un trauma que los niños le recuerdan plenamente, pero, ¿qué sabe él lo que yo viví para poder tenerlos en mis brazos? Porque si decidí haberlos tenido es por algo, lo mínimo que esperaba eran unas pocas palabras de consolación y ayuda del abuelo de ellos, y que hasta ahora no se ha hecho presente personalmente, porque sabe lo que hizo y solo habla a través de Clara, no a alguien que me cuestionara la decisión de tener a los hijos de un violador, el mismo que me torturó y me hizo tocar las faldas de la muerte.

Hacia la ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora