Capítulo 15 | Objetivo ejecutado

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Les deseo unas felices fiestas, que la pasen increíble; faltan unas horas para dar los típicos abrazos de navidad y yo, les mando uno muy fuerte lleno de amor y reconforte. 

Es nuestra segunda navidad juntas, muchas gracias a las que aún siguen conmigo, al igual a las que se siguen integrando. 

Disfruten de los capítulos, son solo dos, no pude llegar a los cinco, espero me entiendan y, dejaré de prometer cosas que no sé si podré cumplir.

Las quiero demasiado, siempre recuérdenlo. 


Objetivo ejecutado. 

Harold.

Muchas veces me he reído de la poca inteligencia que algunas personas mantienen en su cabeza, pero luego, en situaciones como estas, el reír queda muy bajo para la magnitud de las situaciones creadas bajo la subestimación del oponente hacia mi poder y mi manera de hacer las cosas.

Hanniel Dixon es un hombre que cree que es el único que crea, engaña, y planea para lograr lo que quiere, sin detenerse a ver que existimos, incluso, personas que no manejan el mismo algoritmo que ha denominado "perfecto", pero que resulta ser aún mejor y efectivo que el de él, según el motivo de aplicación.

Y ahora, luego de haber escuchado aquellas palabras que sabía que iba a escuchar al venir a él luego de la tragedia que nuevamente persigue a Collet, presiono el botón del aparato en mi abdomen, ese que le manda la alerta a mis seguidores previamente entrenados para lograr el objetivo impuesto, mientras mantengo el cuerpo de Hanniel sobre el mío, usándolo como un escudo protector por Critóbal, quien por buena suerte ha quedado vivo, o eso cree él: que he fallado y no lo he matado aun cuando ese ha sido mi objetivo.

No, Critóbal. No, Hanniel.

Yo, donde pongo mi puntería, acertada es. Así que no, no le quería matar, quería asustarlo, hacerles creer que soy débil, cuando que he tenido el plan que se lleva a cabo ahora mismo está desde hace mucho; mis hombres se van, haciendo creer de la misma manera que son débiles y que no han podido contra los hombres de Hanniel.

A mí no me importa mostrarme débil contra él u otra persona, con que yo sepa que es todo lo contrario, todo en orden, con el ego hasta los cielos, y las estrategias al universo.

El hombre que he tomado como escudo me toma con fuerza los brazos que le tengo envueltos en su cuello, enreda sus piernas entre las mías, creando una llave difícil de zafarse; toma sus fuerzas y se impulsa hacia un lado provocando que yo quede sobre él con mi espalda expuesta, expuesta para el triunfo de Cristóbal.

La descarga de la munición impacta contra mi espalda, extendiendo un ardor eléctrico por toda ella, sin embargo, la bala no lastima directamente, el chaleco antibalas que cargo detiene la perforación a mi piel, y yo actúo con rapidez ejerciendo la maniobra inversa, junto al cabezazo que le propino, aflojando la tensión puesta.

Doy vuelta junto a él con las siguientes balas que desprende el arma del lambe botas de Hanniel. Ninguna me cae, pero sigo luchando con la furia y la rabia de él, y más cuando sabe que he escuchado lo mismo que sus oídos; empieza a moverse como si de un animal feroz se trata, y me le burlo soltando la carcajada que lo enoja aún más.

—¿Desesperado? —Lo provoco saboreando parte de su enojo absurdo y bruto.

—El desesperado acá es solo uno, y créeme, ninguna cosa de las que tengo a mi poder se te otorgará.

Hacia la ObsesiónWhere stories live. Discover now