Izuku Midoriya: ASCENSIÓN

Capítulo 89 - Comienzo del Fin, Fin del Comienzo

En la ciudad de Tokyo, Japón, las personas residentes en este país salían de sus trabajos para volver a sus hogares ya que era por la tarde.

Ese era el caso de la mayoría de oficinistas en la capital del país del sol naciente, luego de su jornada de trabajo solo querían llegar a sus casas y ver a sus familias.

Uno de esos tantos oficinistas de empleo normal y estilo de vida normal ingresó al banco central de Tokyo para, aparentemente, retirar dinero de su pertenencia.

Llevaba un maletín bastante voluminoso y un traje de oficina, su mirada era de cansancio puro y molestia... mucha molestia y resentimiento.

Sin previo aviso, lanzó el maletín hacia una de las paredes del banco con todas sus fuerzas, este al chocar contra la superficie sólida empezó a liberar sucesivos pitidos agudos.

— ¡Viva el Ejército de Liberación de Superpoderes! — gritó aquel hombre a los cuatro vientos — ¡Viva Destro! ¡Viva Re-Destro!

— ¡Liberaremos a la sociedad de sus absurdas cadenas impuestas por la Comisión Pública de Seguridad! — aseguró otro hombre bastante maltratado ubicándose al lado del oficinista — ¡Seremos libres!

Las personas miraban con extrañeza al dúo de oficinistas excéntricos, para muchos se trataba solo de pobres inútiles que le echaban la culpa al sistema de su propio fracaso.

Pero para los héroes presentes era mucho más, el nombre "Destro" era conocido y muy peligroso, últimamente el libro que contaba su ideología estaba volviéndose muy popular.

Los pitidos del maletín se volvieron más fuertes, la seguridad del banco y los héroes presentes se abalanzaron sobre los dos oficinistas, pero ya era tarde.

El segundo de estos empezó a mutar de forma grotesca gracias a su quirk, sus ropas superiores se destrozaron al crecer desmesuradamente y su piel se volvió púrpura.

[...]

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Una fuerte explosión resonó en la entrada del banco central de la ciudad, se formó un gran agujero en la entrada donde cruzaron un gran monstruo violeta y un hombre sobre él.

Pasaron sobre los escombros de la entrada del banco ignorando los gritos de terror de los civiles y los heridos que causó la misma explosión, en sus rostros habían sonrisas confiadas mientras en sus brazos habían varias bolsas llenas de dinero.

El monstruo violeta empezó a correr a cuatro patas a gran velocidad, su propio peso y fuerza generaban temblores en los alrededores y la fuerza policial no dudo en disparar... en vano, ya que las balas rebotaban en su cuerpo.

El villano que se encontraba sobre el lomo de la bestia sonrió maliciosamente extendiendo su mano hacia el grupo de policial, de ella emergió una especie de pulso ondular que aturdió a los uniformados dañándolos gravemente.

La bestia morada de filosos dientes siguió corriendo victorioso ante el fabuloso golpe que habían dado, ni la policía ni los héroes fueron problema. El golpe perfecto...

— ¡No puedo creer lo inútiles que son! — exclamó el villano regocijándose de su victoria — ¡No pares compañero, a partir de hoy somos libres y ricos!