Capítulo 3: Plan

962 101 41
                                    

*Kenta*

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

*Kenta*

Sentí como unos fuertes brazos me llevaban a algún lugar, una puerta se abrió y me colocaron en una suave cama.

Era un total catástrofe... mi impecable traje estaba echo un desastre, la corbata no sabía dónde estaba al igual que el saco, la camisa totalmente abierta sin algunos botones, el pantalón con la bragueta abierta de par en par y todo mojado en mis partes.

Ahhh quiero morir... este celo nunca había sido tan insoportable.

Sentí como la puerta se abría y aparecía la única persona que siempre me calmaba en estos momentos... Ayato.

Sus feromonas me tranquilizaban, tal vez era por nuestro fuerte lazo familiar.

Se sentó junto a mí y desprendió su fuerte aroma, mostrando que yo estaba seguro, que el estaba a mi lado y tratando de calmarme.

Me abracé a él con fuerza para así tenerlo lo más cerca posible. Me sentía tan inútil, tan débil. Odiaba cada parte de mi por mostrarle esa escena a mi hermanito, se suponía que yo lo debería de cuidar... pero ahí estaba él cuidándome a mi.

Nos tumbamos en la cama, solos en la habitación. Ayato me acariciaba suavemente y con una sonrisa besó tiernamente mi frente.

A las horas de estar en esa posición ya me había calmado muchísimo.

Respirando de manera más estable, pero aún aferrado a mí hermanito, este habló:

– ¿Qué sucedió Kenta-nii?

No quería decirle la verdad, pero tampoco me gustaba mentirle así que se lo dije:

– ¿Recuerdas que hoy tenía una reunión?

Este asintió ante la pregunta.

– Ese alfa... ese alfa...

– ¿Te hizo algo? – Gruñó molesto.

– No!!... – Contesté rápidamente – Bueno si pero no...

Ayato me miró confundido. Suspiré y dije:

– Él es mi pareja destinada.

Ayato no pronunció una palabra y frunció el ceño. Sabía que si este día llegaba él no lo tomaría bien, pues siempre fue muy territorial conmigo ya que era el omega más cercano a él y me amaba muchísimo, pues después de madre darlo a luz murió, así que todo ese amor maternal cayó en mis hombros. Tal vez por mi condición de omega él veía en mi a la madre que nunca conoció, que irónico para mí. También porque lo mimo demasiado, eso lo tengo que admitir, hago lo que sea porque mi hermanito esté feliz.

Abrió la boca para decir algo pero la cerró, dudó un poco y al final habló:

– Y él... ¿te gusta?

Buena pregunta hermanito. No es que me gustara, más bien lo odiaba y despreciaba. Solo es un estúpido alfa que se cree el más sexy del mundo.

Porque lo es.

Obedece alfa.《Completa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora