Capítulo 27: No le temas al amor.

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*Kazuna*

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*Kazuna*

Observé al omega que estaba en mis brazos, su piel fría como el hielo me desconcertaba y hacía mi corazón doler, la sangre cada vez era más y la lluvia no cesaba, empapando así nuestras ropas cada vez más.

Despierta! Despierta! Ken... No, no te puedes ir... – dije una y otra vez pero él no despertaba... Sus párpados no se movían, su cuerpo estaba inmóvil, su respiración se había perdido...

Estaba... Muerto..

Muerto... Él estaba muerto...

De un salto abrí abruptamente mis ojos alarmado, pero al ver a mi omega tendido en la cama mi cuerpo se relajó.

– Una pesadilla... – susurré tratando de calmarme, pero... Se había sentido tan real...

Toqué mi pecho que aún estaba agitado. Me dolía... Inhalé y exhalé lento y profundo. Ahhh... Estaba hecho un desastre, mi cabeza dolía, tenía ojeras de estar cuidando a Ken día y noche, la ansiedad y estrés no faltaban y él no había despertado...

Desde la silla donde estaba sentado tomé la mano libre de Ken y no pude evitar susurrar:

– Tan delgada...

Y es que él no era el mismo hombre que conocí esa mañana, el que portaba un impecable traje negro y mostraba una fría y desinteresada expresión. No... El hombre que estaba frente a mi no era nada de eso... Había perdido peso, su tez era más pálida de lo normal y parecía tan frágil... Tan frágil como una flor...

Suspiré. Hubo que someterlo a varias pruebas... Su hígado es un caos incluso su estómago. También estaba el desastre que había en sus pulmones... Y... Él estaba tan débil...

¿Cómo rayos pudo evadir el dolor y solo seguir adelante?

Según Ray él lo obligó a darse algo de tratamiento, pero no fue suficiente porque su estado cada vez solo empeoraba.

Ray...

Apreté mi mandíbula. Lo odiaba, sabía que estaba interesado en Ken y tal vez incluso se acostaron...

– Mierda... – susurré y no dudé en marcar el territorio con mis feromonas.

Eso era lo otro... De un momento a otro cuando Ken se desmayó y lo tuve en mis brazos algo en mi se rompió. Mis feromonas salieron desenfrenadamente al ver a mi omega a la merced de otros y en un estado de inconsciencia, aún más cuando Ray intentó ayudar. No pude evitar suspirar. Incluso había olvidado completamente que estaba enojado con Ken.

Esto era una jodida locura...

Apreté su mano y la llevé a mis labios para acariciarme con ella mientras la besaba suavemente.

Ahhh. Su tacto era tan reconfortante, podía sentir como mi lobo interno movía la cola de la felicidad de tenerlo nuevamente a mi lado y esta vez me aseguraría de que no huyera de mi.

Obedece alfa.《Completa》Where stories live. Discover now