Capítulo 12: Solo marco territorio.

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*Kazuna*

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*Kazuna*

Bueno... La noche en la que Ken me contó su vida fue maravillosa, logramos confiar el uno en el otro y hablamos mucho. Fué súper lindo y tierno pero ya no es nada lindo.

– ¿¡Me quieres matar!? – solté sin aire al caer en el colchón de entrenamiento.

– Eres tan débil Aizome – Ken negó con arrogancia en señal de desaprobación y una carcajada se escuchó en la puerta.

– ¿Otra vez en el suelo Kazuna? – el muy condenado de Ayato se moría de la risa al verme derrotado.

Llevaba ya más de una semana viviendo prácticamente con Ken, y una tarde simplemente me dijo para entrenar. Yo como tonto asentí y aquí estoy, sufriendo las consecuencias de mis actos.

– Traicionero!!! – exclamé – no me dijiste que tu hermano es un moustro entrenado!!! AAYY – sentí como aplastaban mi abdomen con un pie.

– ¿A quién le estás llamando moustro Aizome? – dijo Ken en tono serio y abriendo los ojos, pero tenía una sonrisa divertida en su hermoso rostro.

– Amorcito... – sus ojos se entrecerraron al escucharme y yo por instinto de supervivencia callé mi bocota.

Sin esperar a que me levantara Kenta salió de la colchoneta de entrenamiento y se quitó la polera que tenía puesta, mostrando así su sudado, marcado y tatuado torso. Se acercó a la cinta de correr.

Dios!! Mi Omega no es más sexy porque no puede!!

Y cuando digo que es sexy es porque lo es. Solo con un shorts gris, unas zapatillas deportivas, cabello recogido en una coleta desordenada, ahora sin nada en la parte de arriba y sudando, es totalmente imposible apartar los ojos de él.

Totalmente candente!!

Creo que aquí mismo tendré una erección...

– Babeas Kazuna, babeas – el tono divertido de Ayato seguía cuando llegó a mi lado.

– Es que tu hermano es demasiado sexy – admití en voz alta – Por cierto ¿Por qué no me dijiste que Kenta es un demonio entrenando? – dije mientras me levantaba.

– Te escuché Aizome!! – gritó Ken desde la cinta.

– Mierda... Entonces Ayato – esta vez hable más bajo – ¿Avisar vale me escuchaste?

Sonrío divertido para decir – ¿Por qué crees que te había pedido que me entrenaras tú? Amo a mi hermano, pero es demasiado duro entrenando y aún quiero vivir.

– Si – me sobé la panza – ya me di cuenta.

La puerta del gimnasio se volvió abrir, para que esta vez entrara Hikaru junto a Goshi. Aún no confiaba en ese beta, ¿razón? Se come con la vista a mi Omega!! Trato de tranquilizarme un poco... bueno intento, porque es el mejor amigo de Ken, porque si no, ya le habría arrancado los ojos y se los tiraba a los buitres!!

Obedece alfa.《Completa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora