34: Arrepentimientos 🎮✔

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¿Qué carajos acabo de hacer?

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¿Qué carajos acabo de hacer?

Me he repetido esa pregunta más de diez veces mientras dejé a Ares dormido en su sofá para escabullirme. Tengo la camisa rota y mi mente parece haber sido víctima de un asalto: todo está desordenado y maltratado allí... he pasado el dorso de mi mano por mis labios bastante veces para decir que me siento sucio, pero por alguna razón muy dentro de mí me agrada estarlo.

Mis padres han salido y lo agradezco porque no me gustaría que nadie me viera entrar al piso casi desnudo y con una rojez sorprendente. Candace ha viajado para reunirse con sus padres después de mucho, al parecer por fin van a contarle que se divorciaron y con quien se supone que ella debe quedarse tras los acuerdos.

El espejo me observa con descaro, ¿quién eres tú para juzgarme? Le doy la espalda cruzándome de brazos. No puedo dejar de pensar una y otra vez en cómo me sentía haciendo aquello, por primera vez no se trataba de complacerme a mí mismo, sino de brindarle felicidad a otra persona, ¿lo logré? ¿hice a Ares feliz? Eso parecía mientras gemía. Sé que podría haber pasado mucho más o quizás menos, pero la vida se aceleró y no estoy seguro de querer hacer más de lo que acaba de pasar. Dejo que la escena vuelva a cruzar por mi mente, me llevo de regreso a sus piernas y lo dulce de su piel... pero vuelvo a dejarlo ir, dejo dejarlo ir, porque no soy gay, aunque haya disfrutado estar con Ares en gran manera. Quizás la bisexualidad sea buena para mí.

Intento dormirme, pero él corretea por mi cabeza: entrando y saliendo de mis sueños, adueñándose completamente de mi cuerpo, reviviendo cada deseo que creí muerto dentro de mí. Me siento en la cama, solo con el bóxer negro cubriendo una diminuta porción de mi cuerpo, respiro por un minuto intentando concentrarme. Tengo una obligación, debo recuperar la cordura porque sé que tan pronto se despierte, me preguntará que significó esto para mí o cual es el siguiente paso para ambos. No tengo ni idea de hacia dónde quiero guiar las cosas, pero tampoco tengo la intención de presentarle un chico a mis padres, jamás.

El pánico se apodera de mí al imaginar lo que podrían pensar mis amigos e incluso Paola, ¿dirá que la rechacé por un chamaquito? Puede ser, Ares es demasiado joven, le llevo casi cinco años. Debería sentirme mal por haberme aprovechado de él, porque ciertamente un chico de dieciséis años es vulnerable ante personas mayores de edad como lo soy yo... sonrío al darme cuenta de que su edad me importa una mierda, quiero que entre por esa puerta y se plante con esa seguridad fingida que lo caracteriza, puedo imaginármelo:

— ¿Qué somos? —dirá, recostándose de cualquier cosa para no desmayarse por el nerviosismo —, y no me digas que no eres un maricón, porque eso ya no me vale.

— ¿Qué te hace pensar que somos algo? —diré, con una estúpida sonrisa en el rostro, él agrandará los ojos con nerviosismo y se mirará los desgastados zapatos.

— Me la has chupado —comentará con un hilillo de voz.

Entonces en ese momento me ruborizaré tanto que tendré que soltar algo borde para no dejarle entender que me ha gustado hacerle aquella obscenidad, aunque me asusta lo mucho que puedo descontrolarme cuando lo tengo solo para mí.

Pero son solo imaginaciones, porque Ares no está aquí y no puedo creer que me esté gustando tanto que no pueda dejar de pensarlo. Me ha hecho perdonarme a mí mismo por todas las cosas que he hecho y pasado, nunca se sabe todas las cosas que nos quedan por vivir, pero si logramos encontrar un aliciente en el camino, vale la pena tomarlo.

Algo sobre él es como una adicción, me golpea siempre que intento mantenerme alejado. Me gustaría decir que hay una sola razón por la que no debería desatar este sentimiento confuso que causa una revolución en mi interior, pero no es así... no tengo razones para dudar de Ares, porque algunas cosas le duelen y él es mi única virtud... virtualmente soy suyo. Y sigo volviendo, volviendo una y otra vez hacia él, como si fuera magnético. Y hay ciertas cosas que adoro de él, como otras que intento ignorar...

No tengo una respuesta para darle sobre lo que está pasándonos... ¿de dónde surgió este caos? Todo lo que sé es que me gusta, lo digo en serio. Algo cambió en mí cuando lo vi: su insistencia, la capacidad que tiene para hacerme reír o la forma en la que se queda mirándome cuando cree que no lo noto. Me asusta tener que decidirme entre el gusto momentáneo o el amor repentino... sé que estábamos destinados a encontrarnos en este momento: el momento perfecto. Eran años viviendo en el mismo pasillo sin ni siquiera notar nuestra presencia, Ares siempre estuvo allí y me gustaría poder decir que recuerdo haberlo visto y pensar que era bonito, no es así.

Aunque eso no afecta en nada lo que pienso sobre el destino y la forma que nos dio para encontrarnos, como si ya supiéramos que nuestros latidos se sincronizarían en algún momento, ¿es una locura? Debería tomar su mano e irnos lejos, a algún lugar donde nadie pueda interferir en nuestro cariño. Lejos de todo este ruido e impureza, porque siento que él es demasiado perfecto y no quiero decir solo en la superficie. Tengo miedo, eso es innegable, aunque la química es demasiada para ignorarla, así que en mi habitación: con la ventana abierta, un espejo frente a mí, que me reflecta las dos lagrimas que se resbalan por mis mejillas, debo decir que me estoy enamorando de Ares Deion. Así que sí, supongo que siempre estuvimos destinados a conocernos. 

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