17: Bastardo 🎮✔

297 65 34
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Sonrío mientras bajo las escaleras, sin tener idea de porqué. Supongo que se debe a que es la primera vez que salgo de mi habitación en casi un año. Ares me inspiró: tomé ropa, me miré cientos de veces al espejo e intentaba saber que es lo primero que haría. Rondaron ideas como la de prepararle una merienda a mis padres y Candace, luego me percaté de que no había nadie en casa, Ernesta tenía que hacer algo que no recuerdo ciertamente lo que era, Candace simplemente salió sin excusarse... la única opción que vi viable fue subir a la terraza, vamos, que hay que aprovechar las oportunidades cuando se presentan, un coraje desmesurado no es común en mí.

Al abrir la puerta del departamento, me encuentro con Candace cruzada de brazos mientras que mi madre la reprende por algo que no llego a captar. Cuando todos me ven se abalanzan sobre mí, la pelirroja pasa de estar acongojada a verse arrogante y decida, mi madre le advierte que no lance ningún comentario. Al parecer, Candace apostaba a que estaba bien y había ido a dar una vuelta, mientras que mi madre la insultaba por haber salido, dejándome solo en casa. Papá sigue sentado en el sillón, su preferido, agacha la cabeza para que ninguno distinga las lágrimas de alivio y orgullo que se escapan para mojar sus mejillas. Pronto me paralizo cuando otra persona sale de la cocina con una bandeja en mano.

Sus enormes ojos negros duplican sus proporciones cuando me ve, sus labios se curvan intentando saber que decir y por un momento noto algo de preocupación en sus expresiones. Vamos, se repone como si nada, Candace se adelanta para quitarle la bandeja (le encanta el drama) y Paola avanza en mi dirección con su cabello rubio balanceándose al mismo ritmo que mis delgadas piernas. No parece muy diferente, sigue siendo alta, delgada, con unas enormes pestañas que pueden terminar de derrumbar la torre de Pizza si pestañea a gran velocidad. Paola Montoro, mi no... mi ex, si, la chica que estaba conmigo cuando choqué... la que nunca volvió a escribir, ni siquiera me visitó durante mi estadía en la clínica. Esa que fue mía por tanto tiempo que me cuesta recordar la primera vez que la vi. Supongo que me sentía como ahora: tembloroso, sin aliento, cuestionándome si soy lo suficientemente apuesto como para que alguien tan guapa, popular e inteligente se fije en alguien tan x como yo. Si, así me siento ahora y así fue cuando la conocí.

— ¡Eron! —pronuncia mi nombre con esa peculiaridad que solía ponerme cachondo cuando estábamos juntos, las últimas tres letras salen de su boca en un conjunto de sonido que simula un suspiro de excitación.

— ¿Qué haces aquí, Paola?

—Nesta me llamó, estaba bastante preocupada de que pudieras hacer una locura y entendía que yo podría saber dónde estabas.

"¿Qué mierdas vas a saber tú de mí, tía? Huiste como la cobarde que siempre has sido"

—No debiste llamarla, mamá —es lo único que logro decir, desearía que Ares estuviera aquí.

Seguramente que él hubiera tenido respuestas ingeniosas o por lo menos me tomaría de la mano para sacarme de esta basura de situación. No quiero hablar con mi ex, no sé qué deba decir. Sé que era un cretino cuando estábamos juntos. Ya no soy así.

—Quise estar aquí —sonríe.

Me gustaría tener esa sonrisa, actuar como si nada hubiera pasado... como si no estuvimos a punto de morir alcoholizados. Pensar que la última vez que nos vimos: ella iba sentada en el coche de mi madre, llevaba una mini-falda roja y mi mano apretaba fuerte uno de sus muslos mientras que la vista empañada de mi antigua chica se fijaba en la pantalla de mi celular. De pronto todo fueron cristales rotos, gritos aturdidos y diez intensos minutos donde nos miramos a los ojos, ninguno de los dos podía pronunciar palabras. Simplemente pensábamos que seriamos la última cosa que veríamos antes de partir del mundo y yo de estúpido le dije que la amaba... Paola cerró los ojos, quizás porque no sentía lo mismo que yo o tal vez si lo hacía.

Candace interrumpe cuando intento decir algo, lo cierto es que a veces su imprudencia es prudente. No tengo ni idea de que carajos voy a decir. Pronto no sé cómo ni porqué, me veo siendo llevado por ella a mi habitación junto a Paola, nos encierra y la rubia mira con nostalgia el espacio... nada ha cambiado desde la última vez que estuvo aquí. Aún recuerdo su esbelto cuerpo sobre mi escritorio e imagino que ella igual lo hace porque una risa picara se le escapa.

—Sé que debí haber llamado, juro que lo pensé varias veces... ya sabes cómo es la vida: entré a la universidad, mis padres decían que tenía que darte tiempo...

— ¿Sí? No me creo que no hayas tenido un minuto libre en estos meses para llamarme y preguntarme como estoy... supongo que tú y esos amigos, esos que decían ser los míos, viven en una superficie en la que alguien tan horrendo como yo no puede encajar.

—Eres como todos los demás; siempre piensas que la belleza lo es todo. Cuando estábamos juntos te centrabas demasiado en las apariencias, siempre sentí que me utilizabas para tener una chica bonita a tu lado en las fotos de Instagram. ¿Por qué tienes que hacer este espectáculo ahora, Eron? Ha pasado demasiado, deberías haberlo superado.

Intento aclararme, sé que me atrajo su belleza. Todos decían que debía estar con ella. La mejor chica del instituto, nadie creía que realmente pudiera ser mía.

— Eres tan odiosamente falsa, si me gustaba tu físico —comento, deteniéndome frente a ella —. Sí, teníamos problemas, esperé que en algún punto de esos diez minutos que duramos tirados en la carretera escuchar tu voz diciéndome que también me amabas. Eso nunca pasó, he tenido demasiado tiempo para reflexionar sobre eso y es que realmente nunca me amaste, Paola... solo fui ese chico que querías tener para agradar a tus padres.

De pronto sus ojos se cristalizan, me limito a tapar parte de mis cicatrices con mi pelo. Paola inclina unos centímetros su rostro para que yo no pueda ver su expresión.

— Me dijiste que me amabas porque pensabas que nos íbamos a morir, pero ¿por qué no lo dijiste todas las veces que me trataste como una puta? Me empujabas cuando te molestabas, apretabas fuerte mis piernas con coraje y en más de una ocasión lanzaste mi celular al suelo... fue difícil para mí amarte por mucho tiempo, Eron. Quizás por eso no te volví a buscar, sabía que sería caer en ese círculo vicioso otra vez, perdiste a todo el mundo por tus celos desmesurados, me alegra ver que eres alguien diferente y que la relación con tus padres ha mejorado... pero eras un maldito bastardo cuando estábamos juntos: me creabas inseguridades, me lastimabas y siempre volvía pidiendo perdón, tengo que decir que me alegró que algo así nos separara.

—Paola... yo, lo siento —digo a punto de convulsionar.

—No, déjame terminar y me iré... no necesito que me pidas perdón, ya te perdoné y me perdoné yo misma. Pero debes saber que ahora eres una persona mucho más hermosa de lo que fuiste antes, quizás porque tu interior se ha purificado y has logrado de algún modo librarte de toda la mierda que te jodía. Me alegra, Eron.

Antes de que pueda decir cualquier otra cosa, sale de mi habitación y el portazo detiene mi mundo.

Mundo VirtualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora