36: Quiebres 🎮✔

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Entro al ascensor apresurado, llevo mi mochila al hombro y aún tengo el recuerdo de mi hermana y lo hermosa que era su vida allí. Espero algún día poder tener algo como eso. El ascensor esta casi cerrado completamente cuando unos zapatos de diseñador se interponen, las puertas ceden automáticamente... en mi rostro se dibuja una enorme sonrisa al mismo tiempo que en mi garganta burbujean palabras para Eron, intento decir algo, pero desvía la mirada de mí. El señor Castillo entra unos segundos más tarde, habla por teléfono por lo que solo me saluda con un ademán.

Eron está justo a mi lado, mientras que su padre va delante, parece estar dando directrices a algún compañero de su trabajo. Miro al chico, este se escuda en el celular para evitar retener mi mirada, de pronto me cuestiono si esto es lo que quiero para mí... no puedo seguir con una persona que no termina de decidirse, quiero tener el valor suficiente para decir que me está lastimando: no puede buscarme cuando quiere, para ignorarme cuando yo soy el que quiero estar a su lado. Así no funcionan las cosas, hace meses que Eron entró a mi vida. Desde que lo conocí en persona, Mundo Virtual desapareció para nosotros y estamos encadenados dentro de un tempano de hielo que él no se decide a terminar de derretir... no tengo valor para encararlo, aunque las gotas se vayan acumulando en la copa.

Intento que nuestras manos se entrelacen, pero aleja sus dedos antes de que establezca contacto. De pronto vuelven a mí todas esas veces que recordé como Abdel me trató... me recuerdo lo mal que me sentí y lo mucho que me culpé después por haber intentado solucionar cosas que nunca rompí.

Cuando nuestra jaula se abre para dejarnos en libertad, paso golpeando el hombro del padre de Eron por accidente, pero no me doy la vuelta para disculparme. No puedo verlos a los ojos, me derrumbaría aquí mismo, quiero llegar a casa: encerrarme, llorar y culparme por haber sido tan estúpido... creí que esto funcionaría para mí, pero no es así, las cosas nunca terminan bien para todos, ¿cierto? Eso sería pedirle demasiado a la vida, pretender estar con alguien que se enorgullezca de amarme, desear ser la luz en la oscuridad de otra persona.

Giro la perilla tras introducir la llave.

Azoto la puerta sin terminar de escucharla.

Mi celular suena varias veces repetidas, deslizo la barra de notificaciones para darme cuenta de que Eron me ha estado enviando mensajes. Diez en los últimos tres minutos. Que lo jodan, si piensa que puede escribirme cuando quiera y tengo que responderle amablemente, que se vaya a la mierda por prohibirme escribirle yo a él.

Me lanzo en la cama, veo como mi pecho asciende y desciende con agresividad. No estoy bien, me siento lleno de tanta mierda que ni siquiera puedo llorar... es como si me fuera quebrando pieza por pieza, pero nadie puede entender exactamente como es. Winnie me contó su historia con Thea, pero al menos la segunda fue valiente para levantarse y enfrentarse contra todo el que no aceptaba su sexualidad, Thea tomó la decisión de no complicar las cosas para ambas y no le importó decepcionar a sus padres siendo lesbiana. ¿Qué ha hecho Eron para que yo le quiera? Nada, enredarme la cabeza, contar falsas promesas e ignorarme como si no tuviera ningún valor.

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