Tres

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—Hoy en clase descubrí que hay un país llamado Mauricio, como el tío de Gabe que estuvo en la cárcel, y que la gente debería dejar de alabar a Shakespeare.

—¿Tienes un botón de apagado?

Matthew alejó el teléfono de su oreja y le sonrió a John con falsedad.—Lo tengo, pero dudo que quieras presionarlo, no parece ser tu tipo de... movida.

John lo miró fijamente con el desdén brillando en su rostro, luego se volvió hacia una mesita de madera a su lado, sacó, conectó sus audífonos y cerró los ojos. Matthew rodó los ojos y siguió hablando con su hermana o más bien siguió fingiendo hablar con ella. Bella le había colgado unos 10 minutos atrás, tal vez más, pero él siguió hablando y haciendo todo el ruido posible para fastidiar a John porque era una de sus actividades favoritas en un día aburrido como ese.

El domingo y lunes John solo se apareció a dormir, el martes tenía entrenamiento con el equipo. Era miércoles, por lo que ese era el primer día en el que estaría en la habitación con Matthew, quien hacía todo lo posible por hacer que John se fuera, y no volviera si era posible.

No le funcionó, tal vez John tenía demasiada paciencia o había decidido no irse para fastidiar a Matthew, eso era lo más probable. El primero que se alejaba en una pelea o el que se quedaba callado en una discusión era el perdedor, estaban haciendo lo mismo en esta ocasión, el primero en irse de la habitación viviría sabiendo que había perdido.

Matthew era un terco sin remedio, él definitivamente no saldría de allí.

John también lo era, él tampoco saldría.

Esas competencias eran de las que ni siquiera habían acordado que era un competencia, simplemente ambos sabían que había un ganador y un perdedor.

Matthew podría perder la dignidad, pero ¿perder contra John McCain? Jamás.

John no perdía contra nadie y menos contra Matthew Fox.

Si les preguntabas, Matthew te diría que él había ganado 12 peleas y John te diría algo así como "Fox jamás me ha ganado en nada"

—Adiós Bella, te quiero—. Justo después de decirlo se sintió medio idiota.

Suspiró y empezó a revisar sus redes sociales, entró a netflix, a youtube y a cualquier aplicación en su celular. Al cabo de media hora estaba casi dormido del aburrimiento.

Estuvo a punto de querer mandar la competencia al carajo e irse a molestar a Gabe y Daniel pero rápidamente descartó la idea, Gabe estaba estudiando y Matthew odiaba interrumpirlo, sabía lo importante que era el estudio para él. Dan había ido a alguna reunión importante con una agencia de modelos, por lo que no podía hablar con él.

Y hasta ahí. Matthew no tenía demasiados amigos, el no creía que necesitara a nadie más, estaba satisfecho y le gustaba tener pocas personas a su alrededor.

Al final se decidió por imitar a John, colocarse sus audífonos y escuchar música. Al cerrar los ojos pensó en Harry, se habían visto el día anterior en la tarde, ese era un encuentro que no quería recordar.

—Él literalmente duerme en tu habitación Matthew—le había dicho Harry mientras estaban abrazados en la cama.

—Lo sé.

—¿En serio pretendes que piense que no ha pasado nada entre ustedes?

—Me cae mal, Harry, y él me odia, no va a pasar nada entre nosotros.

—No soy tan imbécil como piensas que soy.

Harry estaba celoso, si estaba celoso era porque sentía cosas por él, alegrarse por eso lo ponía enfermo al mismo tiempo. Tan jodida estaba esa relación-no relación que Matthew creía que los celos posesivos de Harry eran una muestra de amor.

Su vida amorosa estaba casi tan jodida como su vida familiar, y ni hablar de su salud mental. Tal vez era hora de volver a hablar con Bianca, su psicóloga.

Ella fue de las primeras en enterarse del bullyng que sufría por cierta persona de apellido McCain. Tenía 14 años, solo a él se le ocurría salir del closet con los miembros del grupo juvenil de la iglesia, en resumen, un sábado de reunión Matthew les cuenta que es gay, Matthew rechaza la terapia de conversión, lo echan del grupo, a él y a su padre les prohíben la entrada a la iglesia.

El lunes de la semana siguiente Jacob McCain le hizo vivir conocer el infierno solo con palabras y cuando llegó a casa a contarle a su padre este había jurado ignorarlo por completo hasta que "se arreglara".

Luego de eso fue como estar hundiéndose en el mar y no poder subir a la superficie; Cada palabra que pronunciaba McCain lo hundía aún más.

Dos meses de sufrimiento fue lo que Matthew tuvo que soportar hasta que Jacob se graduó. En esas vacaciones tuvo su primera sesión, cuando su padre por fin se dignó a hablarle pero era porque quería llevarlo a las terapias de conversión. Isabella, su hermana, perdió los estribos y tomó el primer vuelo de vuelta a la ciudad, cuando llegó a casa lo primero que hizo fue gritarle a su padre.

Matthew nunca la había visto tan enojada, al final su padre le dijo a Bella que se hiciera cargo ella y que no le molestara más. Bella había entrado a la habitación de Matthew después de eso, hablaron un rato del tema y al final Matthew le pidió un psicólogo. Ese fue un verano difícil, a Matthew le gustaba aún menos recordar eso que el tiempo donde Jacob McCain estaba en la escuela.

El primer día luego de esas vacaciones de verano entró un nuevo McCain a Bindson, Matthew casi se desmaya cuando se enteró que había otro McCain, imagina su sorpresa cuando este se acercó a él y en vez de insultarlo le dijo a Matthew lo que menos esperaba oír.

—¿Eres Matthew Fox?

Matthew asintió, porque no encontraba como mover ni medio músculo.

—No te quiero cerca de mi, se supone que te odio. Adiós.

Y ya. Eso fue todo. Los siguientes días John intentaba molestarlo con cosas estúpidas, lanzando bolitas de papel a su escritorio en clases, mandando todos los balones en su dirección cuando jugaban quemados, era casi como si John quisiera ser malo con él porque le tocaba y no por quisiera ser malo con él en serio. En aquel tiempo Matthew no lo veía así, para él todo lo que John hacía era un reflejo de su hermano, ahora se daba cuenta que McCain solo intentaba parecerse a su familia, más no era como ellos.

Eso, a los ojos de Matthew, lo volvía más insoportable aún.

the broken & the sinnerWhere stories live. Discover now