Diez.

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Matthew no podía dejar de pensar en John McCain.

Ugh, se sentía extraño pensarlo pero no había otra manera de decirlo. Definitivamente no podía dejar de pensar en él. Era más extraño aún porque le había preocupado verlo llorar. Jamás lo había visto llorando. Por lo que no supo qué hacer y menos sabiendo que había sido su culpa, así que hizo lo que mejor se le daba: huir.

Se fue a refuriar en la habitación de Dan y Gabe, donde ya estaban los dos. Había un desastre de cosas en toda la habitación y cierta tensión en el aire también.

Matthew no tenía ni idea de qué había pasado en las duchas, o en la cancha después de que se fue, pero ahí estaban, y se veían felices hablando sobre no sé qué bandas de música. Matthew también quería estar feliz y hablar de no sé qué bandas de música, pero pensar en McCain y la culpa de ello no lo dejaba, por lo que decidió abrir la boca y contarles a sus amigos lo que había pasado.

—Creo que hice llorar a McCain...—irrumpió en la conversación de repente. Ellos lo miraron con el rostro totalmente en blanco esperando que continuara—. Y ahora me siento, más o menos, una basura por eso.

—Pero... ¿Por qué? ¿Es la primera vez? —dijo Gabe alcanzando una caja de galletas.

—Sí. Nuestras peleas no son tan en serio y esta vez tampoco lo era, solo que parece que dije algo fuera de lugar y... Agh, no sé, me siento... Culpable.

—¿Qué le dijiste?

—Lo felicité por salir del closet—. Ambos lo miraron como si le hubiera salido una segunda cabeza. —No, no
No es gay, obviamente no, sólo fue una broma. Lo molesto a veces con cosas así pero es la primera vez que lo veo llorar.

—Meh, es normal, seguro se sentía mal por alguna otra cosa y terminó haciendo pooff—. Daniel hizo gestos con los que Matthew entendió que hablaba de explotar.

—Siento como si le debiera una disculpa.

—Pues pídele perdón, entonces.

Ahora fue su turno y de Daniel de mirar a Gabe como si hubiese perdido el sentido, lo cual era probable teniendo en cuenta lo que acababa de decir.

—Yo no le hice nada.

Gabriel parpadeó hacía él un par de veces con una cara de incredulidad en él. —Hace diez segundos dijiste que debías disculparte. Les juro que cada día me quitan como cinco años de vida con sus idioteces.

Daniel rió, pasó un brazo por la espalda de Gabriel y miró a Matthew con una sonrisa que decía muy claramente: Por favor ve y soluciona tus problemas de adolescente homosexual inestable mentalmente en otro lado y no vuelvas por hoy, gracias.

Asintió y se fue, pero antes de cerrar la puerta escuchó a Gabriel gritar—: Trata de no ser igual de idiota que él y pídele perdón.

Ugh, eso iba a ser difícil.

Aún sin tener idea de qué decir exactamente, fue hasta la habitación y abrió la puerta para encontrar a McCain en su cama dándole la espalda.

—Hey...

John ni se inmutó, al parecer estaba bastante decidido a ignorarlo. Eso no pasaba seguido, y cuando pasaba al menos le decía cállate o algo parecido. Esta vez no hizo ni un mínimo ruido.

—Agh, bueno, ignorame si quieres pero me vas a tener que escuchar.

Si no le pedía disculpas no iba a poder vivir consigo mismo. A veces sobre pensaba demasiado las cosas y si no hacía algo al respecto de la situación su mente lo iba a atormentar durante meses sino años. Había pasado lo mismo cuando olvidó un regalo de cumpleaños para Bella y pasaba ahora que estaba haciendo lo posible por no hablar con su padre.

the broken & the sinnerWhere stories live. Discover now