Seis

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—¿Y qué hago ahora?

—Buscar un hobbie—dijo Gabe.

—Buscar un novio—dijo Dan al mismo tiempo.

Ambos se miraron fijamente durante dos segundos y Matthew sonrió. Estaban en la habitación de ellos, y mientras se arreglaban para la cena con los papás de Dan Matthew estaba en una de las camas acostado buscando compañía en su tristeza.

—Escucha, irás a algún lugar que te guste donde no vendan alcohol y pasarás un rato agradable contigo mismo—dijo Dan sonriendo.

—No quiero salir—. Matthew estaba mirando al techo, de repente sintió sus ojos llenándose de lágrimas de nuevo, se colocó las manos en la cara y sollozó.

Dan le pasó suavemente por el cabello y Gabe se sentó junto a él en la orilla de la cama —Matt, está bien si no quieres pero no te deprimas aquí solo, haz algo, en serio.

Se sacó las manos de la cara. —Lo detesto.

—Sí, también nosotros, cuando volvamos iremos por una pizza.

—Ya váyanse, sean felices por mi.

Sus amigos se despidieron y él se quedó en la habitación un rato más, con un suspiro salió de la cama y de la habitación. No podía estar solo más tiempo, si estar en su habitación con McCain significaba compañía iba a tomarla no importaba lo poco agradable que fuera.

No lo había visto desde el día que discutió con Harry, eso fue el viernes y estaban a domingo. Cuando entró a la habitación encontró a McCain sin camisa buscando algo. Se apoyó en el umbral escaneando la habitación buscando algo diferente, algo que indicara que John había tocado sus cosas. No encontró nada, a simple vista todo estaba intacto.

John alzó la mirada y se fijó en Matthew, rápidamente la apartó de nuevo.

—No puede ser, volviste.

—Aww ¿Me extrañaste?

—Precisamente porque no te extrañé es que quería que no volvieras.

Discutir con McCain se sentía refrescante, pero en ese momento era un poco extraño también, él estaba sin camisa y Matthew nunca lo había visto así, ni siquiera en la semana que había pasado compartiendo habitación con él. Era raro que McCain tuviera ese nivel de confianza con él.

Se acomodó en su cama y sacó su celular, de reojo vio como John entraba al baño, un rato después salió cambiado con un pantalón gris deportivo y una camisa negra sencilla. Matthew se dio cuenta de que estaría solo de nuevo y se preguntó a dónde iría él.

—¿Vienes a ver el partido?

Matthew frunció el ceño y miró a John, él lo miraba de vuelta.

—¿Me hablas a mí?

—No, a la niñita de vestido blanco en la pared, por supuesto que a ti Fox.

El rubio le miró con confusión —¿Por qué?

John se tomó su tiempo para responder —Porque tienes una cara de aburrido que no te la aguantas ni tú y eres capaz de hacerle algo a mis cosas.

Eso definitivamente no se lo esperaba, Matthew sospechó que era una excusa tonta pero tratándose de McCain lo más probable es que fuera cierto.

Tenía dos opciones ver el partido o aburrirse sólo en su habitación...

Al final asintió —Okey.

(...)

Era una excusa estúpida. Definitivamente lo más estúpido que pudo haber dicho pero fue lo primero que se le vino a la mente. Ni siquiera tenía muy claro el porqué lo invitó a ver el partido en primer lugar, sólo que en cuanto vio a Matthew en la puerta pensó en lo triste que se veía.

the broken & the sinnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora