Toji Fushiguro

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Antes de leer esto, debes tener en cuenta lo siguiente:

εïз)Toji x lectora.

εïз)¿alguien extrañó este libro? Oigan, tuve que borrar todos los archivos de mi celular sin poder hacer un respaldo, y perdí los pedidos. ¿Me los pueden dejar en los comentarios de esta parte? Personaje y situación.

εïз)No tiene +18, mejor saca los pañuelos.

εïз)¡Espero que les guste mucho!

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"Eterno resplandor"

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"Eterno resplandor".

Había concebido en su subconsciente que la gloria de sus deseos más oscuros se había extinguido en los campos de la adultez y en el amanecer, de lo que pensó, era el amor verdadero.

El dolor de su infancia se apagó con la celosas palabras de la mujer que creó un eterno resplandor en su pecho. Su rencor durmió, pero la verdad se ocultó tras una pared de tiempo en retroceso.

Sin embargo, fue justamente en el claro engañoso del romance, en donde, en medio de una abrupta sequía, se unió a un infortunio desesperante. Su alma se adjudicó por naturaleza la insanidad de su pasado, y la tormenta comenzó con la cruel realidad.

La escena oscura era realmente dolorosa y patética. Por un segundo había vuelto, o tal vez eso podría parecer, pero el filo del arma cruzó su cabeza hasta hundirse a lo profundo. Su respiración se detuvo por segunda vez en el mundo; recordó que ella lo había hecho, ella le dio la forma blanda que ocultó debajo de un Toji cruel y despiadado.

Sus ojos se apagaron, el brillo se perdió y dentro una habitación oscura una figura blanca se encendió, con la espalda a él, lo observó y esa sonrisa lo envolvió otra vez. Eran esos los mejores momentos de su vida, antes de haber tomado la peor decisión.

Alargó el brazo, pensó que podía atraparla como la ocasión en que se conocieron, pero ella era hermosa, era oro y él se había podrido hacia tanto tiempo que un pecado representó si quiera una mirada.

La figura aclaró su luz en una confusión enorme. Los cabellos castaños flotaron, el vestido favorito color azul hondeó como una bandera orgullosa por la libertad. Estaba muriendo, y ella no desaparecía de su corazón y mermados trozos del más eterno romance.

Cuando sintió que pudo tocarla, está lo devoró con la mirada. Con él dejó su camino, quiso el cielo cristalino para ambos y lo único que consiguieron con su amor fue un imperecedero infierno.

—¡Detente! —gritó Toji con todas sus fuerzas. Su cuerpo se desplomó, pero su mente seguía en ella; era un adiós definitivo en el mundo de sus recuerdos.

La castaña dio un paso, un segundo más y el corazón de Toji reaccionó tarde. La amaba tanto, que de ser posible, hubiese querido evitar su muerte en aquel entonces. Lo tomó por el mentón, acercandolo lo suficiente como para sentirlo sobre ella; era un animal enfurecido, pero bajo su velo, un simple cachorro en busca del más mínimo aprecio.

—Corazón de rostro duro —murmuró la castaña, con la lluvia de los recuerdos cuando saltaba encima de él y lo sorprendía tanto como para hacerlo gruñir—. Cierra la puerta para el odio, y abrela a nuestra resignación.

—No planeaba... —murmuró el azabache. A su remordimiento vino el rostro de su hijo.

—Morir —completó ella y unió sus labios en un corto y doloroso beso—. Yo tampoco planeaba enamorarme de ti, y aún así me hiciste sentir que eras el único en mi vida. La sombra del patán que eras no era mayor al resplandor de mi aprecio.

El dolor de no verla más lo terminaba matando. Se sintió cansado, sus ojos se cerraban de a poco y sus fuerzas perdió hasta quedar a la merced del regazo de la castaña.

Ella jugó con sus cabellos oscuros.

—En tu muerte custodia el amor que nos prometimos —le susurró, las lágrimas le desbordaron y no lo pudo soportar más. Lo abrazó—. La última imagen fue la de tu hijo, Toji, promete a la flor el anhelo al alzar el vuelo de su vida.

Toji asintió. Había sido un hombre de mala reputación, pero a final de cuentas el eterno resplandor de su existencia se grabó en la castaña que ahora mora en un lugar incierto, cada mañana observando el cielo y pensando en él.

—Fue una vida después de conocerte... —sus labios se secaron y el brillo de su conciencia se extinguió gradualmente—. Pero todavía no quiero morir...

—Lo estás haciendo, Toji —dijo ella, sin remedio alguno—. Tu cabeza derrocha un río de sangre y yo solo vivo en tu mente. ¿Lo ves? Se agrieta, se apaga. Nos apagamos juntos, Toji.

La castaña se encogió de hombros y antes de desaparecer, unió sus frentes en un signo de eterna pureza. El último recuerdo de Toji antes de desaparecer fue la confusión dulce de la sensación de los labios de la castaña.

Y el agitado corazón se apago. El olvido lo envolvió y el amor cerró sus puertas en un laberinto nocturno que escondería el romance de su vida.

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Una maldición romántica ━ Jujutsu kaisen escenariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora