Megumi Fushiguro

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Antes de leer esto, debes tener en cuenta lo siguiente:

εïз) Fushiguro x lectora.

εïз)Escenario pedido y dedicado a Hilaryestevez

εïз)No tiene +18. 

εïз)La historia de este escenario se sitúa en el momento en que Nobara e Itadori trabajan juntos por primera vez. 

εïз)La lectora en esta ocasión la quise hacer un poco mayor que Fushiguro. Fue solo para experimentar, pero no descarto la posibilidad de usar este recurso en otro momento. 

εïз)Este escenario no forma parte del especial que prometí. Este escrito lo debía desde hace días y quiero cumplir primero estos y luego pasaré a trabajar con los pedidos, espero no les moleste. 

εïз)¡Muchísimas gracias por todo su apoyo! 

εïз)¡Espero que les guste mucho!

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"Mal humor".

Aun y con la ilusión totalmente aplastada, un grupo de cuatro alumnos y un profesor se desplazaron al medio día hasta Roponggi, llegando casi en las ultimas horas de sol. Dos de los alumnos entraron al lugar abandonado mientras que los dos restantes aguardaron en la acera junto a su profesor, de quien no se podría asegurar si estaba dormido o despierto con ese antifaz negro por sobre los ojos.

Pero la sonrisa tan segura del mayor ya formaba una idea en sus dos alumnos restantes; un joven de rostro molesto con la vida y una jovencita con la paciencia escrita en su faz.

El mayor tomó asiento por sobre la acera, colocando sus brazos por sobre la punta de sus rodillas. Mundo permaneció, ignorando a la pareja que estaba a su derecha; tenía altas expectativas en Nobara e Itadori.

Mientras tanto, el azabache imitó la acción de su profesor, abriendo sus piernas de igual forma y colocando sus brazos por sobre sus rodillas.

—Estás molesto —acotó la jovencita, inclinándose un poco mientras colocaba sus manos tras su espalda.

La sonrisa que ella formó en ese momento atacó sin cuidado al azabache.

El tiempo que tuvieron que esperar a las afueras y su mal humor se vieron comprometidos en cuanto se encontró debajo de ese par de orbes oscuros y esa sonrisa que era amable sin distinción.

—No lo estoy —respondió a secas, como era bien su costumbre.

La jovencita, emitiendo una dulce risa como esplendida, de esa que deja a Fushiguro atado de pies a cabeza; dio un paso adelante y descubriendo su zurda, se abrió paso hasta darle un golpecito en la nariz.

—Mientes —le dijo, a lo que Fushiguro respondió con un respingo y gruñido. Lo había tomado por sorpresa y su reacción para ella, fue en extremo tierna—. Todavía estás sanando. Sabes que no puedes participar, al menos no hoy ¿sí?

Un débil y caprichoso "Sí, ya lo sé" apareció de los labios del azabache. Quiso ocultarse, ocultar ese obvio tono durazno que cubría desde sus mejillas hasta la punta de sus orejas, pero la castaña, quien se convirtió en su novia hacía medio año, fue más rápida en tomar asiento por entre sus piernas.

—¡Espera!

Fushiguro reaccionó como que eso no era lo correcto, además no podía asegurar si su profesor no se burlaría de ello en otro momento, pero ella le calmó y, al contrario, le tomó de los brazos aplicando cierta fuerza para que él la abrazara por los hombros.

—Ah, qué maravilloso... —murmuró ella, sintiendo la fuerza de Fushiguro tras su espalda, además de ese sutil temblor de sus brazos. Era como si tuviera miedo a lastimarla—. Me encanta tu calor, Fushiguro.

El mencionado se quedó sin palabras. Como un pequeño niño caprichoso asintió con lentitud y colocó su mentón por sobre el hombro derecho de la castaña. De tal forma ella pudo ver las mil y una sensaciones que causaba en ese chamán, al cual por cierto le ganaba por cuatro años; esa la razón por la que ella en ocasiones amaba mimarlo o en su caso, molestarlo.

—Esto es vergonzoso... —murmuró él, con su voz un tanto áspera.

La fémina sonrió ladina, ciertamente era un poco vergonzoso, pero satisfactorio si podía ver aquel rostro tan apetecible del azabache. Estudió sus labios, los cuales esa noche adoptaron un color más rosado de lo normal al verse turbados por el frío. Se vio presa de una ansiedad enorme por estudiarlos en suavidad y fuerza. Después centró su atención en sus ojos oscuros, con un sutil tinte gris y el alma le tembló; estaba tan nervioso que un velo de inocencia le cubría.

Con sus manos, frías y seguras, lo atrapó del mentón y se estiró lo suficiente como para estampar sus labios en los de Fushiguro. Se unieron por una fracción de minuto, la chica tomó el control e la caricia y obligó al azabache emitir un diligente jadeo.

—Sí, lo es —respondió ella terminando con el beso, a centímetros de los labios de Fushiguro, quien, por cierto, se le podía leer en el rostro una súplica por más—. Pero al menos pude quitarte ese mal humor por no estar allá dentro ¿verdad? 

 Pero al menos pude quitarte ese mal humor por no estar allá dentro ¿verdad? 

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Una maldición romántica ━ Jujutsu kaisen escenariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora