Nanami Kento

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Antes de leer esto, debes tener en cuenta lo siguiente:

εïз) Nanami x lectora.

εïз)Este escenario está situado poco antes de la aparición de Nanami en el manga y anime.

εïз)Escenario pedido por Aranguren29 y hecho en agradecimiento por su apoyo.

εïз)No tiene +18.

εïз)Perdón que esta vez sea corto.

εïз)Gracias por todo su apoyo. 

εïз)¡Espero que les guste mucho!

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"No estaría tan mal"

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"No estaría tan mal".

Esa sensación de irrealidad que lo aterraba todas las mañanas comenzó a entenderla. Ya podía recordar sin que sus ojos se humedecieran y su voz se quebrara. Nada de lo que le producía ese dolor era un sueño y mucho menor un error.

Aunque hubiese sido fantástico que todo fuese un sueño y nunca haber perdido ese olor a limón de sus cabellos al ser sacudidos por la vida y amor.

Como era su costumbre, el despertador sonó, salió de la cama y como su ansiedad le dictó, contó los cabellos que esa mañana dejó olvidados en la almohada. Tres, eran tres hebras doradas las que había perdido.

—Eso no quiere decir que te estés volviendo viejo —la escuchó y su semblante endureció.

Tragó saliva en seco, esa mañana había soñado con ella, con ese castaño que le cautivó todos sus sentidos y esa madurez que la describía perfectamente.

Si alguien le preguntara, ¿a dónde le gustaría volver? Nanami respondería a tres meses antes, el día en que la jovencita de ojos oscuros lo había sacado de la oficina a la fuerza y fueron a ver los árboles de cerezo florecer.

—El cerezo se parece a ti —le había dicho él mientras tomaban asiento.

Ella rio como si hubiese sido un chiste y negó.

—¿Te picó un bicho raro hoy? —respondió ella entre burla—. Siempre dices que me parezco a lo más molesto del mundo.

Ambos rieron aunque Nanami lo hizo en un tono más suave.

—Decir que me parezco a un cerezo... —fueron las palabras de la castaña que resonaron ahora en la habitación donde el rubio despertó tres meses después—. ¿Quién te entiende?

Era cierto, él tampoco se entendía, pero estaba seguro que sus palabras de aquel día eran bien ciertas pues la imagen de aquella mujer con ropa cómoda, cabello suelto y esa divina sonrisa hacían un juego perfecto con los cerezos. Parecía uno de ellos, tan llenos de vida y sonrientes a pesar de todo.

Al paso de unos veinte minutos, Nanami salió de su departamento. Hace meses que los dos lo habían arrendado con dos tazas para beber café, dos almohadas y dos sillones para descansar.

Al día de hoy, mientras el rubio cerraba con llave, dentro descansaba una sola taza, una sola almohada y un sillón guardando polvo.

Se limpió el rostro, y sus recuerdos con ella revivieron. Habían estado empolvados desde los últimos días.

La extrañaba y estaba seguro que ese era otro factor para acelerar su vejez. Ya no podría volver a llamarla, porque no habría nadie detrás de la otra línea nunca más.

Ella fue la única mujer que le mostró a Nanami un tipo de felicidad que se vive una sola vez en toda la vida.

Tomó aire, observó su reloj y al ver que ya iba tarde a la oficina, dio el primer paso y un mensaje le llegó al celular.

Chasqueo los dientes. En otro momento cierta voz femenina le diría algo como "No seas gruñón y contesta, puede ser del trabajo" y por costumbre, tras no obtener esas palabras más que el silencio de la ausencia, atendió al mensaje.

Era Satoru, hablando sobre pedirle un favor y un alumno un poco especial. Algo había dicho de Sukuna y un recipiente.

Contestó con rapidez y se tomó unos segundos para meditar la situación. Esta mañana no iría al trabajo, acudiría al llamado de Satoru para variar.

Elevó su mirada. Su rostro estaba solemne, pero su corazón no había logrado sanar ni un poco.

—No estaría mal antes hacer una parada para ver los cerezos —murmuró, y tras cambiar su horario, se llevó una de sus manos a la bolsa de su pantalón.

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Una maldición romántica ━ Jujutsu kaisen escenariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora