Una maldición romántica ━ Jujutsu kaisen escenarios

Toge Inumaki

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Antes de leer esto, debes tener en cuenta lo siguiente:

εïз)Toge x lectora.

εïз)No tiene +18.

εïз)Algo soft y corto ya venía bien. Últimamente es contenido pecaminoso y así no se puede, amigos.

εïз)¡Espero que les guste mucho!

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"Efecto ternura mortal".

Al día siguiente de un trabajo en un hospital donde las maldiciones perturbaron por mucho tiempo, los estudiantes de segundo grado se reunieron en el aula. Era media tarde, los rayos del sol estaban muriendo dentro del lugar y Satoru los había dejado hacia rato.

Maki suspiró recostada en su mesa. Por fin un día libre y no hacían más que perder el tiempo en algo así; llevó su mirada a su izquierda y cerca de la ventana se encontró a Panda y la castaña discutiendo con profunda entrega. Revisó el resto del sitio y no encontró a Inumaki; ¿cuando se había perdido de su vista?

—Oigan —llamó peli verde en un suspiro serio. La castaña y Panda le prestaron atención con ansiedad—. ¿Donde está el otro?

—¿Inumaki? —preguntó la castaña llevándose las manos al pecho.

Panda esbozó una mueca de complicidad y volvió su mirada a la castaña, quien le imitó y prestaron atención a Maki. La Zenin supo que algo andaba mal, tragó saliva duro y se levantó para dirigirse al lado de sus amigos.

—No me digan que le hicieron algo —rezó Maki con el rostro ensombrecido, pues nadie se atrevía a jugarle una broma a Toge.

El par de amigos negó.

—Todavía no llegamos a esos extremos —mencionó la castaña y Panda culminó:— Lo vimos salir. Seguro fue a comprar un jugo en la maquina expendedora.

La mayor pudo suspirar. Se llevó una mano al pecho y cuando se escucharon los pasos de Toge regresar al aula, una punzada de inseguridad le obligó a susurrarles.

—¿Entonces qué estaban haciendo?

La castaña se rio por debajo y Panda se encogió de hombros. A ojos de Maki parecía que ocultaban un secreto de vida o muerte. Jamás se esperó que sería una tontería la que acabaría con su poco tiempo libre.

—Panda yo yo apostamos —dijo la castaña—. ¿Cuando has visto que Inumaki sonría?

Maki sopesó la cuestión y las expresiones de Toge que sólo le venían a la cabeza carecían de un ápice de sonrisa. Negó.

—Pocas... —respondió por no decir nunca y se cruzó de brazos—. ¿Y todo es por la sonrisa de Toge?

—¡No lo entiendes Maki! —explicó Panda—. Ella dice que Toge puede sonreír y yo digo que no, que sus labios se caerían si sonríe.

—Panda... —murmuró Maki poniendo los ojos en blanco—. ¿Eres tonto?

De algún modo aquella pregunta quedó en el aire sin respuesta porque Inumaki se había agregado al grupo. La castaña reaccionó con rapidez bajando la mirada con el rostro caliente, Maki formó una mueca de incredulidad, pensando que esos quienes la rodeaban no podían llamarse hechiceros. Mientras tanto, Panda se atrevió a darle fin a la apuesta.

—Toge —lo llamó el bi color y los ojos violetas del chico se iluminaron—. ¿Puedes sonreír para nosotros?

A la sazón, tanto la castaña como Maki (quién no pudo ocultar su curiosidad culpable) se prestaron atentas a los movimientos del rubio. Toge abrió el cierre que cubría sus labios a la par que asintió.

—Shake, Shake —inquirió el rubio.

En combinación con los tonos de la muerte de la tarde, el rostro de Toge se iluminó en un color amarillo, el naranja cubría el rosado de sus labios y las marcas de sus mejillas se torcieron cuando los segundos corrieron y los belfos del hecicero esbozaron una de las sonrisas en los límites de la pureza y ternura.

En ese momento las miradas de todo mundo se llenaron de colores. La sonrisa de Toge fue tan linda que incluso Maki necesitó de un momento para tomar aire, mientras que Panda perdía su porción del almuerzo por una semana y la castaña intentaba mantener su corazón en su sitio porque la ternura oculta en Toge había sido peligrosa.

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