Besando el suelo donde pisas.

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Besando el suelo donde pisas.

Guillermo.


Se suponía que preparar la cena iba a ser cosa de niños porque estábamos dos adultos y supuestamente teníamos experiencia. Ni de broma, chaval. Fue todo lo contrario. Cuando Samuel caminó conmigo hacia la cocina, Carol insistió en unirse alegando que ella era una mujer y que era la que tenia más experiencia en el rango de la cocina, a lo que yo solo pude lanzar una ceja y soltar una carcajada. Si era verdad que tenia buenas manos para la cocina y que de hecho, se le daba muy bien, pero no fue eso lo que me extrañó, sino que se uniese a nosotros, ya que ella odiaba hacer las tareas domésticas.

-Pero es que me aburro si estoy sola en el salón...- Suplicó. Caminó siguiendonos, y sin esperar un segundo, abrió el tercer cajón de la repisa y se puso su delantal donde ponía “Ama a la pequeña Chef". Sonreí al ver como, a pesar de todo lo que ha pasado esa enana, sigue manteniendo su aura infantil e inocente intacta.

-¿Ama a la pequeña Chef, no?- Preguntó Samuel jocoso, y yo lo seguí.

-A mi hermano puede que le pegue más...- Ladeé mi cabeza hacia un lado, claramente confundido.- Por todo el tema de amar y eso...- Seguía sin comprender muy bien, pero al parecer Samuel si había captado algo.

-Yo no amo a tu hermano.- Susurró, y un escalofrio recorrió toda mi espalda. Quizá lo que ahora sentía no era decepción, sino alivio al saber que así será más fácil que nadie me dañe. Si no te aman, si tan siquiera tú te quieres, es más fácil que nada te haga daño, ¿no?.- Pero estoy seguro de que muy pronto estaré besando el suelo por donde pisa...- El bol que sostenía en mis manos acabó en el suelo y yo atragantándome con mi propia saliva.

Miré a Samuel, intentando descifrar si lo que había dicho era una broma de esas que él solía decir tantísimo, esas que a veces eran subidas de tono y yo acababa totalmente avergonzado; pero no. Estaba serio, aunque una sonrisa quería aparecer y sus ojos brillaban. Desvió la mirada a Carol.

-Pero shhhh- Se puso el dedo índice sobre sus labios.- Es un secreto.

Y no sé como, pero esto pasó a un segundo plato, y es que entre risas y tonterías, el preparar la cena se convirtió en una guerra de comida. Íbamos a hacer pizza, pero cuando mi hermana lanzó a Samuel un puñado de harina que dio justo en su pecho yo temí lo peor...

Ahora le gritará y se marchará y..."- Las imágenes de Alex peleando con mi hermana por minicias se repetían en mi cabeza una y otra y otra vez.

Pero nada de eso pasó. Muy al contrario, Samuel le respondió con la misma moneda, y ella acabó entre indignada por haber manchado su bonito y muy azul pijama y divertida por jugar a eso.

Y cuando me quise dar cuenta, los tres estábamos totalmente llenos de blanca y pegajosa harina.

-Debemos ducharnos- Aconsejó Carol.

“Al final, nada de cena"

-Yo te puedo prestar algo que me quede grande... Solo si quieres, Samuel.- Me avergoncé tantísimo...

-Claro, odio estar manchado de esta cosa blanca, me siento... Sucio- Asentí. Mi hermana se fue a su habitación a ducharse, ya que tenia cuarto de baño propio, aunque a veces insistía en venir al mio porque el agua se regulaba mejor o yo.que..que, y Samuel y yo nos fuimos a mi cuarto.

Relatos de un roto corazón. (Wigetta)Where stories live. Discover now