En mi casa [Parte II]

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Capítulo 18: En mi casa [Parte II]

Guillermo.

Mi hermana, literalmente, me saltó encima cuando entré en casa, gritando algo como: ¡¡Samuel vendrá!!. Rogué por tener fuerzas para aguantar lo que se venía a continuación, y es que si bien yo estaba malditamente asustado por todo el tema de que Alex seguía allí, en el fondo de mi corazón, transmitiendo todo el miedo que pasé a su lado, tener a Samuel en casa, aquel chico que me gustó años atrás, pues... me aterrorizaba mucho más, mayormente por mi fobia y temor a volver a sentir algo por alguien, en este caso por revivir esos sentimientos.

-Carol- Gritó él con aquella voz agudizada a propósito.

Realmente parece un niño chico”- Y me ví a mi mismo, sonreir como un pequeño chaval cuando le regalan un nuevo juguete el día de Reyes.

-¡Samuel!- Se soltó de mi y corrió hasta él, como si no lo fuese visto en años. ¿Cómo habían podido entablar tan buena relación en tan poco tiempo?. Quizá porque ambos parecían tener la misma edad, ya que mi hermana parecía realmente madura -en la mayoría de las situaciones- y Samuel... bueno, Samuel realmente era un niño encerrado en un cuerpo de adulto, o así parecía casi siempre.- ¿Cómo es que has llegado tan rápido?- Preguntó Carol a continuación, dejándo respirar por fin al mayor.

-Es que fui a recoger a tu hermano a Emag- Yo agaché la cabeza avergonzado, preguntándome quién realmente era el niño aquí, porque yo ahora me sentía como un bebé, actuando de forma avergonzada y tímida en mi propia casa.

Por curiosidad, me giré y miré la hora, eran las seis y media de la tarde, por un segundo me pregunté hasta que hora Samuel estaría aquí, y me recriminé el haber tardado tanto haciendo inventario.

-Guille, mamá llamó hace un rato, dice que hasta mañana por la tarde posiblemente no vendrá, ya que tiene mucho trabajo.- Oh, genial.

Por lo menos, esta vez había avisado”- Aunque, ya debería estar acostumbrado ya que... bueno, desde niños había sido siempre así. Papá en cambio si que tenía unos horarios, estaba un dos semanas más o menos fuera de casa, y luego pasaba con nosotros un fin de semana completo, a veces intentaba escaparse algún que otro día entre semana, para saber cómo iban nuestros estudios, si necesitábamos algo o cosas así. Miré a Carol y suspiré recordando el episodio del otro día, realmente había sido muy mal hermano con ella, sabiendo que prácticamente estaba sola, que no había tenido figura materna ni materna a causa del trabajo... y yo entro en un estado depresivo por culpa de Alex.

Me estremecí tan solo al pensar en su nombre, y un segundo después, me asaltó el recuerdo de la primera vez que entró en casa.

Flasback.

Relatos de un roto corazón. (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora