Una mañana en el centro comercial.

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Capítulo 8: Una mañana en el centro comercial.



Rubén.


Fui a casa de Guillermo para ir de compras al centro comercial y comprar algunas cosas, al estilo chica. Pero él realmente necesitaba despejarse, su pálido tono de piel gritaba que no había salido de casa hacía días, y ¿qué mejor forma que despejarse que ir de compras?.

Y si, cada vez que digo eso suena más raro”.

Rezaba mientras me dirigía a su casa porque no fuese la típica persona que tarda años en prepararse, por lo que cuando lo vi que estaba allí, esperándome, agradecí que no fuese así, porque prácticamente ya llegábamos tarde a encontrarnos con Samuel y Chetto.

Hablando de eso....”

-Por cierto, van a venir unos amigos con nosotros. Samuel y Chetto.- No creía que él se molestara por ello, pero tampoco era plan de no avisarle de que vendría más gente con nosotros.

Casi suelto una sonora carcajada cuando veo como su boca se abre a la par que sus ojos, en una clara expreción de sorpresa, pero después, tras pensarlo por unos segundos, me dije a mi mismo que puede que si que le molestase...

-¿Te incomodaría que ellos vengan?- Dudé.

-No...- La verdad es que este chico se veía bastante apagado, y una parte de mi se preocupaba por ello. Si, vale que no había hablado con él más de dos o tres veces, pero es una de estas personas que tienen algo que te gritan que puedes confiar en ellos completamente, y aunque siempre tuve intención de acercarme a él para intentar llegar a ser amigos, eso de la 'popularidad' siempre me lo había impedido, hasta que mandé todo eso a la mierda. ¿Qué más da ser popular?. Eso solo te lleva a tratar mal a la gente, a no relacionarte nada más que con los que tienen tu mismo 'status' y yo realmente pasaba de eso. Y, cuando dije algo así como “Hasta aquí, me da igual no ser 'pupular', me da igual que me critiquen, me da igual todo.” pasó algo que nunca me imaginé, conocí gente estupenda, gente en la que de verdad podía confiar y... aún tenía ese aura -según muchos- que desprendía 'popularidad'. ¿Qué más da eso, de todas formas?. La popularidad solo es una palabra que no vale nada, sin embargo, para otros -y eso es algo que yo no puedo comprender- ser popular, significa algo así como lo mejor del mundo.

Bien, cuando eres popular y te das cuenta de lo que eso conlleva, darías lo que sea por dejar de serlo, y eso fue lo que hice.

¿Me arrepiento?. Para nada.

-¿Estás bien?- Escuché.

-No.- Contesté tranquilo, y es que como había estado tan sumergido en mi mismo, Guillermo se había preocupado -o eso supongo, porque este chico es difícil de leer.- ¿Estás nervioso?- Le pregunté al ver lo tenso que estaba.

-Un poco...- ¡Estaba super pálido!.- No estoy muy acostumbrado a relacionarme con el mundo...- Tal y como pensaba...

-Tranquilo, ya te acostumbrarás a ello ahora que estás conmigo.- Intenté sonreirle de manera segura y confiada, pero como suele ser costumbre en mi, mi sonrisa le habría dado miedo.

Iba a decir algo, pero no le dió tiempo porque de lejos vi a un par de subnoramles...

-¡Sami!.- Empezé a correr, agarrando a Samuel.- ¡Chettito!- Ambos odiaban que los llamasen así, pero me encantaba joderlos. Aunque, esta vez, como protesta solo escuché un gruñido.

Me giré para ver a Guillermo, quién sin saber porqué estaba totalmente sonrojado y más tenso que antes.

Tras un rato hablando, mientras yo intentaba que Guillermo se relajase un poco, nos dirigimos al centro comercial, el único que había en muchos, muchos kilómetros, es por eso que siempre estaba completamente lleno.

Relatos de un roto corazón. (Wigetta)Where stories live. Discover now