Relatos de un roto corazón. (Wigetta)

Por cierto...

Capítulo 7: Por cierto...

Guillermo.

“A veces no comienzas a superar algo porque quieres, sino porque tienes que hacerlo. Si fuera por mí me habría quedado en la cama todo el verano, -bueno, posiblemente toda mi vida- sintiéndo pena por mi mismo, y haciéndome las típicas preguntas: '¿En qué me equivoqué?', '¿Qué hice mal?', '¿Nunca seré suficiente?'... etc.

Pero quizás las circunstancias como: la escuela de verano, el tener que buscar dinero por mi mismo, intentar tener contentos a mis padres..., hacen que te levantes y sigas adelante porque ese es algo así como el primer paso para empezar a 'reparar tu corazón'. Y aunque es doloroso, es un muy pequeño paso hacia la dirección correcta, porque permite enfrentarlo.”

Cerré el cuaderno y me quedé pensando allí mismo, sentado en mi escritorio. Pero cuando me di cuenta y vi la hora, casi salté de este.

“Chaval, llegaré tarde...”

Realmente no sabía ni como podía estar en píe, y no, no porque me sintiera tan mal mentalmente -y físicamente- si no, porque, desde que Alex me dejó, no pensé en levantarme de la cama, sin embargo, aquí estaba yo, preparándome para ir al centro comercial -como si fuésemos chicas- con Rubén, para buscarme 'prendas adecuadas' para trabajar. ¿Cómo había acabado aquí?.

“Por tus maravillosas notas”.

Por un momento, el resentimiento volvió a mi. Solo daba problemas, y si eso no fuese suficiente..., estaba mintiendo a mis padres- bueno, técnicamente, ocultándoles información-.

Da igual, el caso es que mi madre -casi literalmente- estaba dando saltos de felicidad al ver que por fin volvía a salir de casa. Incluso mi hermana me sonrió como si estuviese conforme.

-¡Estoy tan contenta de que vuelvas a salir con Raúl!- Sentí una sacudida en mi estómago al escuchar ese nombre. Raúl era -o fue- mi mejor amigo durante muchos, muchos años, pero entonces... Alex apareció y todo se fue por la borda. Poco a poco dejemos de hablar y finalmente, acabé perdiéndolo.

-No...- Susurré- No es con Raúl- Aparté la mirada.- Es con... Rubén, un chico que he conocido hace poco- Eso era mentira, en realidad lo conocía desde hace bastante tiempo, pero nunca habíamos 'hablado' más allá de un 'hola' y poco más.

-Oh..- Se notaba que ella no sabía que decir.- ¡Que bien, ¿no?!.- Quería sonreirle, porque sabía que estos días había estado preocupada por mi, pero por más que intentaba hacerlo, solo se posaba en mis labios una mueca.

Cogí mis cereales e iba a prepararme el desayuno cuando sentí que ella me abrazaba por las espaldas. Mi estómago dolió de nuevo. Soy hombre, y... últimamente actúo como una chica, pero es que... todo esto, lo que ha pasado en tan poco tiempo, me tiene tan mal que todo duele, y no puedo controlar mis sentimientos.

-Mama...- Susurré intentándola apartar después de unos segundos.- Por favor...

-Lo se. Lo siento. Es solo que estoy feliz de que por fin vuelvas a salir de esa habitación.- Y en verdad se le notaba feliz, y eso hizo que por un pequeño instante yo también me sintiera mejor.

-Gracias...- Susurré de la nada, mientras salía. Rubén acababa de llamar al timbre; sabía que era él porque llevaba una gorra de un creeper, esa que le había visto varias veces en la escuela.

“Típico en él”.

-¡Hola!- Me saludó enérgicamente. Cuanta energía desde la mañana, chaval...

-Buenos días- Levanté la mano en forma de saludo.

-¿Listo para una mañana en el centro comercial?- Vale, ¿era yo o eso sonaba a muy de chica?. Chaval, vale que últimamente me estaba comportando como una... pero de eso a 'ser' una... ¡Ni de broma!.

-Esto...- Pero de nuevo -que manía tenía este chico, por cierto- no me dejó hablar, me cogió de la mano y me arrastró.

“¡Pero bueno, ¿este chaval escuchaba a alguien alguna vez?!”

-Por cierto, van a venir unos amigos con nosotros. Samuel y Chetto.

Entonces, creo que mi alma abandonó mi cuerpo, porque me sentía muerto -y no como estos días que era del tipo: muerto en vida por la tristeza, el sufrimiento... etc-.

¿¡S-Samuel iba a venir con nosotros?!.