Eveline Wattson:
¡Estúpido chico malhumorado!
Esto no se va a quedar así.
"Admite que te gusto esa cercanía ,Eveline" me dije mentalmente.
¡No! El tipo es guapo pero eso no le quita lo idiota, además no iba a admitirle que me dan miedo los días de tormenta.
¡Es que por qué tiene que ser tan , tan ...tan así! Por todos los dioses del universo, virgen de la paciencia dame otro kilo de ella, juro que este chico se ha acabado la poca que me quedaba.
Se ha molestado de que lo he abrazado y juro que no estaba planeado. Solo actúe sin pensar cuando escuché ese ruido que tanto me da miedo,ahora creerá que estoy interesada en él.
"Pero te llama la atención" - Por dios Eveline cállate, deja de pensar por un segundo.
Colgué mi mochila sobre mi hombro y corrí para llegar temprano a mi siguiente clase. La verdad es que necesito revisar el horario nuevamente porque no recuerdo que clase es la que sigue.
Saqué la hoja de mi horario que guardaba en el cuaderno y ...
Ja, esto es realmente ridículo. La siguiente clase es :Anatomía.
Genial, simplemente genial.
El timbre sonó, todos salierón de sus salones en dirección a su nueva clase.Entré en el que me correspondía y decidí sentarme hasta el fondo de este; el salón no tardó en llenarse ni el profesor tardó en llegar, una vez que entró al salón cerró la puerta.
La clase comenzó.
-¡Bueno chicos! Soy el maestro Isaac para los que no me conocen. Hoy veremos el tema de " los tipos de osificación".- El maestro fue interrumpido dado a que alguien abrió la puerta del salón sin siquiera pedir permiso para enterar. Y la persona que entró era nada más y nada menos la aquella que no quería ver en este momento. El chico de cabello negro ignoró al profesor y paso a dirigir su atención en mí, por mala suerte el único lugar vacío era el que estaba a mi lado.
-Hola, jodida chida curiosa. - lo ignoré. Preferí seguír poniendo atención a la clase; pasarón unos cuantos segundos cuando pude notar que él escribía algo que en realidad no puede alcanazar a leer porque su brazo me impedía ver con claridad. Dobló la hoja de cuaderno en la que había escrito y luego la dejó sobre mi mano. Lo miré confundida, él solo alzó las cejas con una sonrisa de burla.
Dude mucho en abrirla o no, pero mi curiosidad fue más, así que desdoble la hoja y leí ahora si su contenido:
- Te ves horrible cuando estás enojada. Tú cara se arruga como una pasa y pareces anciana.
¡Oh, eres un completo idiota!
Le lancé una mirada asesina. Río con burla mostrando sus dientes. ¡No! no sonrias maldito.
Tome una pluma y empecé a escribir mi respuesta enojada. Doble la hoja de nuevo y se la avente.
- Deja de molestar ¿quieres? Me agradas más cuando estás callado.
El muy tarado volvió a reírse de mí. Puso sus brazos sobre la mesa para después descansar su cabeza sobre ellos e escribió de esa manera.
- Oh, justo dónde no me importa, aúnque
has cometido un gran error, no debiste decirme que te agradaba callado.
Ahora podré molestarte cada que se me de la gana .
¡Agarrenme que esta vez si lo mató!
Tome la hoja y volví a escribir:
- Atrévete, te juró que no saldrás vivo de está.
Le dejé la hoja cerca de su lugar; la abrió frunciendó el ceño. Luego volvió a su estado malhumorado.
Escribió y esta vez me lanzó la hoja con brusquedad.
- Lamento decirte que eso es imposible. Un demonio que ya vive en el infierno no puede volver a morir .
Ahora es mejor que te calles porque el profesor está mirando directamente hacía acá.
¿Qué me calle? ¡Pero si el fue el que empezó!
No me dio tiempo de responder nada más, el timbre sonó y el chico de cabello negro desapareció.
Es más que claro, éste chico sufre de bipolaridad.
