ᴛʜɪʀᴛʏ

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La risa armoniosa de Kaminari cubría el salón con un buen ambiente, la hora de la comida nunca había sido tan esperada por nadie como en ese día. A pesar de la fuerte actitud de Bakugō se notaba que muchos allí le querían, después de todo estaba rodeado mientras se comía un par de onigiris.

Lo que más le agradaba a Shōto de todo eso es el dulce olor que desprendía el aula, ya no se sentía el un poco sofocante olor a vainilla podrida, más bien ahora había un tenue olor a vainilla mezclada con frutilla, le agradaba mucho más ese olor.

ーLuces feliz, Todoroki-kun ー

La voz de Midoriya le hizo salir de su pequeño espejismo para obligarse a mirarlo, recién se había dado cuenta que sus ojos no habían podido abandonar la silueta de Bakugō desde que lo vio entrar ese día, y es que a pesar que ya no lucía enfermo para nada aún habían gotas de preocupación en él por su estado, no quería verlo de nuevo como lo vio, jamás quería repetir esa sensación de desesperación que Bakugō logró pasarle solo a través de su aroma, era casi cómo estar lleno de cadenas mientras arrancan cada uña de tu cuerpo.

ーTengo mucho sueño ー

Reconoció cuando puso su espalda por completo apoyada en la silla, sus huesos crujieron ligeramente al alzar sus brazos al cielo y buscar una posición más cómoda, las malas noches de sueño habían pasado su cuenta y ahora, sentirse tan relajado había logrado hacerle bajar su guardia.

Midoriya dió vuelta una silla para sentarse frente a él mientras apoyaba su almuerzo en la mesa, algo que hacían todos los días, algo que ahora agradecía porque al estar de espaldas a Bakugō ahora no sería obvio de que lo estaba mirando.

ーSería bueno que almuerces y luego, después de clases vayas directo a tu casa a descansar, ¿No lo crees? ー

El tono suave de Midoriya logró llamar su atención de nuevo, le costaba tanto alejar la mirada del bullicio que estaba en la otra punta con ese sol tan brillante en el medio, casi se sentía atraído por una onda gravitacional inviable a él.

Como si lo jalara.

ーTienes razón Midoriya, creo que eso haré ー

Aunque era exactamente lo que debía hacer algo dentro de él aún lo llamaba a volver a esa casa que no era suya, a esa casa donde conoció mucho más de sí mismo que en toda su vida, ahí donde conoció una paz que nadie jamás pudo darle, porque incluso siendo atacado jamás se sintió en peligro.

Le era extraño pensar que ya no volvería ahí a prepararse torpemente un desayuno, que no volvería a meter sus manos en una cubeta de agua fría para remojar un paño que luego pasaría por todo el rostro de Bakugō para enfriarlo, le era extraño pensar que no sostendría su mano cuando en sueño pedía ayuda, cuando rogaba que no lo dejaran ahí, aunque no sabía exactamente dónde era ahí, también extrañaría colarse en su cama mientras le cruzaba un brazo por la cintura para tenerlo más pegado a él, mientras sus pies fríos tocaban los cálidos de Bakugō, mientras su tenue respiración se componía de manera perfecta con los ligeros ronquidos de Bakugō, le era extraño pensar en despertar en la mañana y no ver el cabello rubio desalineado al abrir sus ojos.

Le era extraño no ver esos mismos ojos que ahora le miraban entre toda la gente que rodeaban a su dueño.

De pronto salió de su burbuja al darse cuenta que eso no era uno de sus pensamientos.

Bakugō lo estaba mirando, a él, de manera directa, aunque no giró la cabeza, sobre todas las personas que lo rodeaban, que le hablaban, que se preocupaban de su persona.

Y ahí, entre todas esas personas ese maldito mal nacido se relamió los labios logrando hacerle ahogar su respiración por los nervios que esa simple acción le causaron.

Rápidamente bajó la cabeza porque su rostro se tiñó de rojo por culpa de los nervios, necesitaba ocultarse, aunque la tos que le dio por la impresión no le ayudó nada, ahora tenía toda la atención sobre él mientras escuchaba a lo lejos y muy bajito la risa burlesca de Bakugō en el fondo.

Esa se la iba a pagar muy caro.

Alfa [BakuTodo]Where stories live. Discover now