ᴛᴡᴇɴᴛʏ-ᴛᴡᴏ

5.9K 880 187
                                    

El cansancio, la fiebre y el sueño lograron volver a noquear a Bakugō en poco tiempo.

Se sentía mal, su cabeza seguía doliendo mientras sentía que fácilmente se perdería en su maldito gen, pero Todoroki jamás se apartó de su lado, jamás le dejó, toda la noche estuvo ahí, toda la noche le enfrió el cuerpo con toallas húmedas mientras le daba palabras de aliento.

Sabe perfectamente que logró sobrevivir la noche porque él estuvo ahí.

La mañana llegó y esta vez no le molestó mucho ver a Todoroki durmiendo en su cuello, sabía que estaba cansando. Estuvo toda la noche soltando ese olor tal calmante que poseía mientras lo cuidaba, de una u otra forma le hizo sentir orgulloso, tanto que sonrió ligera y cortamente cuando el pensamiento cruzó en su mente.

El bastardo era fuerte.

Aunque le tomaba bastante recuperarse.

Su mano derecha subió de la espalda de Todoroki hasta su mejilla, tenía el cabello desordenado así que realmente no lo veía mucho el rostro por lo que le estaba molestando. Obviamente lo retiró con cuidado detrás de la oreja.

Le faltaba bastante un corte de cabello.

No pudo evitar acariciarle el pómulo con su pulgar al ver las ojeras, no bajo esas largas pestañas, ¿Cómo era posible que fueran tan largas? Además ese color mixto le era extraño, ahora que lo piensa, toda esa maldita familia es extraña.

Soltó una corta risa, ¿Que animal sería ese mocoso?

Sus párpados cayeron a la mitad de sus párpados, estaba cansado, estaba tentado a simplemente dejarse llevar y hacer lo que su instinto le gritaba, pero no quería, su instinto era una maldita mierda, él quería ser él, no su instinto.

Apretó los labios mientras apoyaba mejor su mejilla contra la coronilla de Shōto. Inmediatamente su nariz captó el rico olor a flores que desprendía, inmediatamente su cuerpo se relajó, inmediatamente dejó de sentir a su alfa interior que le gritaba miles de cosas.

No quería aceptarlo pero ese chico realmente le calmaba.

Decidió subir su otra mano y así abrazarlo por la cintura, su calor era tan malditamente cómodo que no quería moverse, no quería alejarse de él, no quería negar más eso.

Cómo ese día en la tarde cuando lo vio durmiendo, simplemente no pudo alejarse y dejarlo ahí.

Alzó la mano de la cintura de Shōto hasta sus hombros, ahí bajó por el brazo en una caricia hasta su mano para entrelazar sus dedos, eso realmente lograba calmar por completo su ser, como si ahí hubiera alguna clase de droga que entraba a su torrente sanguíneo para mantenerlo atontado. Aunque no de la mala forma.

Esta vez cerró los ojos, se dejó llevar, porque sabía que aunque se durmiera él estaría a su lado cuando despertara.

Ya no tenía miedo.

Porque él iría a su lado, se lo había demostrado.

Por eso iba a protegerlo.

Incluso de él.

[...]

Movió la llave en círculos mientras caminaba por las calles, su madre le había avisado en la mañana que Bakugō, su amigo de la infancia estaba enfermo y que necesitaba que alguien le cuidara porque su madre había tenido que salir de emergencia. No le extrañó mucho, a veces ella se lo pedía, pero lo que sí le extrañó es que esperaran todo un día para hacerlo.

Le llevaba el desayuno, seguramente Mitsuki había cocinado algo pesado para comer y Katsuki no había comido nada desde la noche anterior.

Siempre era lo mismo, a veces incluso le molestaba la actitud que tenía su madre con él.

Entró acostumbrado a esa casa solo para sentir un olor peculiar apenas entró.

Sus mejillas se colorearon de golpe.

Quiso devolverse y salir, pero al no escuchar ningún ruido fue que decidió entrar.

Comenzó a subir los escalones solo después de dejar el alimento en la cocina para ir a la habitación de su dueño con calma, había un bichito en él que le hacía querer entrar ahí y saber porqué olía de esa forma.

Sinceramente esperaba todo menos eso, incluso había entrecerrado los ojos por si había algo que no debía ver.

Aunque sentía que no debió ver eso.

Sin querer una sonrisa se posó en sus labios mientras caminaba hacia la cama, aprovechó también de alzar un poco más el cobertor para cubrirlos bien, porque ahí, juntos, frente a frente, estaban Bakugō y Todoroki abrazados. Bakugō estaba apoyado en el pecho de Todoroki mientras Todoroki le abrazaba y acariciaba el cabello con una mano mientras le besaba la mollera.

Era casi mágico.

Y por supuesto que les sacó una fotografía.

Aunque pensó en mandársela a Mitsuki decidió no hacerlo, porque seguro que arruinaría todo lo que sucedía entre ellos.

Buscó un lápiz y un papel para dejarles una nota de que les dejó desayuno abajo y así se fue, sonriendo de oreja a oreja.

Por supuesto que olería de esa forma, porque allí solo habían dos personas que se necesitaban con pureza.

Alfa [BakuTodo]Onde histórias criam vida. Descubra agora