Alfa [BakuTodo]

ᴇɪɢʜᴛ

ー¡Todoroki-kun! ー

El nombrado solo detuvo sus pasos al oír una voz femenina que le llamaba desde su espalda, hizo el ademán de girarse pero la chica pronto llegó a su lado así que no tuvo necesidad.

ー¿Qué pasa, Uraraka? ー

Había personas que le hacían mantener una sensación bastante calma dentro de él, una de ellas era Uraraka, quizás sus olores eran compatibles pero simplemente lo descartaba, ella no lo quería de esa forma así que era mejor ignorar su compatibilidad.

ーVamos a ir más tarde a las tiendas del mall, luego iremos a ver una película, ¿Te unes? ー

ー¿"Vamos"?ー

ーIida-kun, Deku-kun y Tsuyu-chan ー

Tres de cuatro le agradaban, aún no se había relacionado demasiado con la chica extraña pero no es como si la rechazara, lo mejor sería aceptar, le gustaba salir con sus amigos.

ーCla-/OYE BASTARDO DE MIERDAー

Sin poder evitarlo ambos dieron un pequeño brinco por el sonido tan brusco de la voz que interrumpió su charla. Uraraka se mostró fuerte pero fácilmente pudo notar un ligero olor de temor y respeto.

Era admirable de una Omega como ella.

ーOh, hámster ー

ー¡No me llames hámster, animal! ー

ー¿¡Ah!? ¿¡Quién te crees que eres maldita bastarda!? ー

ー¿Querías hablar conmigo?ー

Interrumpió posicionándose entre su amiga y el imbécil ... Digo, el chico que parecía querer matarla en cualquier segundo, le sigue asombrando que ella no se le quede callada.

ーSí, sígueme ー

Bakugō se había puesto a caminar hacía el sentido opuesto que él quería ir, su estómago pedía comida y realmente quería comer algo, realmente no quería ir.

ー¿No puedes decírmelo aquí? ー

Parece que dijo alguna clase de embrujo con palabras prohibidas porque apenas las pronunció un olor de amenaza nació en el aire, Uraraka se tensó a su lado, y él solo pudo asombrarse al ver en los ojos de Bakugō el real instinto de matarlo.

Suspiró cansado mientras avanzaba detrás de él, lo mejor era alejarlo de Uraraka en ese momento.

Lo bueno fue que apenas se alejaron de Uraraka el olor de amenaza dejó de salir, realmente se asombraba lo bien que podía controlar sus feromonas de amenaza, le recordaba mucho a su padre, ese hombre imponía con su sola presencia, y bueno él solo fue bueno con las feromonas de calma, después de todo su madre le enseñó ellas.

Jamás impondría algo sobre otro a través de sus órdenes.

ーBakugō, ¿Dónde vamos? ー

ーCállate y sígueme ー

Y de nuevo no obtuvo nada.

De manera instintiva olfateó un poco el aire en busca de algo que le dijera el estado real de Bakugō, pero no encontró nada, no había enojo, ni rencor, ni júbilo ni tristeza, era como si Bakugō estuviera frente a él pero a la vez no.

Simplemente no lo entendió.

Bakugō era una existencia que no entendía, le molestaba, mucho, su actitud le causaba muchas veces dolor de cabeza, le hacía responderle de forma mal e incluso habían veces que despertaban en él un deseo nato de pelear por territorio, despertaba ese lado de él que odiaba. Pero también estaba su olor, jamás notó un olor que tuviera la necesidad de huir o atacar, la forma que el olor de Bakugō le atraía era algo que le molestaba pero no podía evitar seguirlo, sabía que a su lado se sentiría a salvo, sabía que solo a su lado podría encontrar paz, pero de la misma forma no quería dejarse llevar, le alegraba que Bakugō hubiera vencido a su subgénero y no se volviera un animal, pero de allí a llevarse bien con ese chico no lo veía posible. Lamentaba mucho no poder cumplir las expectativas de los padres de Bakugō, sabe que no había malicia en sus palabras pero no se creía capaz de tenerlo como pareja, haber nacido alfa le daba la posibilidad de poder elegir el género de su pareja, y sinceramente si tuviera que elegir a alguien sería a una chica calmada, tal como su madre o hermana, alguien totalmente diferente a ese chico que parecía que en cualquier segundo saltaría a la yugular de alguien.

Y bueno, puede saber que realmente lo haría, después de todo su cuello estaba mordido.

La situación fue tan rápida que ni siquiera alcanzó a respirar, de un segundo a otro pasó a estar caminando en un pasillo a estar atrapado contra una pared sintiendo como toda su espalda comenzaba a quemar por el golpe que se dio, le habían alzado desde la camisa así que sus pies apenas tocaban el suelo.

Sintió que iba a morir, que su vida estaba en peligro, debía atacar, ese chico había escondido perfectamente que seguía siendo un inhumano, había escondido que seguía como bestia incluso de su olor, sabía que iba a ser asesinado en ese momento.

De manera instintiva sacó las garras que siempre mantenían ocultas, su nivel de inhumano era mucho menor que el de Bakugō pero podía hacer eso, si podía defenderse aunque fuera atacando a los ojos no moriría en ese segundo, posiblemente era menos fuerte que Bakugō en ataques corporales pero podría asegurar que era más rápido.

Alzó la mano y atacó al mismo momento que todo se detuvo.

La camisa se abrió de par a par, los ojos rojos de Bakugō parecieron brillar y luego solo brillaron mucho más, lo vio en cámara lenta, logró retraer las uñas a mitad de filo al momento de que vio como Bakugō bajó la guardia, el ataque no se completó pero estuvo presente, cortó la mascarilla y parte de la mejilla, fue suficiente para ver cómo unos vinilos se mostraban y una sonrisa bastante extraña nacía en los labios del rubio.

ーNo fue en el cuello... ー

Se sintió pésimo, apenas notó el olor a sangre de Bakugō supo que se había equivocado totalmente en juzgarlo.
Bakugō jamás intentó atacarlo para matarlo, jamás intentó hacer que no volviera a hablar de lo que había pasado en la habitación como había pensado en un comienzo, jamás pensó que aunque con su velocidad podría haber esquivado su ataque o quizás hasta lo podría haber devuelto.

Jamás pensó que Bakugō se había preocupado en no atacarle el cuello.

Pronto fue soltado y dejado allí, Bakugō no le dijo nada, simplemente lo dejó allí.

Se sintió la peor escoria al juzgarlo de esa forma, ¿Por qué tenía que seguir viéndolo como un depredador si ya hace mucho había notado que Bakugō no lo era? Lo había juzgado exactamente igual que los demás, ¡Aunque lo sabía! Bakugō jamás había soltado un olor que no fuera amabilidad pura.

Una amabilidad de un animal lastimado que no quería lastimar a nadie.