Capítulo 19

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Me senté a lado de Rebeca, quien estaba mandando un mensaje a Javiera para ver si venía o no este fin de semana a verla. Miré de reojo a mis compañeros y vi que Asher estaba sentado en fondo solo con su típica vestimenta negra y una camiseta de cuadros blanco y negro arremangada hasta los codos. Se pasó una mano por su oscuro cabello despeinándolo aún más, pero dándole ese toque tan sexy que me hacía querer saltar encima de él y quitarle toda la ropa.

Rebeca me pegó un pequeño codazo que me hizo volver a la realidad y dejar atrás esos pensamientos de Asher sin ropa.

—¿Kaira, me estás escuchando? — Volví a mirar a Asher quien me está mirando fijamente y su mirada me estaba provocando mucha calor porque no teníamos sexo como hace una semana y me estaba afectando—. ¡Kaira!

Rebeca volvió a pegarme un codazo y me giré molesta hacia ella.

—Sí, es solo que tengo la cabeza en otras cosas—muerdo mi labio inferior porque puedo sentir su mirada en mi nuca—. No lo sé, Rebeca, no quiero ir de fiesta este fin de semana. No me apetece para nada.

—A mí tampoco, quiero estar con Javiera y tener sexo con ella—declaró sin vergüenza y varios chicos la miraron—. ¿Qué? —le pregunto a un chico que no dejaba de mirarla.

Sonreí porque Rebeca es hermosa y también Javiera ambas te puede sacar suspiro por separadas y juntas. Y es normal que muchos compañeros tengan esa fantasía de todo hombre de ver a dos mujeres guapas haciéndolo, creo que el chico que está mirando a Rebeca la tiene.

—¡Dios mío, son tan babosos algunos hombres! —Exclamó ella—. Me asquean algunos de ellos.

Mordí mi labio inferior para no reírme. Miré sobre mi hombro y vi que Asher estaba dibujando algo porque estaba concentrado mirando su cuaderno. Observe de nuevo a Rebeca quien se estaba haciendo una pequeña trenza en su pelo.

—Los hombres son muy simples, Rebeca, ellos solo quieren sexo—le constaste de forma burlona.

—Y es por esa razón que amo a las mujeres—responde con una pequeña sonrisa. Ella miró de reojo a Asher y lo saludo con su mano—, pero hay hombres que quitan el aliento como tu ruso sexy.

No contesté porque en ese momento entró el profesor guapísimo de matemática y Rebeca soltó un pequeño suspiro, en realidad creo que todas suspiramos cuando entró el joven profesor musculoso de matemáticas de tan solo veintiocho años.

—Y bueno este hombre me calienta—me susurró Rebeca—. Este profesor parece modelo, no entiendo cómo es que no lo es. Me gustaría pegar un póster en mi pieza de él.

Solté una risa lo que hizo que profesor nos fulminara con la mirada y me calle. Si, el profesor estaba bueno, pero tenía un genio de mala leche que creo que ni con sexo se le pasa es como si tuviera un palo en trasero.

—Me cae mal—respondí, poniendo los ojos en blanco.

—Bah, igual suspira por él, pero si es un completo imbécil—susurro con una pequeña mueca—. Yo le pondría una cinta adhesiva para que no hablara porque en serio que es muy pesado—Ella soltó otro suspiro—. Tan belleza para un hombre tan antipático. La vida es injusta.

Solté otra risa donde se unió Rebeca y el profesor se giró molesto hacia nosotras dos. Trague duro. El profesor nos fulminó con la mirada y se cruzó de brazo, se aclaró la garganta antes de hablar.

—Las dos señoritas que no paran de susurrar y de reírse, nos podrían contar el chiste de su conversación—él nos miró fijamente con sus ojos azules—. Quiero que se separen y si no lo hacen se van a tener que ir de mi clase. Yo vengo aquí a enseñar y no hacer de payaso para ustedes dos.

Insuperable EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora