Capítulo 21

16.7K 893 185
                                    

Abracé a mi madre con fuerza y sentí como sus manos acariciaban mi pelo como cuando era una niña pequeña y ya habían pasado dos semanas que mi madre le había pedido el divorcio a ese monstruo y ahora estaba en la mansión de mi abuelito.

Cerré los ojos y ella soltó una pequeña risa.

—¿Te quedarás a dormir conmigo hoy pequeña? —Preguntó mi madre con un tono dulce que tanta paz me traía.

—No creo que me pueda mover si sigues haciendo esas caricias en mi pelo.

Nos quedamos calladas y solo se escuchaba el ruido de la película de la televisión. Me sentía feliz porque estas dos últimas semanas he visto mucho a mi madre e incluso más que hace años y me duele haber perdido tanto tiempo sin ella, pero ahora sé que lo podemos recuperar.

—Quiero pedirte perdón hija, fui una cobarde todos estos años—su voz se rompió y cerré los ojos con fuerza—. No supe protegerte de ese monstruo te puse en peligro tantas veces cuando eras niña y me quedé con él por miedo... No sabía cómo salir de ahí, tenía miedo de que te matara o que me matara y no puedo dejarte sola en este mundo con ese monstruo.

Cerré los ojos con fuerza porque no quería llorar o no quería recordar esos horribles recuerdos a veces incluso creo que los bloqueo de mi mente. Mi madre puso su mano en mi barbilla.

—Soy una mala madre—rompe a llorar y niego con la cabeza antes de abrazarla con fuerza—. ¡Dios, fui tan ciega! Al principio solo eran peleas con gritos y con cosas rompiéndose y al otro día él siempre compraba lo que rompía y llegaban con ramos de flores y promesa de amor que siempre rompían. Cada pelea fue subiendo cada vez hasta que llegó la primera cachetada.

—¿Qué edad tenías, mamá? — Pregunté un susurro.

Ella se limpió las lágrimas con un pañuelo desechable y me dio una triste sonrisa antes de acariciar mi mejilla.

—Tenía veintidós años hija. Él siempre tuvo problemas de carácter, era malhumorado, rebelde y guapo—hago una mueca de asco y ella suelta una risa—. No siempre fue violento, hija.

—Es un monstruo y siempre lo veré así, mamá. Yo. No. Tengo. Padre—dije cortante esas palabras—. El único padre que tengo es mi abuelo y nadie más.

Ella asintió con su cabeza y retiró mi pelo hacia atrás.

—Pero quiero contarte un poco sobre nuestra historia hija porque nunca quiero que tú pases por algo similar a lo que yo viví y si alguna vez llega a pasar me puedes contar por qué te entenderé más que nadie y jamás te juzgaré, ¿me lo prometes?

Asentí con mi cabeza porque ya había vivido una relación tóxica, pero mi madre ha estado demasiado tiempo ausente en mi vida para saber eso. Solo le he contado que estoy feliz con Asher, no quiero que se sienta más culpable.

—Lo prometo, mamá—conteste, abrazándola con fuerza.

—Quiero que entiendas hija que yo era muy ingenua y eran otros tiempos donde todo era mal visto y las mujeres aún no tenían tanta libertad como la tiene ahora. Conocí a Ismael cuando iba en la universidad en mi primer año de derecho y él ya iba en el tercer año. Ismael era típico chico malo millonario que no respetaba a nadie y tenía esa aura que a las mujeres las vuelve locas.

Hice otra vez mueca de asco y ella soltó una risa.

» Yo fui a la fiesta de bienvenida y ahí fue en donde lo vi, pero no creas que fue amor a primera vista al contrario lo odie porque sin querer le tire una bebida encima, se molestó mucho comenzado a decir que era otra borracha más y no estaba borracha si te lo estás preguntando. La casa estaba tan llena que todo el mundo empujaba y cuando estaba pasando por su lado le tiré todo el trago encima—ella soltó un pequeño suspiro antes de continuar—. Desde ahí comenzó nuestra historia tóxica. Comenzamos a salir, pero las citas siempre terminaban con alguna pelea y enojados, pero después él venía a buscarme y teníamos... pues sexo y así se ha convertido en círculo vicio que poco a poco todas esas actitudes se convirtieron en golpes, gritos y cosas rompiéndose.

Insuperable EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora