Capítulo 4

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Pasaron casi dos semanas en donde vi de lejos a Asher porque vi que estaba coqueteando con Jéssica, una chica que es bastante guapa. En cierta parte me sentía aliviada y solo hablamos de vez en cuando para el trabajo.

Ahora me estaba arreglando para ir al antro con mis amigos y también estaba invitado Asher, ya que Emilio realmente se llevó bien con él. Me pongo una falda negra con una polera blanca de manga larga, zapatillas blancas y chaqueta negra. Un conjunto fácil. La comodidad es lo mejor.

Cuando salí afuera vi que varios habían llegado y ya estaban tomando. Alex se acercó a mí y me miró de arriba abajo.

—Estás hermosa, bueno siempre lo estás—dice Alex tartamudeando. Lo que me hace reír y él me tomó de la cintura.

—Tampoco estás mal.

Me acerco a Emilio, quien está haciendo unos porros con Damián. En ese momento se me cruza Bianca con un vaso de cerveza.

—Esta noche la pasaremos increíble—le di un sorbo a la cerveza—. Emilio se ve tan sexy.

Hice una mueca de asco.

—Que es mi hermano, asco—digo con una sonrisa.

En ese momento suena el timbre y me acerco y abrí la puerta, me topo con Asher que viene con Jéssica. Saludó a ambos y los dejó entrar.

—Muy bien damas y caballeros siéntese por favor que el viaje va a comenzar ahora—Emilio y Damián prendieron los porros y comenzaron a pasarlo entre nuestro amigo; Asher negó con la cabeza y yo también.

La verdad es que nunca mezclo las cosas si voy a tomar alcohol, solo tomo eso y no fumo yerba. Alex me conversa sobre cualquier cosa.

—¿Seguro que no quieres? —Preguntó él.

Moví mi vaso de cerveza y negué con la cabeza. Me paré un momento para ir por mi celular antes de salir y por las llaves del departamento porque de seguro que Emilio se iba a casa de Bianca.

La puerta de mi dormitorio se abrió y me di cuenta de que era Asher. Seguí buscando entre mi mochila y las llaves, siempre se me estaba perdiendo, no sé cómo no me he quedado afuera aun de los tres años que vivo sola.

—¿Qué haces aquí? —Pregunte.

Vació todo el contenido de mi mochila en la cama y por fin salieron las llaves. Sentí como se acercaba, cuando levanté la vista lo tenía frente a mí y agachado para verme mejor.

—No debería estar aquí—le regañó.

—Me dejas pintarte—me pide improviso.

Pero bueno, qué le pasa a este chico con las pinturas, no hemos hablado casi en dos semanas y lo primero que dice es "me dejas pintarte" está loco y como una cabra—me digo a mí misma.

—No, Asher, ¿Qué te pasa? Está loco, no me voy a desnudar aquí contigo solo para dar rienda suelta a toda tu imaginación ¿lo comprendes?

—No te estoy pidiendo que te desnude—conste poniéndose de pie—. Solo quiero pintarte nada más.

—¿Para qué? Que ganas con hacerlo y qué gano yo. Mira, deja de molestarme y saca esa idea de tu cabeza, no me vas a pintar con ropa o sin ella—digo amablemente.

Él hace un puchero y se acerca aún más a mí.

—¿Por qué estás tan empeñado en dibujarme? —Levantó una ceja y él me muestra su ya típica sonrisa burlona—. Puedes tener a cualquier chica mil veces más guapa que yo. Así que déjame en paz con esa pregunta.

Insuperable EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora