10. Pion.

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CAPÍTULO 10

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CAPÍTULO 10.

PION

TORI

El sol hace horas que se ocultó en el horizonte y yo aún no podía pegar ojo. Volvía a tener miedo a quedarme dormida. No quería tener más pesadillas, aunque a la vez sí, ya que, ahora que sabía que podrían tener algo en común con la realidad, podría ser una buena forma de obtener información de la nada, como si fuera un don.

Levanté el torso del colchón de la cama, cansada de estar dando vueltas sin poder dormir. Las noches así eran desagradables. Alargué el brazo hacia la mesita de noche para alcanzar mi móvil. Lo encendí y vi en la pantalla la hora. El reloj marcaba las dos de la madrugada.

Por un momento recordé la vez en la que Alex se presentó sobre esa hora en mi casa en busca de mi ayuda. Ese día me sentí súper bien a su lado. Además, justo esa noche empezamos a tener algo. Él confío en mí para contármelo todo y al final lo traicioné... Bueno, no fue realmente mi culpa, ya que ni besé a Gerard ni secuestré a Zada, pero me sentía culpable después de todo.

Eché a un lado las sábanas que cubrían mis piernas y me senté en la orilla de la cama. Suspiré con los ojos cerrados y una lágrima se deslizó por mi mejilla.

Me dolía bastante el pecho, justo la zona donde se encontraba el corazón. Me entristecía que Alex no se mostrara ni un poco a mi favor o que intentara comprenderme y creerme. No obstante, yo a él sí lo entendía.

Alex era un chico bastante desconfiado y le costaba abrirse ante las personas después de vivir rodeado de personas que lo dañaban, como su padre. A mí me dio la oportunidad de entrar en su vida y no tuve cuidado con mis pasos. Al ser un chico tan solitario que ha sufrido mucho a lo largo de su vida, cuando alguien lo traicionaba, le costaba más volver a confiar. En realidad, era algo parecido a lo que me pasaba a mí normalmente.

Abrí el primer cajón de la mesita de noche y rebusqué entre la ropa interior una cosa. Tenía en mis manos una de las fotos que me eché con Alex. Era un collage de cuatro imágenes. En la primera, él estaba con la capucha de su sudadera y ambos sonreíamos a la cámara. En la segunda, él me miraba con cara rara mientras que me miraba y yo sacaba la lengua. En la tercera, salíamos haciendo el tonto. Y en la última, estábamos besándonos. Arrugué la foto con mis propias manos y la arrojé contra la pared.

Miles de lágrimas reclamaron salir por mis ojos y yo les concedí el deseo. Tenía un nudo en el pecho que me ardía. Seguía en mi cama, por lo que eché mi cabeza sobre la almohada, al igual que mi torso, y la inundé de agua. Me abracé a mí misma para quitarme ese frío que mi cuerpo estaba generando al sentir el corazón partido.

De repente, algo se cayó del escritorio, revotando en el suelo y alarmándome. Levanté la cabeza para identificar qué era y no se veía nada. Simplemente estaba la fotografía arrugada en la esquina donde se situaba el cubo de basura.

Escorpion [SUSAC#2]Where stories live. Discover now