25. El destino.

56 8 1
                                    

CAPÍTULO 25

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

CAPÍTULO 25

EL DESTINO

ALEX

Mis manos se resbalaban y no podían seguir conteniendo todo mi cuerpo en el aire. Me encontraba agarrado de un tronco, o más bien de una pieza de un puente de madera que había antes y que ahora estaba completamente destruido.

El sudor no solo caía de mis manos, sino también de mi cabeza. Estaba ejerciendo toda la fuerza posible para no caerme al vacío, que era realmente un gran arroyo con un fuerte caudal. Había rocas que sobresalían del agua y algunas parecían incluso puntiagudas. Si mis manos se rendían y caía al agua, podría pasar dos cosas: caer encima de una piedra puntiaguda o ser arrastrado por la corriente, provocando que mi cuerpo chocara con fuerza contra las rocas. En ninguna de las dos situaciones podría salvarme.

No sabía si podría aguantar más tiempo aguantando todo mi peso y no podía subir a la superficie ya que no tenía soportes para apoyar los pies. Es decir, me encontraba volando en el aire, buscando con los pies algún lugar donde apoyarlos mientras me agarraba al trozo de madera que había en el suelo antes de caer al barranco.

Los ladridos de los perros que antes me perseguía dejaron de escucharse nada más yo resbalarme y caer. Esos hombres mandaron a esos animales seguramente para matarme a mordiscos a sangre fría. Cuando sus mascotas se dieron cuenta de que posiblemente ya estuviera muerto —ya que caer en esa corriente de agua era un suicidio—, se marcharon con sus amos. Sin embargo, no se percataron de que realmente no acabaron conmigo. Aunque mejor no cantaba ya victoria, porque no iba a aguantar mucho más tiempo.

Una aflicción inexplicable recorrió mis brazos, a los cuales se les marcaban las venas y los músculos al estar ejerciendo tanta fuerza. También me dolía la cara, puesto que estaba apretando tanto los dientes que me daba hasta dolores de cabeza.

Maldecía la hora en la que me enamoré de Victoria Watson. Cuando ella se adentró de nuevo a la fiesta en busca de mis amigos, no pude evitar ir tras ella. Louis se interpuso al principio, pero Ayleen me ayudó a distraerlo y me escapé. Algo dentro de mí me decía que confiara en Victoria y quería hacerlo, pero no podía dejar llevarme por mi corazón y menos ahora que ella iba a ir a por Zada.

Victoria nos ordenó que nos escondiéramos mientras que ella buscaba a Zada y a Dexter. Quizá sus intenciones fueran buenas y estuviera diciendo la verdad, puesto que Ayleen se encontraba conmigo a salvo. No obstante, tenía que asegurarme de que no era una estrategia para hacerle de nuevo daño a Zada, o esta vez a Dexter, para así volver a tenderme la trampa.

Entonces, pude comprobar que mis mínimas sospechas se hicieron reales cuando me encontré de nuevo a Victoria dentro de la fiesta. Su mirada había cambiado a una más sombría, al igual que su rostro entero. Sin embargo, eso no fue lo que me asustó, sino sus palabras:

Escorpion [SUSAC#2]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt