Una pequeña chispa

428 51 21
                                    

《Jack》

-Eres muy lista-le dije al ver lo que había hecho y sonreí, pero ella no contestó.

Mi brazo dolía, mucho. Ni siquiera el invierno pasado cuando caí del trineo en una carrera contra Jamie me había lastimado así.

Pero más allá de eso, estaba bien.

Quien realmente me preocupaba era Elsa, caminaba de un lado a otro con una expresión de angustia.

-¿Qué pasa?- cuestioné.

-Nada, tengo todo bajo control- respondió y luego se acercó.

Con ayuda de sus poderes fabricó una venda de hielo alrededor de mi brazo.

-Gracias- sonreí.

La chica volvió a caminar de un lado a otro y escuché que murmuraba algunas cosas.

-Es mi culpa...

-¿Qué? No, claro que no es tu culpa, fui yo quien se distrajo- protesté inmediatamente.

Volteó a verme dándose cuenta de que había hablado demasiado fuerte.

-Si no te hubiera tomado del brazo...

-Hubiera sido peor, hubiera chocado contra un árbol y toda mi cara pudo haber quedado arruinada, ¿te das cuenta? Salvaste lo que me hace ser tan encantador- dije pasando una mano por mi cabello con egocentrismo y reí.

La chica soltó una carcajada y luego se tapo la boca con una mano. Era la primera vez que la escuchaba reír así, y sinceramente, me parece adorable.

-Estaré bien. Soy un guardián inmortal, así que mi brazo sanará más rápido.

-¿Qué?-de inmediato la expresión de la chica cambió a alivio.

-Aww, ¿te preocupaste por mí, princesa?- sonreí y sus mejillas se tornaron color carmesí.

-Claro que no- contestó mirando hacia otro lado.

-¿Sabes? a veces siento que no te caigo bien.

-No me das confianza, Jack Frost-volteó y me miró a los ojos con seriedad- Sigues siendo un extraño que vino a exigirme no usar mis poderes por alguna razón desconocida.

-Ya te dije que es por el bien de los niños de Arendelle y el Bosque Encantado- contesté.

-Si fuera por el bien de los niños hubieras dejado todo como estaba, yo ya los hago felices ¿Por qué algo me dice que mientes?

Sentí una ligera culpa, ella tenía algo de razón. Realmente no lo hacía por los niños. Solo había venido para demostrarle a Conejo que no soy un miedoso.

-No busco dañar a nadie. No tienes porque desconfiar de mí, podemos ser amigos, Elsa- sonreí y nuestros ojos se encontraron, por un momento pareció confundida.

-¿Amigos...?

-Si, es una lástima que seamos los únicos con poderes de hielo y nos llevemos así de pésimo, seguramente tenemos muchísimo más en común ¿no crees?



𝑬𝑳 𝑪𝑶𝑺𝑻𝑶 𝑫𝑬𝑳 𝑶𝑳𝑽𝑰𝑫𝑶  [𝐉𝐞𝐥𝐬𝐚]Where stories live. Discover now