Me haces daño

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《Jack》

Me senté en el tejado de una casa en Arendelle, mientras miraba el atardecer.

Mis ojos se cristalizaron, las lágrimas cayeron por mis mejillas como querían hacerlo desde hace tiempo.

Me sentí más solo que nunca en mi vida, y eso que fui invisible para todos durante casi una década.

Elsa es la única persona que quiero a mi lado y sin ella, no me queda nada, no quiero dejar de verla ni estar lejos, yo la amo, incluso más que a mi mismo.

Antes de conocerla mi libertad era lo más importante, divertirme, hacer bromas, pero hoy puedo decir que podría dejarlo todo con tal de verla feliz y eso incluye dejarla ir.

Prefiero mil veces alejarme y soltarla que verla sufrir por la oscuridad y que llegara a odiarme.

Tal vez Hada tenía razón, me he vuelto tan dependiente de Elsa que me olvidé de tener amor propio...

Las lágrimas nublaban mi vista, pero no limpié ninguna, deje que el viento que ya empezaba a tomar fuerza, las secara.

Me duele aceptarlo, pero tengo que olvidarte, princesa.

Te prometo que es por el bien de los dos, si me alejo de ti no estarás en peligro de descubrir la verdad y nunca se cumplirá la profecía.

No sé si se puede dejar de amar, pero voy a intentarlo con tal de salvarte, de salvarnos...

Y haré lo que sea necesario para lograrlo.

Observé mi muñeca, me quité la pulsera de hielo y la estrujé contra mi pecho, inhalé y luego la lancé al vacío, casi pude escuchar un pequeño "crack", pero estoy seguro que ese sonido no provenía de la pulsera, sino de mi corazón.

Permanecí mirando hacia el infinito durante un rato hasta que anocheció y la Luna se hizo presente.

Tenía que empezar a tomar las riendas de mi vida de nuevo y distraerme con algo o me quedaría llorando ahí por siempre.

Respiré profundamente y saqué la esfera de hielo para teletransportarme.

—Llévame con Hada.

En un instante aparecí en el Palacio de los Dientes, en un lugar donde nunca había estado, la terraza en la que Tooth solía meditar.

Solo había un par de cojines en el piso de madera a lado de una maceta con forma de diente; y en la pared blanca, un cuadro de tela que tenía pintada una mandala de colores brillantes.

Ella estaba sentada en el suelo en posición de loto, con los ojos cerrados, transmitía una tranquilidad increíble.
Me senté a su lado creyendo que no notaría mi presencia.

—Volviste— pronunció serena y mantuvo los ojos cerrados.

—Tenías razón, ella no siente nada por mí, Tooth— admití — Tal vez es hora de dejarla ir, lamento si te hice daño por ser tan necio...

—Yo siempre estaré aquí para ti, Jack. Siempre...— su expresión no cambió.

—¿Me enseñas a meditar?— le pregunté ladeando una pequeña sonrisa para romper el hielo.

—Sería un placer— sonrió levemente al mismo tiempo que abrió los ojos.



《Narrador》

Pasaron semanas y la ex reina de Arendelle ya había regresado con el abuelo Pabbie para explicarle lo que pasó con el libro que le pidió. El sabio troll le dijo que no debía preocuparse, ya encontrarían otra solución buscando en su biblioteca.

𝑬𝑳 𝑪𝑶𝑺𝑻𝑶 𝑫𝑬𝑳 𝑶𝑳𝑽𝑰𝑫𝑶  [𝐉𝐞𝐥𝐬𝐚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora