(K) ¿Conoces la vergüenza?

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¿No les ha pasado que cuando están viviendo de lo más tranquilos con sus problemas y dificultades cotidianas, de repente, llega alguien a romper su equilibrio y no saben cómo actuar o qué decirle o qué hacer?

Es como que tu vida es tan normal y simple, y de repente, ¡PAM!

—¡Auch! —dice una voz frente a mí.

—¿Nia? —pregunto confundida saliendo de mis pensamientos.

—¡Kara! Justo a ti te estaba buscando —exclama mi amiga con emoción.

—¿A mí?

—¡Claro! Winn, James y yo saldremos a comer y me preguntaba si quieres ir con nosotros —explica sonriendo.

Antes de responder, el señor Carr llega a mis espaldas y habla con su voz de jefe molesto: —¡Danvers, los reportes de finanzas! No te pago para quedarte en los pasillos de la compañía a chismear.

Ruedo los ojos sabiendo que no puede verme.

—No ruedes los ojos, apúrate —dice con desesperación tintando su voz.

¿Desventajas de trabajar tanto tiempo con la misma persona? Conoce tus manías mejor que nadie.

—Enseguida, señor Carr —respondo al fin dándole una mirada apenada a Nia que sigue esperando una respuesta. —Hoy es viernes, ¿qué te parece que vayamos al bar del centro?

Nia solo asiente decepcionada y me hace una mueca que indica que me mandara un mensaje con los detalles. Me giro y comienzo a caminar hacia la oficina de mi jefe de nuevo.

—¿Tienes los reportes?

—Están en el lado derecho de su escritorio como le dije hace menos de quince minutos, señor Carr —replico tratando que la molestia de mi voz no se distinga.

—Bien, puedes ir a almorzar.

Frunzo el ceño y antes de quejarme, mi jefe recibe otra llamada y me agita la mano con insolencia en señal de que tengo permiso de marcharme. Es una clara indicación de que tengo que salir de allí porque la llamada es confidencial e importante.

—Lena, qué gusto escuchar tu voz. ¿Lista para el tour de la siguiente semana? —Es lo único que alcanzo a escuchar antes de que la puerta a mis espaldas se cierre.

"Amo mi trabajo, amo mi trabajo, amo mi trabajo", es lo que me repito a mí misma cuando ya hay una distancia prudente entre mi jefe y yo.

Realmente, me gusta lo que hago. La paga es magnífica, el ambiente de trabajo no es tan malo, la empresa queda ridículamente cerca de donde vivo... Claro, el horario es algo inestable, pero tengo muchos beneficios que me ayudan a sobrellevar esa inestabilidad y no es un trabajo complicado. Pero... el señor Carr... el señor Carr me desespera todo el tiempo.

MESSAGES

Kara
Hoy, 13:30 PM
Mátame, por favor. Mi día ha estado increíblemente pesado. ¿Ideas para mejorarlo?

Antes de darme cuenta de lo que hago, presiono la tecla de enviar. Segundos después, reacciono y me golpeo mentalmente. "¿Qué haces, idiota?", me regaño a mí misma. Maldigo por lo bajo mientras busco las opciones del mensaje y lo elimino.

Agito la cabeza y guardo mi teléfono.

Me voy a mi escritorio y busco mi agenda para ver el demás trabajo que debo de hacer para el señor Carr. Antes de comenzar a trabajar, abro mi cartera para buscar mi monedero. Tengo que alimentarme si quiero sobrevivir este día. Para mi sorpresa, dentro de ella, encuentro una bolsa de papel. Sonrío al instante comprendiendo qué significa eso.

ROMA SIN TI | SUPERCORPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora