(K) Lirios y narcisos

5.5K 458 163
                                    

Ya es domingo por fin, y eso solo significa ir a la cita que le prometí a Lucy el viernes por la noche. Quedamos en vernos en un pequeño café a cinco cuadras de mi apartamento. No está demás decir que es mi lugar favorito en el mundo después de mi casa.

Sirven el mejor café de la ciudad y el ambiente es simplemente mágico. Los dueños son un amor y siempre te reciben de la mejor forma posible.

Cuando entro al restaurante, veo a John Jones levantar su mano en forma de saludo acompañando su gesto con una cálida sonrisa.

Se acerca a mí con rapidez y dice: —Kara Danvers, tenías rato de no pasarte por acá. ¿Lo mismo de siempre?

—Ya me conoces, John. Soy una chica de costumbres —le devuelvo la sonrisa asintiendo.

—Siéntate donde siempre, empezaré a preparar tu orden.

—¿Puedes también traerme una porción de brownies y un café con leche de almendras y uno de azúcar, por favor?

—Enseguida —dice alejándose con la misma sonrisa de antes.

Me quito mi abrigo y me acerco a la mesa que siempre uso cuando vengo a este café. Saco mi libro de mi bolso para matar un poco el tiempo mientras aparece Lucy.

Me concentro tanto en la lectura de Madame Bovary que no me doy cuenta de la presencia de mi amiga hasta que está a mi lado y me sopla la oreja provocándome un escalofrío.

—Antes de que te quejes, tengo que decir que en mi defensa llamé a tu nombre tres veces y no hubo respuesta —dice cuando ve mi mirada asesina.

Mi expresión se suaviza cuando noto su tierna sonrisa pintando su rostro. Agh, Kara, eres una débil.

—¿Otra vez Madame Bovary? —pregunta retóricamente cuando mira el título del libro en mis manos.

—Soy fan de los clásicos —me defiendo.

—Es el único clásico que has leído más de tres veces.

—Bueno... sí, pero es muy bueno.

Lucy niega con la cabeza, pero se mira divertida por la situación. Saca su teléfono y comienza a escribir en él.

—Creí que querías que habláramos —digo confundida mientras pongo el separador en la página en la que me quede.

—No me pondrás atención ahorita, vas por la mitad de ese capítulo y detestas quedarte a la mitad —apunta con obviedad.

Abro la boca con sorpresa porque incluso después de años conociéndonos todavía me impresiona lo fácil que Lucy parece leerme siempre.

—Termina de leer y hablamos cuando John venga con la comida. —Me alienta mientras empuja el libro hacia mí.

Le doy una sonrisa grande y regreso mi atención al libro en mis manos.

No pasa mucho tiempo hasta que John se acerca a nosotras con nuestro pedido en una bandeja de metal.

—¡Lucy Lane! Qué maravilla tenerte por acá, ¿qué te trae a la ciudad? —cuestiona el moreno cuando se da cuenta de quién es mi compañía.

—Este pequeño bombón frente a mí, por supuesto —habla con seguridad.

Me remuevo en mi asiento con nervios.

Lucy siempre es así de cariñosa conmigo y nunca le da miedo demostrarlo en público.

John se ríe y termina de dejar las cosas en nuestra mesa. Luego, dándole una palmada en el hombro a Lucy, se va a la cocina del café.

—¿Qué haces acá realmente? —pregunto curiosamente.

ROMA SIN TI | SUPERCORPOnde histórias criam vida. Descubra agora